Publicado en
mayo 11, 2014
¿Existe una fórmula para la felicidad? Hay técnicas que te ayudan a alcanzar la paz, el amor y la abundancia infinita del universo...
Por Giselle Balido.
¿Qué necesitas para ser feliz? Esta es una pregunta que la mayoría de las personas se toman muy en serio. Ante la interrogante, muchas se dedican a analizar sus vidas, para descubrir cuál es el elemento "X" que les falta; otras no necesitan indagar mucho, pues tienen una idea exacta y justa de lo que necesitan para alcanzar la felicidad. Marissa, de 32 años: "Quiero hallar al hombre de mi vida. El día que lo encuentre, mi felicidad será completa". Para Elena, una ejecutiva de 41 años, la felicidad se encuentra en tener un negocio propio. "Estoy cansada de trabajar para otros y de no ser remunerada como merezco...", dice. Y Virginia, de 50 arios, busca la felicidad en la idea de viajar al Tíbet y dejar atrás el materialismo del mundo occidental. Tres metas muy diferentes, con un elemento en común: todas buscan la felicidad en algo externo. Para estas tres mujeres, ser feliz es una posibilidad que solo existe si se reúnen ciertas condiciones; se basa en obtener algo que está fuera de ellas y que necesitan para sentirse plenas.
Cuando se les pregunta qué hacen para alcanzar la felicidad, Marissa contesta que se inscribió en un sitio en Internet de solteros. Elena asegura que está buscando inversionistas para montar su propio negocio, y Virginia responde que ahora medita dos horas cada día. Ellas nos recuerdan al hombre que perdió las llaves de su casa y las buscaba en la calle, debajo de un poste de luz. Cuando un amigo le preguntó que dónde las había perdido, él señaló hacia una zona boscosa y oscura, al final de la calle. "Entonces, ¿por qué las buscas aquí?", indagó. "Porque aquí hay más luz...", respondió.
A su manera, Marissa, Elena y Virginia buscan la felicidad donde ellas piensan que pueden hallarla. Pero la realidad es que la felicidad muchas veces no se encuentra exactamente donde la buscamos, explica el life coach (entrenador de vida) Julio Bevione, autor de Vivir en la Zona, un libro que propone "abrir las puertas a un nuevo entendimiento del mundo en que vives".
¿QUE ES LA FELICIDAD?
Antes de pensar en alcanzarla, primero es preciso definir qué es la felicidad. Para Bevione, que descubrió su pasión por la sicología y la espiritualidad desde los 13 años de edad en su natal Córdoba, Argentina, esta no es otra cosa que la paz. "La felicidad nos la da vivir en paz", explica. Muchas veces la buscamos a través de personas, experiencias y cosas. "Cuando tenga suficiente dinero, tendré paz". "Cuando tenga pareja/ hijos/trabajo/el peso perfecto..."
Muchos grandes maestros espirituales han tratado de recordarnos a lo largo del tiempo, que la felicidad es una experiencia interior, por lo que nunca la hallaremos en cosas fuera de nosotros mismos.
Esto explica por qué un hombre puede hallarle sentido a la vida y encontrar la paz en medio del horror de un campo de concentración nazi, como lo hizo el siquiatra Viktor L. Frankl, autor de Man' s Search for Meaning... o de ser infeliz en medio de la riqueza y el bienestar material, como le pasó a la desaparecida Cristina Onassis.
En Vivir en la Zona, un libro inspirado en Un curso de milagros, Bevione explica que el ser humano nace con la capacidad de vivir en paz, sean cuales sean sus circunstancias, pero, en el camino, muchas veces se desconecta de esa "Zona". El lo explica así: "Al momento de nacer, todo ser humano está en la Zona. Pero en el mismo instante en que respira por primera vez, siente miedo. Y el miedo, que es el ego, lo aleja de la Zona...".
CONECTADO AL AMOR
La Zona es amor, y estar en ella significa estar conectado a ese sentimiento. Dicho de esta forma, suena simple, algo que hemos escuchado miles de veces. Pero que quizás, hasta ahora, no hemos entendido. La Zona, explica Bevione, es tu conexión natural y espontánea con el universo. Y cuando estás conectada a ella, entiendes que:
• Eres un ser espiritual viviendo una experiencia física.
• Compartes tu identidad con Dios.
• Eres responsable de las experiencias que vives, por lo que: Solo cambiando el pensamiento, cambiarás tu realidad.
Cuando vives conectado a la paz y la abundancia del universo, "transformas la realidad en la que vives, trasciendes cualquier conflicto, crisis o enfermedad, beneficiándote de ella, y te abres a la abundancia de todos los niveles de manifestación".
Lo cual nos lleva a dos preguntas clave: ¿por qué nos desconectamos de la Zona... y cómo podemos volver a conectamos?
"Nunca nos desconectamos", explica Bevione. "Lo que sucede es que también estamos conectados al ego. Este es la suma de lo que tú crees ser; es el conjunto de todos los pensamientos generados por tus experiencias y tus juicios".
El ego, explica Bevione, es miedo; la prisión que nos condena a "vivir el presente como un reflejo del pasado, repitiendo en distintas experiencias un mismo pensamiento".
Esta es otra forma de decir que no vemos el mundo como es, sino como somos. De cada experiencia que vives, sacas una conclusión y forjas una creencia de cómo eres y cómo es el mundo. Con el tiempo, eso es todo lo que ves. Y eso es lo que manifiestas. La persona que aprendió que la vida es escasez, siempre experimenta carencia; la que siente, a nivel inconsciente, que no merece el amor, nunca lo encuentra. Esto no es algo sobrenatural ni cuestión de magia: es que si solo eres capaz de ver escasez, no puedes reconocer la abundancia; si "todos los hombres son malos", ¿cómo vas a encontrar uno bueno?
Para limpiar "el cristal con el que miras", debes desviar la atención del ego y regresar a la Zona. Y eso... ¿cómo se logra?
CAMINO A LA ZONA
"Ante cualquier situación, pregúntate cómo te sientes. Si la respuesta es `Me siento en paz', es señal de que estás en la Zona", explica Bevione. De lo contrario, señala, debes decir: "Esa situación que me quita la paz ha sido creada por mí para manifestar mis creencias. Todas las experiencias nacieron de un pensamiento que elegí, y ese pensamiento es lo único que debo cambiar".
El autor, que ofrece seminarios en América Latina, lo mismo que retiros espirituales en Miami, Florida, proporciona en su libro cuatro pasos para regresar a la Zona:
DESARMA TUS CREENCIAS. "Poner en duda tu percepción es el primer paso para entrar en la Zona", asegura Bevione. Reconoce que aquello que crees ver no es lo que está frente a ti. Lo que creaste nació de un pensamiento y ese pensamiento se puede cambiar.
ACEPTA TU PROYECCION. Si te preguntas por qué vives experiencias similares con tus parejas, por qué tus trabajos se parecen, y por qué sigues enfermándote de lo mismo, la respuesta es simple: hay pensamientos en tu mente que actúan tan mecánicamente que ya no los puedes reconocer. Así, cada vez que deseas tener algo, despiertas esos pensamientos que te dicen que no puedes, no mereces, no es el momento.
REGRESA A TRAVES DEL PERDON. "Perdonar es liberarte totalmente del pasado, dejando atrás todos los juicios y condenas", señala el autor. "Eso que te quitó la paz fue solo una proyección de tus creencias".
DECIDE LO QUE QUIERES VER. En Vivir en la Zona, Bevione explica que durante mucho tiempo te sentiste alejado de lo que más querías; pensaste que no era para ti y que debías luchar por conseguirlo. Ahora entiendes que creas tu propio destino y lo haces desde tu pensamiento. Entenderlo y aceptarlo es todo lo que necesitas hacer. Acto seguido, decide qué quieres ver manifestado en tu vida, y deja que tus pensamientos sigan tu intención. "Entonces viene una etapa de 'limpiar la casa'. Cuando mueves los muebles y abres gavetas para hacer el aseo, levantas polvo'", explica Bevione. "Muchas veces, al limpiar tu mente de pensamientos antiguos, vas a ver manifestados algunos de esos pensamientos en los que has creído hasta ahora". Eso es levantar el polvo a nivel espiritual. ¿Qué hacer en esos momentos? Cada vez que regrese un pensamiento negativo, reconoce lo que está pasando y regresa a la Zona. Y afirma lo que deseas manifestar en tu vida, que no es otra cosa que la paz, el amor y la abundancia infinita del universo. Poco a poco, como un vaso de agua turbia al que le viertes agua limpia constantemente, hasta que no quede agua sucia, cambiarás tus creencias, y verás tus nuevos pensamientos —los que provienen de la Zona— manifestados en tu realidad.
Fuente:
REVISTA VANIDADES, ECUADOR, SEPTIEMBRE 26 DEL 2006