Publicado en
agosto 10, 2014
Muchas inquietudes asaltan a aquellas personas que tienen que someterse a un tratamiento de ortodoncia. Por este motivo consultamos a la doctora Olga de Rigaíl, quien de manera clara nos proporciona la información sobre este tema de interés general.
Asesoramiento: doctora Olga Saltos de Rigaíl, Cirujana Dentista (Teléfonos: 516144 y 530145).
Daniel es un hermoso, travieso e inteligente angelito que a sus gloriosos cinco años va a acudir por primera vez donde la dentista de su mamá. Ella ha notado que los dientes de leche, muy blancos y brillantes, no están rectos como los de su hermanita de ocho años y algo raro está pasando cuando habla, cuando come y sobre todo no deja un hábito que tiene desde muy tierno: se chupa el dedo pulgar. Naturalmente ella ha tratado de quitarle esa costumbre, hablándole, retándolo, e inclusive haciéndole notar que el dedo se le esta achatando pero... nada.
Danielito sigue en sus trece y continúa chupándose el dedo cual si fuera una paleta de dulce. Además, cuando come un chocolate, o masca un canguil o toma una cola helada, el niño se queja llorando amargamente diciendo: "Me duelen las muelas!". ¡En fin! su boca es un desastre y amerita "ya" llevarlo al odontólogo, quien con su experiencia lo revisará, evaluará el problema e instruirá a la mamá para que lo trate un odontopediatra, quienes son profesionales con maestría de especialización que saben tratar al niño para evitarle el temor ancestral del dentista y el sillón dental.
Hoy en día es tan satisfactorio ver la tranquilidad con que el niño concurre al agradable ambiente que significa un consultorio moderno.
Daniel simpatizó con la doctora, conversó con ella, le contó sus penas dentales, preguntó mil cosas, se familiarizó con el equipo, los instrumentos, los materiales, y aprendió el uso del cepillo y pasta dental. Finalmente, sobre sus dientes en mala posición se instauró un tratamiento de "prevención", es decir conservar la integridad de las piezas, obturando las que se carien y de ser necesario, remitirlo donde el ortodoncista a la edad conveniente para que éste, reconociendo la existencia de una mala oclusión, es decir una mala posición de los dientes, instaure un tratamiento mediante procedimientos mecánicos para reducir o eliminar el o los problemas preexistentes. Es por este motivo que se hace hincapié sobre la importancia de un diagnóstico precoz y correcto.
CAUSAS QUE DETERMINAN UNA MALA POSTURA DE DIENTES
Muchas son las causas: congénitas, heredadas o adquiridas, tales como pérdida prematura de dientes de leche y luego a la retención prolongada de estos a la hora de cambiarlos, o una dieta desequilibrada, a traumatismos de la niñez, a chuparse los dedos, a morderse el labio, a la respiración bucal y esta a su vez por amígdalas o adenoides inflamadas, a desnutrición, entre otras.
CLASES DE APARATOS
Los hay fijos y removibles, a estos vulgarmente se los llama frenillos y son relativamente sencillos y más económicos, pero su eficacia es limitada y siendo de fácil manipulación, el niño se los saca y se los pone a voluntad. Se le caen, los masca y finalmente se rompen.
Los aparatos fijos, en cambio, tiene un elemento básico que es la banda deortodoncia, que las hay de metal o transparentes, y algún tipo de aditamento para recibir un arco de alambre que transmite la fuerza de ajuste a los dientes en forma adecuada, precisa y eficaz.
ATENCION DURANTE EL TRATAMIENTO
El dentista deberá examinar periódicamente a los pacientes sometidos a tratamiento con aparatos fijos con la frecuencia que el caso requiera buscando caries incipientes, áreas de descalcificación a nivel del margen gingital causadas por la acumulación de restos alimenticios o mala higiene bucal.
¿HASTA QUE EDAD SE PUEDE CORREGIR LA MALA POSICION DENTARIA?
No hay límite de edad para tratar de mejorar la mala oclusión, un paciente hombre o mujer adultos que necesitan y desean mejorar su apariencia y su salud a veces deberán usar durante un tiempo aparatos fijos y hoy no es raro ver a personas de 30 ó 40 y más años con los "frenillos" fijos, colocados sin ninguna inhibición porque ya en nuestro medio se ha hecho conciencia de que la odontología y sus especialidades son necesarias e indispensables para la salud y tenemos profesionales de primera calidad.
De ser necesario un tratamiento de ortodoncia vale la pena el sacrificio porque el resultado final serán unos dientes armónicos y una linda sonrisa.
CONCLUSION
Antes de entrar a la conclusión hay dos preguntas que siempre hacen las madres al ortodoncista: ¿qué tiempo tendrá que llevar el niño los fierritos? y ¿cuánto costará el tratamiento?
A la primera: depende del caso a tratar, de la edad del niño, a la puntualidad con que concurra a las citas y a la calidad y conocimientos del profesional. Respecto a la segunda interrogante, es muy dificil generalizar cuando así mismo depende de los factores mencionados anteriormente. Sin embargo, vale recalcar que es una especialidad que se adquiere exclusivamente en el exterior y que un posgrado de esa naturaleza es largo y costoso, luego la atención a un niño durante un período relativamente extenso tiene sus bemoles en paciencia, materiales y conocimientos no sólo científicos, sino psicológicos para la atención al niño, sobre todo cuando se necesita hacer la conexión de maxilares con aparatología adecuada.
Finalmente hay que contestar una tercera pregunta que también es frecuente oír: ¿Sufre mucho o poco el niño con estos aditamentos extremos en su boquita? La respuesta es ¡no!, porque el niño se habitúa inmediatamente a llevarlos, es más, quienes no lo necesitan suelen preguntar ¿por qué no los llevo? Quienes usan los fierritos comen muy bien, hablan, conversan, se ríen, cual si no los tuvieran, pero sí es necesario recalcar que la higiene será vigilada por la mamá y deberá ser minuciosa, el control de caries incipientes corre a cargo de su dentista.
Mi consejo es que lleve a sus niños al odontopediatra con la debida antelación para preservar no sólo la belleza de sus dientes sino su salud.