LA RISA, REMEDIO INFALIBLE
Publicado en
septiembre 07, 2014
EL JOVEN heredero salía a una fiesta en el automóvil de la familia.
—Diviérte mucho, hijo —le gritó la madre.
—¡No me digan qué es lo que debo hacer! —respondió hoscamente el muchacho.
—L.O.
MIENTRAS desayunaba yo en un restaurante con mi tío, aprendí que por muchos años que un escocés pase fuera de su tierra nunca pierde su característica más notable. Una vez que leyó la lista de platos y después de haberse quejado amargamente de los altos precios, mi tío pidió dos huevos fritos.
Sabedor de que él detestaba comerlos así, le pregunté por qué no los había pedido en revoltillo, como de costumbre.
—¡Al precio que los cobran —replicó—, quiero estar seguro de que me traen dos!
—J.E.R.
UNA SEÑORA ha decidido dejar de usar los nuevos estilos de traje sastre. "Esta mañana", dice, "sorprendí a mi marido registrándome los bolsillos del pantalón".
—E.W.
CUANDO John Lindsay, alcalde de la ciudad de Nueva York, nombró para Comisionado de Problemas del Consumidor a la señora Bess Myerson Grant, en un tiempo ganadora del título de Miss América en un concurso nacional de belleza, la señora Myerson le pidió un plazo para pensarlo.
Mientras ella lo pensaba, Lindsay se encontró con el abogado Arnold Grant, marido de Bess, y le suplicó que animara a su esposa para que aceptase el puesto.
—No perderá usted una consorte —argüía el alcalde—, sino que ganará una ciudad.
—Pero es que mi mujer —repuso Grant— está mucho mejor que la ciudad de usted.
—T.M.
EL ULTIMO letrero para el parachoques trasero del coche, letrero que tiene por objeto evitar que otro automóvil nos siga demasiado de cerca, reza: ¡CUIDADO, LINDA! NO TE ACERQUES TANTO: MI MUJER VIENE CONMIGO.
—B.C.
LO SIGUIENTE apareció en el diario Times de Georgetown (Kentucky): "La semana pasada, como sucede a menudo al imprimir un periódico, inadvertidamente se omitió una línea de un escrito. Eso nos trajo a la memoria la anécdota acerca de un lector que se quejaba al director de que el error más frecuente en los diarios era omitir la última línea de un artículo o suelto. El director le contestó en esta ingeniosa forma:
—P.L.