EN TORNO A LOS LENTES DE CONTACTO BLANDOS
Publicado en
julio 06, 2014
Informe de SELECCIONES al consumidor.
Háce ya 25 años que se pusieron en venta las lentillas o lentes de contacto hechos de plástico duro y transparente. Muchas personas tuvieron que dejar de usarlos quejándose de que sus bordes rígidos les lastimaban e irritaban los ojos. Desde entonces han aparecido en el mercado los lentes corneales blandos, fabricados con plástico flexible.
En este artículo, el Dr. John Dyer responde a las preguntas respecto al valor, la utilidad práctica e inocuidad de los lentes corneales blandos. El Dr. Dyer es ex presidente de la Asociación Oftalmológica de Lentes de Contacto y profesor y consultor de oftalmología en la Clínica Mayo y en la Facultad de Medicina Mayo, de Rochester (Minnesota).
Entrevista con el Dr. John Dyer, por James Winchester.
Pregunta. ¿En qué difieren los lentes de contacto blandos de los duros?
Respuesta. Los lentes de contacto blandos están hechos de un polímero plástico que absorbe el agua; este material, aunque rígido y frágil cuando está seco, se vuelve blando, flexible, irrompible y fácil de manipular al humedecerse. Las lágrimas naturales de las personas que los usan los conservan húmedos y blandos; además, no hay en ellos bordes afilados que irriten la córnea. En cambio el material plástico de los lentes de contacto duros es impermeable y no se modifica con la humedad.
P. ¿Cuál es la principal ventaja de los lentes corneales blandos?
R. La comodidad. Este tipo de lente puede ajustarse y usarse casi sin período previo de adaptación, mientras que adaptarse a los lentes de contacto duros requiere unas cuatro o cinco semanas de adiestramiento. Una vez insertados bien, los blandos pueden llevarse sin molestia durante un lapso mayor; además, se corre menor riesgo de que se desprendan por impacto o sacudida. Su inserción perfecta disminuye también la posibilidad de que se metan en el ojo partículas de polvo que luego flotan debajo del lente, lo cual sí ocurre con los duros, por ser cuerpos rígidos adosados a la superficie corneal y dejar un pequeño espacio abierto alrededor de los bordes, precisamente en el lugar donde la córnea inicia su curvatura hacia adentro. Sin embargo, las proteínas, la grasa y la secreción mucosa del líquido lacrimal normal tienden a acumularse en la superficie de los lentes blandos. De no limpiarlos bien, estos desechos pueden aglutinarse y adherirse con fuerza al lente, lo cual reduce la visibilidad.
P. ¿Es grande el peligro de contraer alguna infección?
R. En realidad las infecciones por usar lentes blandos son más bien raras. Pero no se deberían prescribir a pacientes que no puedan o no quieran seguir las precauciones rutinarias de cada día necesarias para que queden perfectamente limpios y esterilizados.
P. ¿Es posible lograr con los lentes de contacto blandos mejor visión que con los duros, o con las gafas ordinarias?
R. No. Aproximadamente el 25 por ciento de las personas que necesitan anteojos padecen de cierto grado de astigmatismo, o sea visión borrosa por las diferencias de curvatura de la superficie de la córnea. Los anteojos comunes y los lentes corneales duros se gradúan para corregir este tipo de aberración. Los lentes blandos, en cambio, se adhieren tanto a la superficie corneal astigmática, que sólo corrigen parcialmente el defecto. Por otra parte, la flexibilidad de los lentes blandos puede hacer que vibren con el parpadeo, y este movimiento produce una imagen momentáneamente borrosa. Con mejores técnicas de colocación se está tratando de corregir hasta cierto punto esta imperfección de las lentillas blandas.
P. ¿Se pueden modelar y graduar los lentes blandos para corregir defectos visuales específicos?
R. Sí, se puede.
P. ¿Son los lentes de contacto blandos tan buenos o mejores que los bifocales de los anteojos con montura?
R. Hasta ahora los lentes corneales blandos no han podido graduarse para la visión bifocal normal. Aunque ha mejorado la pulimentación de los lentes bifocales duros, actualmente es preferible usar este tipo de lentes con montura común.
P. ¿Se elimina con los lentes blandos el efecto de la visión borrosa al usar después gafas comunes?
R. Sí. Las personas que usan lentes de contacto duros, cuando los sustituyen por anteojos ordinarios, suelen quejarse de visión borrosa, que puede durar desde unas horas hasta varios días. La explicación es la siguiente: el lente de contacto duro, inflexible, cabalga sobre la córnea y ejerce presión en su superficie; cuando se quita este lente, la córnea recupera muy lentamente su forma anterior. Los lentes blandos, por el contrario, van montados tan ligeramente en la córnea que no la deforman. En la práctica esto significa que pueden ponerse de nuevo las gafas sin que la persona tenga ninguna dificultad, o muy ligera, para adaptarse otra vez a ellas.
P. ¿Qué trastornos originan las sustancias químicas y las gotitas de líquidos suspendidas en el aire?
R. Los gases irritantes y los humos tóxicos que se desprenden de materiales como los solventes de pinturas y otros productos químicos industriales pueden ser absorbidos por los lentes blandos y dañar los ojos si alcanzan una concentración lo suficientemente grande. También los cosméticos, las lociones, los jabones y las cremas, los líquidos para el pelo que se aplican con atomizador, y cualquier otro aerosol, pueden adherirse al lente al tocar su superficie. Así hay a veces irritaciones oculares y en ocasiones las lentillas quedan recubiertas de estos productos hasta el punto de no servir. También pueden dañar a los lentes ciertas sustancias químicas, como el hierro disuelto en el agua potable. Por tanto, conviene lavarse y enjuagarse bien las manos, y secárselas con una toalla que no suelte pelusa, antes de manipular los lentes de contacto blandos.
P. ¿Qué otras advertencias haría usted a las personas que usan lentes corneales blandos y a las que proyectan adquirirlos?
R. La principal es no emplear nunca en ellos las soluciones que sirven para esterilizar los lentes de contacto duros; estos líquidos contienen sustancias que reaccionan con el material plástico del lente blando, causando una irritación tóxica en la córnea o cambios en las características estructurales de la lentilla. Tampoco deberán usarse colirios ordinarios.
P. ¿Son los lentes corneales blandos aconsejables para personas de cualquier edad?
R. En términos generales sí, aunque a algunos pacientes de edad avanzada con cierta rigidez en los dedos les resulta difícil manipularlos por las propiedades del material. No olvidemos que es casi siempre una motivación especial (como la de mejorar la apariencia personal) la que incita a las personas a dedicarse a la engorrosa tarea de ponerse y quitarse diariamente los lentes corneales, sean duros o blandos.
P. ¿Qué perspectivas hay de utilizar materiales nuevos o mejorados para fabricar los lentes corneales blandos?
R. La goma de silicio y otros nuevos materiales permeables a los gases acaso ofrezcan ciertas ventajas sobre el plástico, puesto que no absorben el agua y pueden tratarse con otras sustancias químicas utilizadas para cuidar y conservar los lentes duros. Estos nuevos productos que facilitan la manipulación y el poder usarlos acaso las 24 horas del día, estarán a disposición del público quizá ya en 1977.
P. ¿Cómo valoraría usted las perspectivas futuras de los lentes de contacto blandos en comparación con los duros y con los anteojos comunes?
R. Según mi experiencia, la mejor visión se obtiene actualmente con los anteojos ordinarios de montura, que pueden graduarse para corregir anomalías o deficiencias oculares específicas. A este respecto los lentes corneales duros están en segundo lugar y los blandos en último. Pero cuando se utilicen nuevos materiales en su fabricación, facilitando con ello la esterilización y disminuyéndose al mismo tiempo el costo, creo que las lentillas blandas aventajarán a las duras en el favor del público.