LA MAGIA DE LOS CRISANTEMOS
Publicado en
octubre 05, 2014
Una creación moderna: una, arañuela rosada.
Un otoñal despliegue de crisantemos ebrios de sol adorna un sendero que cruza los jardines forestales de Sterling, cerca de Tuxedo, en Nueva York.
Por Frank Taylor.
Gracias a los esfuerzos combinados de la Naturaleza, la ciencia y la libre empresa, los llamativos crisantemos están floreciendo en una maravillosa gala de formas y colores.
Un nuevo soberano reina hoy en el mercado de flores: el crisantemo. Después de tres milenios de florecer solamente en el otoño, el crisantemo, por obra y gracia de los expertos en floricultura, nos regala la vista ahora todo el año bajo nuevas y atrayentes formas que lo asemejan a margaritas, zinias, dalias, arañuelas, plumillas, anémonas, flores de espino, pomposas y capullos.
Estas metamorfosis del crisantemo datan de 1928, fecha en que H.A. Allard, de la Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos, hizo el ensayo de cubrir los crisantemos con un paño negro por espacio de varias horas diariamente, durante el verano, con objeto de hacer las noches más largas que los días. Resultado: el brote de los engañados crisantemos. El experimento demostró que el fototropismo de los crisantemos obedece a una ley de periodicidad, esto es, que si los días son más cortos que las noches, bien por un fenómeno natural, bien por medios artificiales, aceleran el paso de su florescencia para completar su ciclo de crecimiento.
Mediante ese artificio los botánicos descubrieron que podían hacer florecer completamente esquejes de crisantemos en tres o cuatro meses, en cualquier época del año. No obstante, cuando los floricultores de invernadero se enteraron del caso, se negaron a darle crédito.
G. Ramsey Yoder entre sus crisantemos.
Pero los hermanos Yoder, de Barberton (Ohio), no compartieron esa incredulidad y resolvieron jugarse el todo por el todo a la carta de los crisantemos. Abandonaron el cultivo de otras flores, contrataron los servicios de un mago de la hibridación, William Duffett, para empezar la producción esquejes con la esperanza de fomentar la industria de producir crisantemos en gran escala, acordándose tal vez de que "crisantemo" es voz griega que significa "flor de oro". La aventura tuvo resonante éxito. Hoy los Yoder marchan a la cabeza de los productores de crisantemos y de los creadores de nuevas variedades. De sus extensos invernaderos, que ocupan varias hectáreas de terreno, así como de los de las compañías asociadas a los hermanos Yoder en Ohio, California, la Florida, Dinamarca, Cerdeña y Ontario, se venden semanalmente cerca de cuatro millones de esquejes de más de 700 variedades, ya enraizados, de diez días, de ocho centímetros de alto. Aunque los floricultores modestos pueden producir y enraizar sus propios esquejes, les resulta muy difícil obtener ejemplares de alta calidad, inmunes a las plagas, a un precio inferior que los grandes cultivadores. Esta empresa de propagar, como en una línea de montaje, los crisantemos, constituye hoy uno de los triunfos más sorprendentes en el mundo de los negocios.
Pero los Yoder no son los únicos, ni mucho menos, en este comercio. Les han salido varios competidores, el más fuerte de los cuales es la California Florida Plant Corporation, dirigida por los cuatro hermanos Shibata, que produce 50 millones de crisantemos al año.
Riqueza floral: estos tres ejemplares ponen de relieve la pasmosa variedad de tamaño, forma y colores que es posible obtener en los crisantemos
Tanto los Yoder como sus rivales los Shibata, emplean baterías de computadoras para encauzar el complicado proceso de producción en masa y acrecentarlo hasta el límite necesario para servir los pedidos extraordinarios en ciertas señaladas festividades: la Pascua florida, el Día de las Madres, el de Acción de Gracias y la Navidad. Merced al servicio aéreo de carga en aviones jet, los planteles de California, o la Florida, u Ohio están en condiciones de suministrar un millón de plantitas de 10 días, que a la mañana siguiente están ya en invernaderos adecuados en cien ciudades diferentes. También es factible conservar, durante unos 30 días, esquejes sin tierra en cámaras frigoríficas a temperaturas próximas a la congelación.
El esquivo sueño de los floricultores y cazadores de mutaciones, es la obtención de un crisantemo azul. Hasta ahora no hay ninguna variedad conocida de flores en que se den todos los colores del espectro; pero los cultivadores de crisantemos no pierden la esperanza; en tibores de la antigua China, las delicadas, sutiles, manos de artistas desconocidos han pintado crisantemos de un azul puro. Cualquier afortunado día, el gen de esa perdida variedad reaparecerá en algún invernadero o en un jardín particular, tal como misteriosamente ocurrió con cierta variedad verde que apareció simultánea e inopinadamente en varios jardines. Para aumentar la posibilidad de éxito, algunos floricultores exponen las plantitas a la acción de los rayos X, o de los rayos gamma de cobalto, o las tratan, por vía química, con colchicina, o con gas de mostaza, lo cual hace subir el índice de mutaciones.
Jerry Shibata (der.) inspecciona una flor
Los crisantemos plantados en tiestos, o macetas, no son, por lo común, lo bastante resistentes, o florecen demasiado tarde para ser trasplantados con éxito en la mayoría de los jardines. Pero ciertas variedades resistentes que se venden en tiestos en la primavera, volverán a florecer en el otoño, si se las trasplanta al aire libre. Hay devotos del crisantemo que reproducen sus propias plantas o adquieren variedades criadas especialmente para jardines al aire libre, o para las exposiciones públicas de otoño. En septiembre y octubre los esquejes se han convertido ya en ramilletes de capullos (si el jardinero particular tiene el corazón lo bastante duro para frenarles el crecimiento hasta mediados de julio, en que alcanzan una longitud de más de 15 centímetros), o en extraordinarios ejemplares de más de metro y medio de altura.
Hay otra manera de comprar crisantemos. En todos los jardines comerciales se venden ahora, como novedad tentadora, unos crisantemos de "color instantáneo" que vienen en pequeños recipientes y están destinados a que los trasplanten en otoño a los jardines caseros.
En el invernadero de su traspatio de Walnut Creek (California), Joseph Millett y su esposa cultivan 250 variedades y han ganado más de 20 premios importantes.
De todo lo dicho se infiere que debe tenerse por cosa de milagro el hecho de que el crisantemo, como por arte de magia, haya pasado a ocupar el lugar favorito en el mundo de las flores.