¿QUÉ TAN IMPORTANTE ES EL PERFUME?
Publicado en
octubre 26, 2014
Perfumarse es una ciencia, y la mujer que la domina lleva muchos puntos a su favor en el juego del amor.
Por Victoria Puig de Lange.
La mujer que diga que a ella la moda la tiene sin cuidado, posiblemente está diciendo la mentira más elegante de su repertorio. Hay algo sutilmente chic en lograr que el mundo crea que esa apariencia perfecta, ese "look" de estudiado descuido, es simplemente su manera de cubrirse. "Son solo trapos", decía una chilena que trataba en vano de ocultar su locura por los trapos "después de todo, uno no puede andar desnuda". Por supuesto. Por eso hacía cuatro viajes al año a Buenos Aires, a renovar un vestuario que incluía ropa para jugar golf, ropa "casual", y ropa engañosamente simple para diferentes horas del día: el almuerzo, el té, los cocteles, la cena y el teatro. Todo en un afán de probar que a ella "la moda la tenía sin cuidado".
ANGULOS DIFERENTES
Cuando una de estas mujeres se casa, el asunto puede alcanzar proporciones gigantescas, depende del ángulo desde dónde se mire. Está el de la madre de la novia, que pasa los días enterrada en diferentes listas para no olvidar un solo detalle: "La boda de Leonorcita debe ser inolvidable"... ésta, por su parte, se comporta como si fuera la primera mujer que va a entrar a una iglesia vestida de blanco y una corona de azahares ¿El novio? Ya casi no lo ve... ¿en qué tiempo? Y está el padre de la novia, tratando de convencer a sus dos mujeres de que "créanme, las bodas sencillas son más elegantes". Inútil.
"¿Qué sabes tú de eso" . Nadie le hace caso, ni a él ni al novio, por lo que terminan los dos tomándose un trago juntos, mientras un séquito de gente extraña va de un lado a otro llevando muestras de flores, prendas de chiffon, de encaje y un sinffn de transparencias y misteriosos detalles. En medio de todo, Leonorcita circula extasiada, totalmente absorta en todos esos detalles maravillosos.
De pronto aparece el Hada Madrina, en la forma de la tía Isis, famosa en la familia por haberse casado cuatro veces y enviudado otras tantas, sobreviviendo a cada catástrofe más linda que nunca, y oliendo a gloria: "¿Has pensado en los perfumes?", preguntó a su sobrina mirándose la punta de la nariz en un espejito de mano. Y ante la mirada de pregunta de su sobrina, continuó impasible: "Mira, Leonor, en la luna de miel, eso es más importante que cualquier deshabillée". En las semanas que siguieron, Isis puso a su sobrina al tanto de la ciencia de perfumarse para alimentar el romance, y palabras como jazmín, menta, Ilang-ilang, Almizcle del Himalaya, Vetiver, pachulí, incienso y mirra, Roble de Bulgaria, Sándalo de Borneo y simple naranja agria, pasaron a ser vocablos que conjugaron en un plan para crear un vestuario de olores y estados de ánimo propicios para el amor. Porque según lsis, que tenía manos como trozos de nácar, el perfume es lo más personal en el arreglo de la mujer, y nunca debe adquirirse porque nos gustó en otra piel, ya que éstos nunca huelen igual en dos personas. "Hay pieles que absorben fácilmente los aceites esenciales, y otras no", decía con convencimiento. "También es conveniente elegir el perfume en la tarde, cuando el sentido del olfato es más intenso, y nunca comprar perfume bajo presión, porque ésta afecta los vasos sanguíneos que a su vez perturban el olfato. Por razones similares, tampoco debe probarse una fragancia después de almorzar algo muy condimentado, como ajo, curry o salsas picantes porque el olor de los alimentos sale por los poros creando cierta confusión. Y jamás deben probarse más de dos o tres perfumes al mismo tiempo, haciéndolo siempre en la piel, no aspirándolos del frasco. Mejor aún, aplícalos y deja pasar unos diez minutos antes de decidir si son o no de tu gusto".
DE HERMES A ARMANI
Las pieles secas, o la de personas muy sensibles y nerviosas, tienen dificultad en retener las fragancias, por lo que necesitan aromas profundos y complejos como Caléche de Hermes, o Shocking, de Schiaparelli. También pueden optar por usar esencias suaves y aplicarlas frecuentemente. "Yo creo", decía la tía Isis a Paulina, "que perfumarse es una ciencia, y la mujer que la domina lleva muchos puntos a su favor en el juego del amor. Trátalos como joyas. Si te regalan un frasco grande, pasa un poco a un envase más pequeño para el uso diario, lo que impedirá que ácidos y aceites se introduzcan continuamente en la botella grande. Y guarda los frascos grandes en lugares oscuros y frescos, para prolongar la vida del perfume. Considera los cambios de clima. Durante los meses de invierno, usa fragancias más fuertes y cálidas, y cuando llegue el verano, adopta una más suave y menos concentrada". Este aprendizaje de cómo usar el perfume, tomó varias semanas, y Paulina resultó una alumna precoz. ¿Cómo usar la fragancia para lograr el máximo efecto?
LA EFICACIA DE UNA FRAGANCIA
Isis estaba en su elemento. No en vano había probado la eficacia del perfume en cuatro hombres dispuestos a dejarse seducir, y que, quién sabe, tal vez habían partido en el viaje definitivo con una sonrisa en los labios, envueltos en el perfume que ella emanaba.
"Allí estamos hablando de diferentes técnicas", decía adoptando su pose de Faye Dunaway en China Town. "Una es usar la misma siempre, para crear una identidad y un recuerdo. La otra es la de tener un 'guardarropa' de fragancias, para usar en ocasiones diferentes, distintos estados de ánimo, el clima y el lugar. Porque cambiar de esencia es un placer sensual. La fragancia es tan necesaria como la música o la luz. Yo cambio de perfume según mi estado de ánimo y el papel que quiero jugar en un momento dado".
Según Isis, el perfume debe colocarse en lugares claves, ahí donde hay humedad: la curva del brazo, la nuca. Porque allí la sangre corre más cerca de la piel y el calor realza la esencia. Hay que perfumarse los tobillos, la parte posterior de las rodillas, porque el perfume sube, y la fragancia se sentirá con cada paso que dé la mujer que lo lleva.
Dicen que Diana de Gales ponía gran énfasis en el perfume, y aseguraba que para saber si un perfume era el adecuado para ella, no se lo colocaba por gotas en el escote. Elegía varias esencias, y luego literalmente se bañaba en ellas... ¡las vivía! Y alguna vez se la oyó decir: "Cambiar de perfume según cada estado de ánimo, es un privilegio". Los grandes diseñadores, que sólo llegan a consagrarse cuando han lanzado un perfume, saben bien el poder que éste tiene. Después de años de investigaciones, Giorgio Armani eligió para su primer perfume un aroma fresco y femenino para usarse a cualquier hora "porque el perfume es el arma secreta en el arte de la seducción. Un arma invisible en manos de la mujer".
Nina Ricci siempre se acogió a las fragancias florales, y gusta presentarlas en envases sensacionales, algunos de Lalique... El último perfume de Carolina Herrera, Chic, es la esencia de la elegancia, y nos hace pensar en el estado fisico ideal. Oscar de la Renta considera el perfume el toque final de la mujer elegante. Una segunda piel, que debe tratarse como tal. "La mujer que cambia constantemente de perfume", dice, " nunca hará una impresión duradera, porque son las fragancias las que las hacen inolvidables. Cuando una mujer usa un perfume consistentemente, éste deja de ser Lanvin, Givenchy o Coty para ser simplemente su perfume, su sello propio".
"Tampoco busques", fue el último consejo de Isis a su romántica sobrina, que el perfume haga el milagro de hacerte irresistible. Eso lo haces tú, pero el aroma que despides traduce tu encanto, te reviste de una identidad tuya y de nadie más. Adlai Stevenson, que además de gran señor, sabía algo de seducción, dijo una vez, recordando a Jackie Kennedy, de quien vivió locamente enamorado: "Lo menos que realmente le interesaba, era el olor de un perfume. Con él, ella establecía simplemente, una presencia... creaba un recuerdo".
Fuente:
Revista HOGAR, Septiembre 2002