LA AGRIDULCE HISTORIA DE LAS RESURRECCIONES
Publicado en
mayo 18, 2014
Por Patricio Mena Vásconez.
El resurgimiento de los dinosaurios en películas y novelas como Parque Jurásico, puede tener analogías insospechadas. Al parecer, el renacimiento de los monstruos del pasado no solo afecta a los tiranosaurios, sino a los rockeros entrados en años.
La diferencia entre ambas criaturas es fundamental: hacer que efectivamente los reptiles antediluvianos regresen, está (al menos por el momento) lejos del alcance de la ingeniería genética; pero los músicos de los años sesentas y setentas que vuelven a mover la colita, son seres vivos y, como tales, inmersos en el drama, la acción y la comedia de la vida real, sin necesidad de mayores efectos especiales.
La mayoría de ejemplos de revivificaciones rockeras, se refieren a los dinosaurios del rock progresivo o sinfónico inglés de los años setentas (los del llamado "tecnorock"), por alguna razón que rebasa el alcance de este escrito. Pero, claro, no son los únicos.
Vale una aclaración: muchos de los grandes músicos de los grupos de esas décadas, extrañamente lejanas y cercanas a la vez, han seguido haciendo música, ya sea como solistas o con otros grupos. Son muy pocos los conjuntos que se han mantenido más o menos incólumes a lo largo del tiempo. Incluso en esos escasos ejemplos, las diferencias entre el grupo actual y el original casi claman por un cambio de nombre.
En la categoría de los que supuestamente nunca desaparecieron, está Jethro Tull, el grupo inglés liderado por el cantante, guitarrista y flautista Ian Anderson, que hace poco sacó un álbum conmemorativo de sus 25 años de actividad. También podemos nombrar al grupo alemán Tangerine Dream, pionero del rock electrónico hace ya 30 años, que tiene como único sobreviviente del staff original al guitarrista y teclista Edgar Fróse, ahora acompañado de su hijo.
Entre los que tal vez nunca desaparecieron podría también nombrarse a Génesis, que hizo maravillas en los setentas; pero sus discos son tan esporádicos frente a las carreras como solistas de sus integrantes, especialmente del cantante Phil Collins, que este grupo no parece ser un buen ejemplo. Pero si se reintegraran efectivamente los cinco clásicos del grupo: Collins, Peter Gavriel, Steve Hackett, Tony Banks y Mike Rutherford, entonces sí podríamos hablar de un renacimiento de Génesis. Eso no parece posible.
Otros grupos han desaparecido como tales por un buen tiempo y se han reintegrado luego, por lo menos hasta cierto punto. No hay una norma para decir cuándo realmente un grupo ha desaparecido: ¿Ha sido largamente planificado su próximo álbum? ¿Han decidido tomarse unas extensas vacaciones? ¿Se desintegraron definitivamente y no pueden ni verse sus miembros?
Además, la chismografía y los trucos publicitarios propios de este ámbito, hacen muy difícil poder contar con datos totalmente creíbles.
Pero sí se puede llegar a un límite medio empírico para decir, sin mayor problema, que The Beatles, por ejemplo, sí se desmembraron definitivamente, y que una reunión entre ellos sería una verdadera resurrección (mucho más si tomamos en cuenta que John Lennon murió hace más de diez años). Casos más ambiguos. son, entre otros, Pink Floyd, Deep Purple, Emerson, Lake & Palmer, Led Zeppeling y Yes, cada uno con una historia propia.
Pink Floyd, después de todos los relajos de la salida de Roger Waters, el genial bajista y alma del grupo, continuó haciendo buena música e incluso después de poco comenzará una gira que (como siempre) llegará cerca de Ecuador pero no entrará. A mi modo de ver, el grupo sin Waters no merece seguirse llamando Pink Floyd, pues perdió toda la esencia que les llevó a producir obras singulares como Dark Side of the Moon a mediados de los setentas. El grupo del guitarrista David Gilmour, donde el propio teclista original de los Floyd, Rick Wright, es ahora un simple asalariado de su compañero, es un capítulo de estos renacimientos incompletos.
El caso de Yes, incluso es más complicado. Se produjo un cisma en este gran conjunto inglés, en los ochenta, por alguna desavenencia interna; el bajista Chris Squire se quedó con el nombre, dejando afuera a otros miembros del grupo, entre ellos el corazón de Yes: el cantante Jon Anderson. Este, junto a Steve Howe, Bill Bruford y Rick Wakeman, creó un cuarteto que tenía como nombre solo sus apellidos. En buen cristiano, ese era el verdadero Yes y no los que se quedaron con el nombre. Después de arreglar los problemas, Yes volvió en pleno pero se notaba claramente que unas canciones eran del grupo de Squire y otras del de Anderson. Se espera que saquen un disco más coherente pero hay quienes piensan que más va a ser una reunión de excompañeros de colegio que un verdadero conjunto reactivado.
Un ejemplo muy claro de resurrección es el de Emerson, Lake & Palmer, el trío de superinstrumentalistas ingleses que combinó (con resultados a veces increíbles) el rock con la música clásica y el jazz. Keith Emerson, Greg Lake y Carl Palmer se separaron tras una triunfal carrera en los setentas, para seguir derroteros separados. Cuando quisieron reunirse a mediados de los ochentas, Palmer no estaba disponible, así que se formó el grupo Emerson, Lake & Powell (Cozy Powell, notable baterista salido de ámbitos metaleros). Cuando quisieron nuevamente juntarse, el que faltaba era Lake, y se estableció un trío que se llamó Three, con el cantante Robert Berry. Finalmente, hace pocos años, el trío, todavía con algo de su fuerza y originalidad, se reencontró para sacar una interesante obra en estudio. Hace poco salió un excelente disco en concierto.
Pero los críticos han tachado estas obras de anacronismo y desenfoque. El disco de Anderson, Bruford, Wakeman & Howe, por ejemplo, es una obra muy bien concebida pero vituperada con celo excesivo y escaso análisis.
En los últimos tiempos se viene hablando de la reunificación de otro grupo que hizo furor en los años setentas: Led Zeppeling. A pesar de que tenía un componente "pesado" muy claro, había un refinamiento de fondo muy especial, responsable de piezas tan sobresalientes como Stairway to Heaven. La muerte del baterista John Bonham marcó quizá el comienzo del fin. Un intento de reunirse hace unos cuantos años, fracasó por el choque de egos: no se pusieron de acuerdo en si debía ir primero el nombre del guitarrista Jimmy Page o el del vocalista Robert Plant. Pero se habla de que en estos días van a volver a tocar juntos, y el baterista sería nada menos que el hijo de Bonham, con lo que la reunión sería casi perfecta.
Pero ahora llegamos a la reunificación que todos esperábamos y que se truncó violentamente cuando, hace 14 años, un loco asesinó a John Lennon. Los Beatles, los padres de la música popular moderna, cuya influencia se ve igualada solo por su sutil intervención en muchos momentos menos evidentes, se quedaron sin su mejor cuarta parte cuando ya estaban separados por largos años. Y, sin embargo, ahora se habla de que van a tocar de nuevo...
Paul McCartney, George Harrison, y Ringo Starr, estarán de nuevo frente a sus fanáticos como cuando hacían chillar y desmayar jovencitas hace ya 30 años... Sí: Yesterday, Hey Jude, Let it be, interpretadas con las voces originales (aunque ajadas) de los ciudadanos más famosos de Liverpool. Parece mentira.
Y tal vez lo sea, porque esta reunificación, "el evento del siglo", tiene características especiales: no se van a reunir (al menos en principio) en un concierto o algo así para tocar piezas antiguas. De lo que se trata es de hacer música para una serie de televisión inglesa acerca del conjunto. Entre lo que compongan habrá una o dos piezas cantadas que serán llevadas a video. Además, ya ha habido problemas entre Paul y George, según dicen. Paul ha llegado a decir que la reunificación es falsa (refiriendose, al parecer, a un concierto). Pero se puede dar por hecho que la reunión sucederá, aunque no sea precisamente lo tan esperado. Falta por determinar si va a ser Julian Lennon, el hijo de John, dotado de una voz muy parecida a la de su padre, el que asome en su representación.
Entonces, ¿serán realmente Los Beatles los que se reúnan? ¿No será una réplica incompleta de lo que sucedía en aquellos tiempos? Tal vez eso es, de hecho, lo que en realidad ha sucedido con todos los grandes revividos, que aprovechan algo de lo que queda (y de los que quedan) para exprimir unas gotas más a una fruta antes jugosa. En cualquier circunstancia, Los Beatles son especiales; por eso, una reunificación será algo distinto a lo que ha sucedido con otros grupos. Su singularidad trasciende la esfera racional-analítica y entra en lo fabuloso-legendario, como lo han hecho los dinosaurios genuinos. Su reunión puede ser un éxito rotundo (pero de todas maneras efímero) o un ladrillo torcido en esta leyenda que se sigue construyendo. Veamos qué pasa, si es que pasa. En cualquier caso, Los Beatles nunca volverán realmente a tocar juntos.
Y, ¿saben qué? También creo que eso en verdad importa poco, pues Los Beatles -como los dinosaurios genuinos- nunca han perdido actualidad y jamás han dejado de estar con nosotros.