LAS EXTRAORDINARIAS POSIBILIDADES DE LA MEMORIA
Publicado en
septiembre 07, 2014
ESTABA yo muy ajeno de imaginar, al llegar a casa de mi amigo C.J. Borg, que iba a presenciar un espectáculo verdaderamente extraordinario.
Me había llamado a París para hablar a los franceses de los poetas y novelistas de nuestro país, y la noche de mi llegada, después del champagne, la conversación cayó, naturalmente, en el trabajo tan enorme que nos impone a nosotros, conferenciantes, la necesidad de saber, palabra por palabra, el texto exacto de nuestros discursos.
Entonces me dijo Borg, que probablemente iba a asombrarme, yo que le había conocido con la memoria más lamentable, cuando juntos cursábamos Derecho en París.
Se retiró al extremo del comedor y me rogó que escribiese cien números de tres cifras, los que quisiera, pronunciándolos al mismo tiempo en alta voz. Cuando hube llenado de arriba abajo el margen de un periódico que estaba en la mesa, Borg me repitió de memoria esos cien números en el mismo orden en que yo los había escrito, y luego en el orden inverso. Después me dijo que le interrogase acerca de la posición respectiva de cada uno de dichos números: le pregunté cuál era el 24°, el 72°, el 38°, y respondió a todo sin vacilación, sin esfuerzo, instantáneamente, como si los números que yo había escrito en el papel estuviesen escritos también en su cerebro.
Quedé pasmado ante proeza tan fantástica y en vano busqué el artificio que le había permitido realizarla. Entonces mi amigo me dijo:
"Lo que acabas de ver y que te parece tan extraordinario es, en realidad, muy sencillo; todo el mundo posee la memoria suficiente para hacer otro tanto, pero pocas son las personas que saben aprovechar esta maravillosa facultad."
Me indicó después el medio de llevar a cabo tal proeza y la realicé inmediatamente, sin dificultad, sin error, como mañana la realizará usted mismo.
Pero no me limité a esas experiencias divertidas y apliqué a mis ocupaciones diarias los principios .que me habían sido enseñados. Pude así recordar con increíble facilidad mis lecturas, las conferencias que oía y las que debía dar, el nombre de las personas que encontraba, sus señas y otras mil cosas que me son de gran utilidad. Finalmente comprobé, al cabo de poco tiempo, que no sólo mi memoria había progresado, sino que había adquirido una fuerza de reflexión más poderosa, una razón más exacta, lo que no debe extrañar, puesto que la agudeza de nuestra inteligencia depende sobre todo del número y de la importancia de nuestros recuerdos.
Si desea usted obtener los mismos resultados y adquirir ese poder mental que es el medio más seguro para acertar en la vida, ruegue al señor C.J. Borg que le envíe su interesante obra en español "Las leyes eternas del. éxito" La distribuye generosamente, sin pedir ni un centavo, a toda persona que quiera mejorar su memoria: He aquí su dirección:
C.J. Borg, c/o Aubanel Publishers, 14 Highfield Road, Dublín 6, Irlanda.
Escríbale en seguida, antes de que se le agote la obra.
L. CONWAY