EL AURA: LOS COLORES DEL CUERPO
Publicado en
septiembre 21, 2014
Con entrenamiento y continuo trabajo, una persona lograría con sus propios ojos visualizar el aura.
Este campo energético se conforma de siete capas de distintas tonalidades, que reflejan los talentos, los hábitos y el carácter de una persona.
Se cree que el aura humana se conforma de los pensamientos, las emociones y la energía de una persona. Se cree que el cerebro emite sus colores, los cuales representan los talentos, los hábitos y el carácter de un ser. El aura se compondría de emanaciones luminosas ultravioletas, que sobresaldrían del cuerpo a un promedio de un metro por sus distintos lados, extendiéndose por encima de la cabeza y más allá de los pies hasta hundirse en el suelo. Dicha zona aúrica no puede ser vista por el ojo humano. La razón de ello radicaría en que el cristalino del ojo se endurecería, impidiendo la visualización de esta radiación ultravioleta. Sin embargo, se habla de casos excepcionales en los que ciertas personas estarían capacitadas para ver esas luminosidades, ya que poseerián una elasticidad en el cristalino. Según los científicos, los bebés ven estas emanaciones en los seres vivos. En este punto, vale mencionar que todas las cosas existentes en el universo –ya sea del reino mineral inanimado, vegetal, animal o humano– tendrían su propio campo energético que las rodea. En las personas, el aura se originaría por los procesos químicos celulares y hormonales que ocurren en su interior. Los colores –o siete capas– de dicho campo energético dependerían de los chakras que se encuentren abiertos, los cuales están relacionados con la integridad sicofisica de un ser. Aprender a observar todos estos elementos, llevaría a una persona a entenderse de una manera más completa y a tener una mejor calidad de vida.
LOS CHAKRAS
Se dice que los chakras estarían conectados a cada uno de los ámbitos de nuestra vida, tanto internos como externos. El cuerpo, entonces, estaría formado por numerosos chakras, pero son siete los considerados los más importantes, pues recorren la parte central del organismo.
Todo en el universo está formado de energía, incluyendo, por supuesto, el cuerpo humano. Se habla de una energía más densa, que es la material; y otra menos densa, que sería la astral o espiritual. Los chakras serían pequeñas puertas que ayudarían a poner en contacto unas energías con otras. Los expertos en esta materia los comparan con antenas emisoras y receptoras de información. Cuando una o varias de esas antenas están estropeadas o no cumplen bien su función emisora-receptora, es entonces cuando deben ser arregladas, ya que estarían indicando la presencia de un problema. Es ahí que se debería eliminar la energía negativa que existiría en los chakras y, por ende, en el aura. Limpiarla favorecería a las buenas relaciones con los demás y a proyectar una positiva impresión de la persona hacia el resto de la gente.
¿COMO SE VE EL AURA?
Hay personas que dicen tener la habilidad de percibir naturalmente el aura; es decir, con sus ojos fisicos abiertos, gracias a los receptores en forma de conos dentro de este órgano que son los encargados de la visión del color. Otras manera de percibirla sería con el ojo interno —llamado también tercer ojo—, lo cual se lograría con entrenamiento, ejercicios, práctica y continuo trabajo del individuo.
Se ha intentando comprobar científicamente la existencia de este campo que rodea a una persona. La famosa Cámara de Kirlian apunta hacia ese objetivo. Fue descubierta accidentalmente en 1939 por Semyon Kirlian, un ingeniero eléctrico soviético, que al colocar la mano detrás de una película fotográfica y pasar un alto voltaje por ella, obtuvo no sólo la foto de esta parte del cuerpo, sino también lo que parecían ser corrientes de energía que irradiaban de la mano. Muchas de las tomas hechas con el método Kirlian a más de demostrar el aura, señalarían que ese campo sobreviviría después de destruidos los tejidos a los que estarían asociados. Pero también existen quienes ponen en duda la veracidad de la cámara Kirland. A.J. Ellison, ex presidente de la Sociedad para la Investigación Síquica y catedrático de electrónica en la Universidad Municipal de Londres, sostiene que lo registrado en dichas imágenes no sería paranormal ni inexplicable. Simplemente, se trataría de los efectos de la ionización intermitente del aire alrededor del objeto fotografiado. Estos efectos son conocidos como figuras Lichtenburg, por su descubridor Jiri Lichtenburg. En la actualidad, muchos científicos aceptan dicha teoría para explicar el método Kirlian.
LOS COLORES
Cada tono del aura posee una característica especial. He aquí una descripción de lo que representan los colores más importantes.
Rojo claro, intenso y magneta. Ambición, optimismo, valentía y ganas de luchar en la vida.
Rojo oscuro, fuego y sangre. Egoísmo, disgusto con alguien, humor irritado y nervioso.
Naranja claro y brillante. Paz, sinceridad, lealtad, carácter sociable y activo.
Naranja oscuro y rojizo. Sentimiento adverso al compromiso o a la solidaridad, personalidad manipuladora y poco sociable.
Amarillo claro y brillante. Mente lúcida, creativa, rápida y brillante. Etapa llena de ideas y sueños por cumplir.
Amarillo oscuro y verdoso. Baja autoestima, mente cansada y actitud pesimista.
Verde claro y brillante. Persona humanitaria, encantadora, con gran determinación y segura de sí misma.
Verde oscuro y sucio. Tozudez, egoísmo y actitud despiadada hacia los demás.
Aprender a observar el aura, llevaría a un ser humano a conocerse de una manera más completa y a mejorar su calidad de vida.
PARA LIMPIAR EL AURA...
Ingredientes
• Incienso de loto o sándalo.
• Piedra amatista pulida (no en bruto)
• Vela blanca
• Preparado del agua de rosas
Elaboración del agua de rosas
Consiga agua que no sea del grifo, sino de un manantial, río, mineral, etc. 24 horas antes de realizar la limpieza, vierta el agua en una jarra con pétalos de rosa de cualquier tono, menos el amarillo, y un poco de sal. Si desea, agréguele miel.
Proceso
Es necesario estar sin prendas de vestir, pues para limpiar el campo magnético se requiere que nada obstruya este trabajo. Encienda la vela blanca, luego el incienso y empiece a pasarse el humo que emana por su cuerpo. Mantenga el humo por varios segundos en cada una de las zonas, ya que la limpia toma su tiempo. Después coja la piedra amatista y frótesela como si fuera jabón de baño. Luego moje con la mezcla de rosas todas las partes de su cuerpo, y séquese al aire. Recuerde que al terminar de usar el incienso, debe ubicarlo junto a la vela y dejarlo prendido hasta que se queme; así también al finalizar con la amatista, póngala junto al incienso. Una vez que haya completado el ritual con el agua de rosas, apague la vela y el incienso. Entonces, ya tendrá su aura reluciente.
Fuente:
Revista HOGAR, Diciembre 2001