Publicado en
octubre 05, 2014
Averigua si sufres de este mal y busca la solución. Está en tus manos prevenir antes que lamentar.
"La hipocondría está definida como el miedo a tener o a creer que se padece una enfermedad grave, basándose en la interpretación errónea de síntomas corporales. Esta situación lleva a la persona a visitar asiduamente médicos y a someterse a constantes chequeos clínicos", afirma Daniella Medina de Massúh, sicóloga clínica.
Para llegar a un diagnóstico de hipocondría, el individuo debe presentar este trastorno durante por lo menos 6 meses. En este tiempo, la preocupación de sufrir una dolencia se presenta como una excesiva ansiedad que provoca un malestar corporal generalizado. Los síntomas físicos suelen centrarse como un dolor en el abdomen, pecho, cuello y cabeza, mientras que sicológicamente afecta el entorno emocional, social y laboral.
"El hipocondríaco está más preocupado por el significado de su dolor que por la afección física que siente. Como le aterra la idea de estar enfermo, siempre deduce tener una patología sin cura como cáncer, sida o algún problema con el corazón. Habitualmente, se contradice, ya que busca ayuda médica para la explicación a su sintomatología, pero no logra tener una relación positiva con el doctor porque siente desconfianza en él, al ver que se desvanecen sus sospechas", agrega la especialista.
La persona perturbada por este trastorno es emocionalmente inestable y, como consecuencia, manifiesta problemas en su vida cotidiana. Esta afección va de la mano con la ansiedad, la depresión y con conductas de evitación. "El hipocondríaco tiene gran sensibilidad del sistema nervioso, por lo que tiende a evaluar exageradamente lo que le sucede". Expresa.
Pero este mal tiene cura. Las primeras intervenciones con un profesional son orientadas a reducir la ansiedad. Luego, se aplica la terapia cognitivo-conductual para trabajar los pensamientos y presentimientos negativos sobre posibles enfermedades incurables, orientando al paciente a centrarse en temas menos dañinos y que reduzcan sus temores. "Si la ansiedad y la depresión son excesivas, es necesario prescribir medicamentos específicos que las combatan", advierte la terapeuta.
LO QUE HAY QUE SABER
● No es un enfermo imaginario.
● Su esquema de pensamientos se caracteriza por ser rígido. Se anticipa a lo que sucederá y sobredimensiona el sufrimiento.
● La pregunta común que realiza es ¿Y, si...?. Por ejemplo, ¿y, si nunca encuentran qué es lo que tengo?.
● Debe estar consciente de que padece un trastorno perceptivo, cognitivo y sicológico que lo hace sufrir y deteriora su vida emocional y social.
Asesoría: Daniella Medina de Massúh, sicóloga clínica, terapeuta emotivo conductual y directora del Centro Sicológico Edutrec. Circunvalación Sur 607 Telf.: 2389449. Guayaquil.
Fuente:
Revista HOGAR, Febrero 2009