CARÁCTER PREDOMINANTE ¿VIRTUD O DEFECTO?
Publicado en
julio 13, 2014
Para muchos la fuerza de carácter es un razgo positivo, algo incluso "envidiable; sin embargo, en ocasiones puede ser un defecto o una carga pesada de llevar.
Es completamente aceptado que en una pareja o entre hermanos o compañeros de trabajo, de estudio, etc. hay quien es una especie de "voz de mando" o simplemente quien por su innata naturaleza sobresale en medio de su ambiente familiar, laboral o social.
Estas personas, conociendo esa "especie de poder" que tienen o esa influencia sobre los demás, deben tener muy en claro ciertos aspectos que les permitirán mantener un equilibrio y no inclinar su propio ego-balanza hacia ninguno de los dos extremos:
• Estar consciente que esa especie de liderazgo sólo puede ser usada con el fin de lograr algo positivo para la relación familiar, laboral, social, etc.
• No caer en algo tan común como aprovecharse de la situación en beneficio personal o de sólo unos pocos.
• En el caso de marido y mujer, tener en claro que el afecto, el diálogo y la comunicación, están por encima de criterios divididos y que podrían imponerse en un momento determinado.
• Buscar siempre ser un "enlace" entre quienes están en torno suyo y nunca un elemento disociador.
• Jamás hacer sentir a su pareja, familia o compañeros, que su "escalón está un poco mas arriba que el de los demás".
• Cuando gracias a su intervención se logra algo beneficioso para la familia, el grupo, etc. no vanagloriarse de "qué hubieran hecho sin mi".
• No insistir en llevar la batuta en cada situación que se presente; es preferible ser solicitado, buscado, que querer sobresalir como indispensable... aunque lo sea.
• Jamás puede hacerse sentir al esposo o esposa como simple "dependiente" de su pareja, tan sólo porque él o ella presentan un carácter más determinante. El matrimonio es un complemento entre dos personas que aportan lo mejor de sí mismo.
• En el caso de los hijos, no es con la fuerza que se impone un criterio, una enseñanza, una forma de vida... es el ejemplo, la palabra que llega dentro, el razonamiento justo, lo que forma mejores adultos de esos niños o adolescentes a cargo nuestro... quienes deben, sí, recordar por siempre la entereza y el carácter decidido de sus padres, pero jamás un intento de oprimirlos.
• Al tratarse de hermanos, no es necesariamente el mayor quien tiene esa fuerza de carácter, puede ser cualquiera. Debe entonces tener muy presente que todos tienen los mismos derechos y obligaciones dentro del hogar y que si bien en un momento crucial uno de ellos puede manejar mejor una situación, eso no lo convierte en superior o mejor... sino tan sólo en el más adecuado para determinado momento.
• En compañeros de oficina, en grupos de estudio, en la vida cotidiana entre amigos, nada es más importante que crear lazos de simpatía, de afecto, de unión, que permanezca a lo largo del tiempo y de las circunstancias... Que no se caiga entonces en la vanidad o sobrevaloración.
• Si se está seguro de su posición, si se tiene la certeza que su facilidad de acción, de palabra o de su poder de convencimiento o convocatoria, es lo acertado o lo que convenga para el bienestar de sus seres queridos, de su pareja, de sus amigos, debe esto manifestarse con la sencilla intención de ayuda, con compromiso de entrega y jamás considerándose "piedra angular" para resolver tal o cual cosa.
Quien sobresale por su personalidad o carácter... lo sabe. Esto debe producir un halago personal y no un sentimiento de superioridad. El límite entre tener la cualidad de sobresalir y la pedantería, puede ser muy fácil de cruzar; entonces, lo que debe ser una virtud puede convertirse en un defecto... en un exceso de autoestima, al colocarse en un nivel tan alto que se pierden las proporciones. Tener un carácter predominante es un don... que no debe ser usado para "elevarse a sí mismo" ni llegar a la prepotencia, sino que debe ser aprovechado para crecer como ser humano ante sus allegados y sobre todo ante sí mismo.
Fuente:
Revista HOGAR, Diciembre 2007