Publicado en
julio 27, 2014
La tensión a veces recarga los sentidos, pero puedes desconectarte del estrés.
¡Sí tienen solución! Los nervios no tienen por qué limitar tu vida ni acabar con tu felicidad... Descubre qué puedes hacer.
Por Giselle Balido.
El terror llegó sin avisar. Vivian, una secretaria legal y ama de casa de 36 años, conducía al trabajo, como todos los días, cuando, de repente, el corazón comenzó a latirle con fuerza y una opresión en el pecho le impidió respirar. Inmediatamente le sobrecogió una ola de pánico: ¿Qué te estaba pasando? ¿Por qué sentía como si su cabeza flotara y estuviera a punto de desmayarse? ¿Por qué le temblaban y le sudaban las manos? Convencida de que iba a morir o a perder la razón, Vivian corrió a la sala de emergencia del hospital más cercano, rogando todo el camino poder llegar con vida. Después de una espera angustiosa, el médico la examinó y le dijo lo que miles de mujeres que pasan por una experiencia similar, escuchan todos los días: "No parece haber una causa fisiológica para estos síntomas". De todas formas, para mayor seguridad, Vivian fue referida a diferentes especialistas, que la sometieron a todo tipo de pruebas... con idénticos resultados. Su problema no era de origen fisiológico.
Pero este diagnóstico, lejos de tranquilizarla, solo consiguió alarmarla más: "Entonces, debe ser que me estoy volviendo loca...", pensó con horror. Y su esposo, tratando de tranquilizarla, comenzó a repetirle, como un mantra: "Todo está en tu cabeza, todo está en tu cabeza, todo está en tu cabeza...". Pero aun así, Vivian se sentía atrapada por síntomas alarmantes que, como una enorme boa constrictora, cada vez la asfixiaban más.
"¿QUE ME ESTA PASANDO?"
El problema de Vivian tiene un nombre: desorden de pánico, y aunque no discrimina entre los sexos, ocurre con más frecuencia entre las mujeres, sobre todo después de la menopausia, quienes se preguntan qué es esta "enfermedad" y por qué las atacó, al parecer, de repente.
ANATOMIA DEL PANICO
Vayamos por partes: la realidad es que un ataque de pánico no anuncia la muerte ni la locura inminente. Es, simplemente, un conglomerado de síntomas y sensaciones físicas que la persona fatigada mental y emocionalmente exacerba y convierte en su carcelero. Es más, de acuerdo con la doctora Claire Weekes, famosa por su trabajo en el campo de la ansiedad y otros desórdenes nerviosos, y autora de varios libros sobre estos temas, como Hope and Help for Your Nerves y Peace From Nervous Suffering, "los síntomas de muchos trastornos nerviosos no son más que los síntomas del estrés, exagerados por los nervios demasiado sensibles". Y la cura, explica, radica en llevarlos a la normalidad. Pero, ¿qué significa esto?
Según la doctora Weekes, los ataques de pánico ocurren cuando una persona experimenta los síntomas asociados con el miedo, como palpitaciones, falta de aire, náuseas, sensación de desvanecimiento, etc., sin motivo aparente. Esto ocurre porque algunas personas tienen los nervios tan sensibilizados por el estrés prolongado, que estos, como un gatillo muy lubricado, se disparan en cualquier momento y sin que la persona pueda identificar la causa. Por el contrario, si en esos momentos ella estuviera en una montaña rusa o en el cine, viendo una película de terror, estas sensaciones físicas le parecerían normales. Pero... ¿qué sucede si le ocurren sentada en la sala de su casa, conversando tranquilamente con la familia, en el auto, conduciendo al trabajo, o de compras en las tiendas? Entonces no entiende por qué experimenta estas sensaciones tan desagradables y les añade lo que la doctora Weekes llama el segundo miedo, que es el temor a estos síntomas. En otras palabras: cuando una persona experimenta los síntomas asociados con el miedo y el estrés, y los reconoce como tal, estos pasan sin dejar huella. Pero si llegan de repente, sin motivo aparente, ni el médico logra convencerla de que su problema es nervioso. Y es que ha caído en el ciclo de "pánico al pánico".
LA CURA INSTANTANEA
Algunas personas se curan de los ataques de pánico una vez que entienden el mecanismo. Otras no pueden dejarlo atrás tan fácilmente, pues los síntomas físicos y emocionales que sufren pueden ser alarmantes. Algunas asocian el pánico con el lugar donde sufrieron el primer ataque. Si fue fuera de la casa, en la tienda o en la oficina, pueden desarrollar agorafobia, que es el miedo a los espacios abiertos (a dejar la seguridad del hogar). Sin el tratamiento adecuado, algunas pueden pasar años sin atreverse a salir de sus casas.
SINTOMAS FISICOS Y EMOCIONALES
A muchas personas les resulta difícil creer que estas sensaciones tan desagradables son inofensivas por completo. Por supuesto, repetimos que es importante someterse a un completo examen médico para tener la seguridad de que estos síntomas responden a un problema nervioso. Estos incluyen:
• Palpitaciones
• Sensación de que el corazón se "salta" un latido (o más) o de que late muy lentamente
• Opresión en el pecho
• Dolor alrededor del corazón
• Dificultad para respirar profundo
• "Nudo" en la garganta o dificultad para tragar
• Náuseas o malestares estomacales
• Miedo de vomitar
• Cosquilleo en manos o piernas
• Sensación de mareo o de que la cabeza "flota"
• Dolor de cabeza
• Vista nublada o sensación de que los objetos "saltan" cuando se miran con la visión periférica; intolerancia a la luz muy brillante
• Sudor y temblor en las manos
• Ruidos en la cabeza
• Fatiga o cansancio
Muchas veces, los síntomas físicos vienen acompañados de emocionales, entre los que se encuentran:
• Indecisión
• Obsesión (los pensamientos pueden ser grotescos, como el miedo a hacerle daño a un ser querido o a otros)
• Sugestibilidad
• Pérdida de la confianza en uno mismo
• Sensación de irrealidad
Sin duda, todos estos síntomas son desagradables, mucho más cuando ocurren varios a la vez. Pero cuando no tienen causas orgánicas, estos son solo el resultado de una descarga de adrenalina en el cuerpo, un químico que segrega el organismo en momentos de peligro o tensión y lo prepara para huir o defenderse. Míralo de esta manera: este mecanismo es lo que les permitía a nuestros antepasados enfrentarse a un tigre o a una tribu enemiga.
¿No te atrevías a salir de tu casa? Con el tratamiento adecuado, perderás ese temor y te sentirás liberada para disfrutar de la vida.
COMO ROMPER EL PATRON DEL PANICO
Para "desactivar" el mecanismo del pánico, es preciso aprender a sobrellevar el primer miedo, que se compone de las sensaciones físicas del estrés. Estas —las palpitaciones, la falta de aire...— con el tiempo desaparecen si no les añades el segundo miedo. En su libro Hope and Help for Your Nerves, la doctora Claire Weekes ofrece la fórmula para romper el patrón del pánico:
• Acepta la tensión y el miedo. Ríndete a las sensaciones sin ofrecer la mínima resistencia. La cura está del otro lado del pánico. Avanza hacia él; no te retraigas, pues huir perpetúa el pánico.
• Imagina que flotas en medio de todas estas emociones, sin combatirlas. En el mismo instante en que las aceptes, perderán su poder sobre ti, porque no les estás añadiendo el segundo miedo.
• Deja pasar el tiempo. No apures el proceso. Esto crea más ansiedad.
• No temas pedir ayuda. Si sientes que no puedes lidiar sola con el pánico, consulta con un sicólogo o terapeuta. Y continúa aceptando tus síntomas. Aunque en estos momentos lo más difícil para ti es aceptar los síntomas del pánico, nunca olvides que la aceptación es la clave de la liberación.
Fuente:
REVISTA VANIDADES, ECUADOR, AGOSTO 15 DEL 2006