Publicado en
junio 01, 2014
Son muchas la mujeres humilladas a diario por su pareja. Este problema no parece de noche a la mañana, usted lo puede reconocer. y detener a tiempo.
Por: Ana María Raad Briz y Cynthia Sierra Hidalgo.
"Una tarde, después de hacer las compras del supermercado, entré al dormitorio y ahí estaba Alberto, dormido, luego de un día de trabajo agotador. Sin querer la cartera se me resbaló del hombro y un ruido fuerte lo levantó. En ese momento él empezó a reprocharme por el ruido, luego por mi torpeza para manejar la cartera, continuó con algunos reclamos, seguidos por insultos, que se iban incrementando en la medida en que yo le reclamaba por su grosería y su impaciencia. Finalmente, Alberto, mi esposo desde hace 23 años, me pegó y me empujó hasta que caí al piso, el agarró sus cosas y salió de la casa. Luego regresó a media noche con unos tragos de más y con intenciones de pedir perdón, de besarme y de reparar todo el daño que me hizo. Aún no entiendo por qué no puedo separarme de él, creo que es porque lo quiero, es el padre de mis tres hijos y a veces es bueno y cariñoso. Además, no siempre me pega, sino cuando verdaderamente yo lo molesto". Este testimonio de Clara, es uno de los miles que día a día llegan hasta nuestros oídos con voces de angustia, nostalgia, perdón y resignación.
Cuando nos preguntamos sorprendidas, por qué un esposo puede llegar a pegarle o denigrar a su pareja, las respuestas parecen ser variadas, pero lo que muchas ignoramos es que se trata de un comportamiento común, repetitivo y fuertemente presente en nuestra sociedad. De la noche a la mañana no se golpea a nuestra pareja, sino que una serie de "pequeñas actitudes" de "cosas del día a día" son las que van creando el contexto para una relación más violenta y degradante.
Hay mujeres que durante la etapa de enamoramiento nunca se cuestionan las "pequeñeces" que revelan ese abuso, como por ejemplo, las alzadas de voces y por qué no los gritos, la crítica de su cuerpo, su ropa o su cara. Por ello, nos parece necesario incluir las etapas o ciclo por el que suele pasar la pareja, ya que lo más importante es que si dejamos pasar por alto "las pequeñas cosas" éstas se convertirán en una gran bola de nieve, muy difícil de parar.
Al principio del matrimonio se empieza a acumular tensión y aparecen los roces permanentes entre la pareja, con un incremento constante de ansiedad y hostilidad. De manera que empieza por sumergirse en la mente, tomando la forma de agresión psicológica. Luego cuando toda la tensión se acumula a través de los insultos, los pellizcos, los apretones de brazo, los pequeños empujones, termina en una explosión de violencia, es decir golpes fuertes, patadas o amenazas de muerte. Finalmente, está la etapa denominada "luna de miel" en la que el arrepentimiento del agresor, a veces instantáneo y lleno de disculpas, termina en la promesa de que "nunca lo volverá a hacer". Y así la mujer perdona, olvida y recorre nuevamente el proceso.
CONSECUENCIAS EN LA FAMILIA
La familia entera, ya sea como grupo o como seres individuales resultan muy afectados ante esta problemática que ha existido en nuestra sociedad durante décadas. El maltrato que se da dentro de una familia puede ser físico, psicológico o sexual; de acuerdo a la doctora Piedad Ortega de Spurrier, cada miembro de la familia reacciona en forma diferente ante un hecho tan dramático como es la violencia en el hogar, "si un niño observa que golpean a su madre, puede creer que es por error de él, lo que le generará un gran sentimiento de culpa; por otro lado, se está exponiendo al menor ante una situación de adultos y el chico empezará a desconfiar del resto de los familiares", asegura la doctora.
Si buscamos los motivos por los que se produce la violencia en la familia, podemos ver que la sociedad en que vivimos le da más derecho o poder a los hombres que a las mujeres; el hombre tiene el rol de proveedor, aquel que mantiene a la familia, por lo tanto lo convierte en un ser indispensable, mientras que la mujer es catalogada como dependiente, es decir que debe de vivir junto a alguien que la pueda mantener; esta situación en que el hombre es, ante el mundo entero, el jefe de la familia lo reviste de cierta autoridad, lo que hace que sean los deseos de ellos los que predominen sobre los de la mujer. No hay duda que la violencia en la familia ocasiona en la mujer diversos trastornos como el resentimiento por sentirse utilizada, abusada y violentada, por todo esto no desea realizar las labores de la casa, aflora el egoísmo, la desconfianza y el sentimiento de culpa, esto hace que ella no quiera contar sus problemas y se mantenga permanentemente incomunicada con el medio exterior. Por parte de los hijos, muchos de los niños se vuelven delincuentes, drogadictos y agresores de sus propias madres, mientras que las niñas al inicio se convierten en personas muy retraídas, más adelante pueden tener problemas más serios como embarazos no deseados y abortos.
Quizás uno de los problemas más difíciles de superar es el de romper el silencio para empezar a enfrentar el problema, individual y como pareja.
Ira, egoísmo, soledad, inseguridad, son algunos de los problemas que la mujer maltratada tiene que enfrentar.
¿POR QUE NO BUSCAR UNA SALIDA?
Una mujer que recibe maltrato por parte de su pareja, posee un sinnúmero de sentimientos y emociones que tiene que sobrellevar a diario.
La pregunta clave es, si sufre tanto y todos los días ¿por qué no busca una salida? Básicamente hay tres factores por los que la mujer soportan todo tipo de maltrato: Por mantener a la familia unida; por una estabilidad económica, ya que a muchas mujeres les resulta muy difícil incorporarse a las fuerzas productivas, y por último el factor psicológico, el hecho de sentir que si la vida le ha asignado esa pareja no tiene más remedio que soportarlo y atenerse a las consecuencias.
Otro factor que se ha convertido en una barrera para que la mujer pida ayuda es la desaparición de las familias ampliadas, aquellas en que los padres, hermanos, tíos, abuelos y hasta parientes en segundo grado vivían en la misma casa o barrio, esto ha afectado a la mujer, ya que cada vez encuentra menos apoyo en la familia y no cuenta con alguien de confianza para pedirle un consejo. Así como el problema es tratado desde varias perspectivas, las soluciones también deben ser vistas por diversos ángulos; primeramente, para que la violencia doméstica sea erradicada de la sociedad, debe haber una ley que apoye a la mujer, esto ya se está encausando, lo que indica el inicio de un cambio positivo, luego hay que tener en cuenta que existe un problema en la familia, donde definitivamente la persona que es víctima de algún tipo de violencia requiere de apoyo profesional para poder replantearse su vida familiar, además es importante que la mujer busque tener un contacto externo, es decir conversar acerca de su situación ya sea con familiares, amigos, sacerdotes, médicos, educadores, abogados, etc. Se debe tener siempre en cuenta que el profesional es un guía, alguien que puede dar luces ante una situación tan difícil como es la violencia, pero el cambio se dará si es que la mujer admite que existe un problema y desea encontrar un camino para resolverlo.
No hay que esperar los golpes para identificar la violencia en las parejas, sino ir desde el principio depurando las relaciones.
ROMPIENDO EL SILENCIO
Tenemos en nuestra mente la idea de que las parejas que atraviesan la problemática de la violencia doméstica son "anormales", pertenecen a núcleos reducidos, no han tenido una educación adecuada, están rodeadas de pobreza y un sinnúmero más de ideas falsas que nos hacen creer que el maltrato psicológico, sexual o físico de las mujeres es un tema que no nos pertenece.
Quizás uno de los problemas más difíciles de superar es el de romper el silencio, el de dejar a un lado la coraza de lágrimas, para empezar a enfrentar el problema, individual y como pareja. La mayoría de mujeres prefiere callar, asume una actitud de salvadora de familia, para que por ningún motivo sus seres queridos se enteren de lo que pasa al interior de su casa.
Las resistencias para tratar este problema, públicamente y en voz alta (dentro y fuera de la familia) están dadas porque de alguna forma revelan y ponen en evidencia nuestros propios aspectos autoritarios y abusivos como sociedad y como individuos.
El problema está vigente, las soluciones son múltiples, lo primero que se debe lograr es un cambio de actitud, es decir, comprender que los dos géneros, masculino y femenino, no dependen el uno del otro, las leyes también deben de continuar buscando un equilibrio entre hombres y mujeres, la educación tanto en la casa como en las escuelas deben procurar que los niños y niñas crezcan sin diferencias y en el caso de tener el problema dentro de casa, con la ayuda psicológica y la decisión de cambiar se puede vislumbrar una solución. En el momento que las grandes mayorías perciban un cambio será el inicio de una vida en comunidad más equilibrada y más justa.
¿POR QUE QUIENES SON MALTRATADAS NO BUSCAN UNA SOLUCION?
Razones económicas: Necesitan dinero tanto para ellas como para sus hijos.
Miedo: Sobre todo en la violencia física existe temor a que los golpes sean cada vez peor.
Fracaso como esposa: No querer que los familiares vean que el matrimonio no funciona.
Vergüenza y ansiedad: No quisieran dar una imagen de desorganización e incompetencia.
No haber tenido independencia: Sentir que no pueden vivir por su propia cuenta.
Esperanzas e ilusiones: Piensan que todo cambiará para mejorar con el tiempo.
Uno de los momentos mas difíciles que atraviesa la mujer es cuando decide afrontar la situación.
EFECTOS DE LA VIOLENCIA
Efectos psicológicos
● Rechazar elogios o comentarios positivos.
● Poner por delante las necesidades de los demás ante que las propias.
● Sentir que las tareas cotidianas son menos importantes que las demás.
● Mirarse a sí misma como alguien sin importancia.
● Dudar del dolor propio.
● Dar excusas para no realizar actividades que sí le gustarían.
● Sentirse apática, sin contacto con sus emociones.
Efectos sociales
● Referirse a novias anteriores de la pareja usando nombres discriminativos.
● Sentirse más importante estando entre hombres que entre mujeres.
● Bromear o burlarse del cuerpo de otras mujeres o de sus logros.
● Pedir permiso para hacer o decir algo.
● Sentirse insegura si no tiene aprobación exterior.
● Guardar silencio cuando le preocupa que otros puedan estar en desacuerdo.
● No contestar el teléfono o poner excusas para no salir.
● Pérdida de amistades y familia
● Evitar conversaciones.
Efectos físicos
● Dolores de cabeza.
● Problemas en la espalda y cuello.
● Desórdenes alimenticios.
● Depresión.
● Pensamientos suicidas.
● Desórdenes de sueño.
Se debe evitar la soledad y conversar acerca del problema con gente de confianza.
MITOS Y VERDADES DE LA VIOLENCIA
Mito: Las parejas que llevan años faltándose el respeto son las protagonistas de la violencia doméstica.
Verdad: La mayoría de agresiones en la pareja se da antes de los cinco años de matrimonio o convivencia (durante la etapa de acoplamiento)
Mito: Las mujeres son las que han hecho que el machismo impere en nuestra sociedad
Verdad: Tanto hombres como mujeres son responsables de estas actitudes.
Mito: Las familias de clase social media y alta no sufren tanta violencia doméstica.
Verdad: Se da con igual intensidad que en otros grupos sociales, lo que pasa es que se oculta, se calla, por vergüenza y por temor a ser juzgadas y criticadas.
Mito: Nadie tiene excusas para pegarle a una mujer o a su esposa.
Verdad: Las excusas están siempre presentes, ya sea por efectos del alcohol, porque creen que son dueños de sus vidas, porque no han cumplido con una obligación como mujeres, etc., tanto hombres como mujeres justifican constantemente estos actos volviéndose algo normal.
Mito: Hay ciertas mujeres que merecen ser reprendidas o golpeadas para que se comporten.
Verdad: Nadie merece ser golpeado o violentado. La libertad está en hacer y pensar como creemos que es mejor para nosotras.
Mito: Las familias sin educación, pobres y sin valores morales, son las protagonistas de la violencia.
Verdad: Todo tipo de familia o persona podrá caer en esta situación si no detecta a tiempo los inicios de una relación violenta o agresiva.
Fuente:
Revista HOGAR, Noviembre 1997