Publicado en
julio 27, 2014
La sal de mesa común no es un alimento natural.
Por Laura Kohan.
La sal es un ingrediente fundamental en la alimentación humana y, sin embargo, cada vez son más los profesionales de la salud que desaconsejan su consumo entre personas con diferentes patologías como la hipertensión. No obstante, se empieza a descubrir que el problema en muchos casos no viene de la sal cristalina natural, que tomaban nuestros antepasados y que posee los 84 elementos que componen nuestro cuerpo en su proporción exacta. El problema empezó cuando algún responsable de la industria alimentaria decidió sustituir esta sal por lo que hoy invade las cocinas del mundo entero: el cloruro sódico.
Cualquier parecido de la sal de mesa con un alimento natural es pura coincidencia. A esta sal, que consumen a diario millones de personas, se le eliminan todos los minerales y, a cambio, se le añade yodo y flúor artificial, fosfato de cal y otros apelmazantes para hacerla más seca, además de conservantes como el carbonato de calcio o magnesio. Incluso se utiliza el hidróxido de aluminio como apelmazante, que muchos consideran como un veneno responsable de patologías como el Alzheimer.
TODO A SU JUSTA MEDIDA
El otro problema reside en la falta de control en su consumo, sobre todo por la gran cantidad de productos elaborados que integran nuestra dieta. Según las estadísticas, en España se consume una inedia de más de 10 g de sal por persona al día. Esta cifra es el doble de lo que se considera una ingesta saluble, pues supone unos 4 g de sodio diarios cuando lo ideal serían 2 g.
Por eso, antes de eliminar la sal de la dieta, deberíamos plantearnos cambiar la sal común o de mesa por una sal marina, que contiene menos cloruro sódico y es más rica en sales minerales y oligoelementos. Además, con este tipo de sal se reduce la ingesta de sodio naturalmente, ya que se necesita menos cantidad para dar igual sabor. Entre las mejores sales que podemos utilizar está la sal rosa del Himalaya, de extraordinaria pureza y con gran contenido en magnesio, calcio, potasio y hierro. Otra sal muy recomendable es la gris de Guerande, una sal marina de color gris elaborada en la Bretaña francesa, que posee diminutas partículas de arcilla con un leve aroma a alga y muy ricas en oligoelementos. Y mejor aún si usamos de vez en cuando un poco de Gomasio, una sal de sésamo muy baja en sodio que, además de dar un toque delicioso a cualquier alimento, lo enriquece de ácidos grasos no saturados, proteínas, vitaminas y minerales extra.
SABROSAS ALTERNATIVAS
Tan importante como cambiar de sal es reeducar el sentido del gusto, tan estropeado en algunos casos por la moderna industria alimentaria. Debemos reducir poco a poco la sal de las comidas y ayudarnos de la increíble personalidad de algunas especias, capaces de transformar el alimento más insulso en un manjar. Podemos elegir nuestras hierbas o especias favoritas y preparar un condimento para sustituir la sal en las ensaladas o verduras, como por ejemplo una mezcla de pimienta negra molida, ajo en polvo, sal de apio y ajedrea. Otra idea, al cocinar salsas o guisos, sería incluir siempre un poco de cebolla pochada, que potencia el sabor de los alimentos.
EN QUÉ ALIMENTOS HAY EXCESO DE SAL
Aunque reduzcamos la cantidad de sal en nuestra dieta o la sustituyamos por opciones más saludables, casi un 70% de la sal que consumimos no viene del salero, sino de la enorme cantidad de alimentos elaborados que incluimos en la cesta de la compra. Los más evidentes son los encurtidos -como aceitunas, conservas o salsas comerciales-, pero el espectro de productos salados incluye también los refrescos y los productos de repostería y panaderia.Tambien hay que moderarse con los quesos curados e ir con cuidado con las etiquetas: aunque en muchas ponga "sin sal", eso no quiere decir que no contenga bastante sodio de otras fuentes.
GOMASIO DE SEMILLAS Y NORI
Agregando cada dia un poco de esta sal a nuestras comidas, nos aseguraremos nutrientes beneficiosos para nuestro organismo.
Ingredientes para 200 g de gomasio
• 100g de semillas de sésamo tostado
• 25 g de semillas de calabaza tostadas
• 25 g de semillas de lino dorado
• 2 cucharadas de sal rosa del Himalaya
• 2 hojas de alga nori
ELABORACIÓN
Pasamos las hojas de alga Nori por la plancha muy caliente unos 5 segundos. Las cortamos en trozosy metemos en la picadora hasta que queden en copos pequeños. Retiramos el alga y metemos también en la picadora las semillas de calabaza, de lino, de sésamo tostado y la sal rosa. Procesamos hasta que quede con textura arenosa y le mezclamos el alga de nori. Guardamos en un tarro hermético en la nevera.
Fuente:
REVISTA INTEGRAL - FEBRERO 2009