LAS FOBIAS: MÁS ALLÁ DEL MIEDO
Publicado en
septiembre 30, 2014
Si un simple temor le saca de control y no hay manera de poder vencerlo, probablemente una fobia está dominando su vida.
Por Alexandra Zurita Andrade.
Un sudor frío empieza a correr por todo el cuerpo, las manos le tiemblan y siente que las piernas se le doblan. Sin saber por qué, una punzada en el estómago se hace presente y el corazón late aceleradamente; la mirada se nubla, no puede hablar y tiene problemas para respirar. Está fuera de control. No, no se trata de una escena de una película de terror sino de los síntomas que sufre una persona frente a un estímulo fóbico.
Miedo a las alturas, desconfianza a sitios con mucha gente, temor a hablar en público, pánico a viajar en avión, horror a los lugares cerrados... si una de estas situaciones le son familiares usted podría poseer algún tipo de fobia. Pero no se preocupe, pues éstas tienen solución.
"Una fobia es un miedo irracional que se produce por un desbalance de ansiedad, en la que ésta es más fuerte que la persona para dominarla", explica Evelyn Brachetti de Areco, psicóloga clínica, quien señala que además crea una alteración del razonamiento pues, por un lado, le dice que no debe sentir miedo, pero, por otro, no hay capacidad de control.
TEMOR POR HERENCIA
El miedo, así como el dolor, el amor y la rabia, es una de las emociones primarias con las que nace todo ser humano; no obstante, éste se vuelve un problema cuando se torna irracional ante un estímulo particular. Una fobia se produce porque la persona tiene una hipersensibilidad en una pequeña área del cerebro, llamada amígdala, que controla las emociones. Usualmente, uno hereda una fragilidad o una amígdala hipersensible que hace que la persona reaccione por cosas que normalmente no llaman la atención.
La psicóloga Brachetti señala que es normal que la amígdala se desbalancee, pero hay quienes sufren un desequilibrio tan fuerte entre el sistema simpático–parasimpático (balanceadores de los estados anímicos) que no se recuperan con facilidad. La tendencia a esta fragilidad se hereda, "si una madre tiene una fobia hay doble probabilidad de que el hijo la tenga:Una por que la hereda por la vía genética y, la otra, por su misma influencia", sostiene.
En la fobia, el individuo está dominado por la ansiedad y no tiene una relación directa con el estímulo, pues magnifica el miedo interno hacia fuera. Así, por ejemplo, quien tuvo una mala experiencia con un perro, pasa ese temor a otros y luego siente pánico ante todos ellos. En esta situación, a diferencia de otras, la persona está consciente de que su desorden es absurdo, pero sencillamente no lo puede controlar.
FOBIA INFANTIL
Los niños no están exentos de atravesar por una de estas situaciones. Según Evelyn Brachetti, quien se dedica a tratar niños, los miedos más comunes en menores es la ansiedad de separación, el temor a ser abandonado, a morir, a que los padres no regresen y fallezcan.
Es muy normal que un niño que regresó a la escuela luego de que no fue recogido en su parada de bus, siempre esté pendiente del reloj, llore y mire constantemente por la ventana. Otras son la fobia social (temor a desconocidos) y las fobias nocturnas que se traducen en pesadillas, miedo a la muerte y oscuridad, lo que hacen que duerman con la luz prendida o con sus padres. En niños más grandes se presenta la fobia escolar por miedo a equivocarse frente a los compañeros y otras situaciones que les provoca ansiedad.
NO SE CURA, PERO SE CONTROLA
Esta exageración de un temor inicial tiene dos componentes: la parte psicológica (sensación de miedo con alta dosis de angustia) y la parte somática que se presenta con síntomas de palidez, sudoración, taquicardia, ganas de evacuar, tartamudez y otros.
Estos signos son normales para quienes experimentan miedos exagerados a personas, objetos y situaciones que, por lo general, están ligados a recuerdos, emociones y viviencias infantiles; por lo que es muy normal encontrar personas que al escuchar un sonido o percibir un olor, se sientan intranquilos y se angustien sin saber la razón.
Hay miedos que son frecuentes y comunes, pero estos se convierten en peligrosos cuando afectan la calidad de vida y, entonces, deben ser estudiados. "Una fobia se trata como cualquier trastorno de ansiedad. Hay una combinación de cosas que se puede hacer: tratamiento psicológico, medicación farmacológica-química, tratamientos homeopáticos, medicina alternativa, ejercicios de relajación, etc. Todos ellos ayudan", afirma la psicóloga Brachetti.
La persona que tiene una ansiedad, la tiene generalmente de por vida, "no sé si puede curarse, pero sí tenerse bajo control", añade.
EL PROBLEMA SALE DE LAS MANOS
Miedo al encierro o claustrofobia, a las alturas o acrofobia, a la gente o antropofobia, a estar solo o autofobia,a las tormentas o astrafobia y a la oscuridad o nictofobia, son temores que comúnmente comparte la gente y que se manifiestan con señales antes ya mencionadas, pero ocasionalmente el temor es tan discapacitante que el cuadro se vuelve compulsivo-obsesivo.
En este caso, la persona se convierte, por ejemplo, en ritualista para dominar ese miedo y llega hasta a afectar a terceras personas. Alguien con una excesiva ansiedad por la limpieza o con temor a ensuciarse y contagiarse de algo (amatofobia o mysofobia), se lava tanto las manos que se lastima. Así como éste, existen cientos de rituales para quitarse el miedo antes de salir de casa o en el caso de las bailarinas y artistas, previo a subir al escenario. Miedos como al de las alturas, multitudes y encierro no son tan graves porque pueden ser evitados por el individuo.
Por otro lado, los casos fóbicos son más frecuentes en las mujeres que en los hombres, al igual que la depresión con el que está muy vinculada debido a la baja de sustancias químicas que se produce.
DE LO MAS USUAL
"Mientras más raras son las fobias pertenecen más al caso de la psicosis que de una psiquiatría normal", asegura la psicóloga. Por más extraño que parezca, hay gente que tiene estos miedos.
Ablutofobia: a bañarse
Alectofobia: a los pollos
Aulofobia: a las flautas
Belonefobia: a las agujas y alfileres
Cacofobia: a la fealdad
Crometofobia: al dinero
Cibofobia: a la comida
Deipnofobia: a cenar o conversar durante la cena
Dromofobia: a cruzar la calle
Gamofobia: al matrimonio
Hedonofobia: a sentir placer
Lacanofobia: a los vegetales
Logizomecanofobia: a computadoras
Macrofobia: a esperar mucho
Mageirocofobia: a cocinar
Melofobia: a la música
Oenofobia: al vino
Pediofobia: a las muñecas
Pluviofobia: a la lluvia
Triakaidekafobia: al número 13
Vestifobia: a la ropa
Fuente:
Revista HOGAR, Diciembre 2001