¿EN QUÉ NIVEL ESTÁ SU RELACIÓN?
Publicado en
abril 27, 2014
Dicen los profesionales del amor que las relaciones entre hombres y mujeres tienen cinco niveles... perfectamente reconocibles.
Por Victoria Puig de Lange.
Así que entre sus planes para un futuro inmediato está el de casarse y empezar una familia.
Bueno, ese mismo sueño es acariciado por cientos de miles de mujeres en el universo. Es una idea normal. Una idea realizable. El problema es que para llevarla a cabo hay que contar con la colaboración de un hombre, y éstos, por naturaleza, no se inclinan al compromiso.
Es una ley de la vida.
Los que han hecho una profesión del estudio del desarrollo de las relaciones entre hombres y mujeres, dicen que éstas tienen cinco niveles por los cuales se pasa antes de llegar al compromiso final. El problema es que el hombre es más lento, casi reacio a avanzar, dejando atrás los niveles preliminares.
La mujer parece estar más condicionada, más abierta a aceptar riesgos, a enfrentarse a un futuro de cambios e interrogantes.
EL ENCUENTRO
Este primer nivel, el del encuentro, es donde la pareja se descubre y empieza "a salir". Este nivel es el más fácil porque no requiere compromiso alguno, pero también es peligroso ya que es fácil confundir la atracción sexual con el sentimiento. A este nivel, la mujer está generalmente en control porque es la que por tradición tiene una idea clara de lo que debe o no debe permitirse. Es ella la que regula la intimidad del entendimiento, hasta conocerlo mejor. ¡Y qué bien hace! En esta primera etapa él exhibe una serie de trucos para defender su "independencia". Sabe, por ejemplo, que se muere por verla en el fin de semana, y se lo dice, pero no precisa una hora. Le manda flores un lunes, pero no la llama en toda la semana. Sin embargo los encuentros van haciéndose más frecuentes. Pasan todos los fines de semana juntos, pero ella no sabe con seguridad si sucederán sino al último momento.
A estas alturas, una mujer con instintos de conservación, debería tomar las riendas y alterar el orden de cosas a su conveniencia. Si él rehúsa hacer planes con tiempo, haga los suyos independientemente y dele la sorpresa de no estar disponible cuando él da señales de vida sugiriendo un plan a última hora.
Como usted hubiera preferido salir con él, le será fácil decírselo sin ofenderlo "¡Qué lástima! Si yo hubiera sabido que ibas a llamarme hubiera preferido mil veces salir contigo!".
Después de un par de estas "sorpresas", él empezará a llamarla con tiempo, como debe ser. ¿Que corre el riesgo de que no vuelva a llamarla? Eso es verdad. Como es verdad que si la relación no resiste estas pequeñas pruebas, no es algo que vale la pena salvarse. Lo principal es que usted mantenga las cosas en un clima de sana amistad y comunicación, con la idea de poder escalar otro nivel.
EL DE ACEPTACION COMO PAREJA
El segundo nivel es aquel donde ya se acepta que son un proyecto de pareja. Tienen muchos amigos en común y las "salidas" son ahora más tranquilas, menos planeadas. Es posible que pasen una velada en su casa o en la de él, mirando Tv., o simplemente hablando. Al fin y al cabo, están descubriéndose. Hay mucho de qué hablar. Pero todavía hay "situaciones" que no se resuelven. El continúa protegiendo ciertas áreas de su vida. Por ejemplo, usted no conoce aún a sus compañeros de trabajo o a su familia.
Si las relaciones han llegado ya al entendimiento sexual, hay cierta tensión en cuanto al lugar donde éstas ocurren. Usted quiere que él se quede en su departamento. El quiere que usted vaya al de él. Y cuando accede a quedarse en el suyo, usted siente que ha puesto una pica en Flandes. Más significativo, todavía no logra que la incluya en todos sus planes, aunque insiste en que usted salga solo con él.
De nuevo, una decisión se impone de parte suya. Como siempre, un intercambio de opiniones (que los hombres detestan) es lo más saludable. Dígale francamente que usted es la única mujer en su vida, él necesita sentirse libre. Está claro que lo aterra perder su autonomía. Pero usted también tiene la suya. Deje esto bien en claro antes de pasar al tercer nivel.
EL UMBRAL DE LA MONOGAMIA
Este tercer nivel es importante porque para él es sencillamente aterrorizante. Como que se ha dado cuenta de que ser monógamo es más que amar sólo a una persona. Significa además que se ha llegado a una relación seria, lo cual él traduce así: "Estoy metiéndome en honduras". Y nada raro que hasta inicie un feroz coqueteo con otra mujer en una fiesta, sólo para dejar en claro que todavía es "autónoma".
Abordar el tema es poco menos que imposible. El rehúsa la confrontación porque tiene miedo de revelar la profundidad de sus sentimientos. De nuevo se encuentra usted en una encrucijada. ¿Tan necesario es ese hombre en su vida que amerita luchar por introducirlo definitivamente en ella, aún a costa de tanto malestar?
Si es así, entonces aproveche el tiempo para conocerlo mejor, convirtiéndose también en factor definitivo en su vida. Descubra cuáles son sus ambiciones y demuéstrele -con hechos no con palabras- que usted calza en ellas. A veces la conveniencia es buena aliada del amor.
Un buen día, sin que pueda definir cómo sucedió, usted y él son ya un binomio que se desempeña en el cuarto nivel, el de la complacencia común.
EL DE LA COMPLACENCIA COMUN
Ahora ya no toman decisiones sin contar con el otro. Planean vacaciones juntos y sus familias se conocen. Nadie pensaría siquiera en invitar a uno sin el otro. Si él tiene hijos de un matrimonio anterior, éstos forman parte de ciertas actividades. Y la pregunta se oye frecuentemente: "¿Cuándo se casan?"
Es entonces súbitamente, cuando puede surgir la idea: ¿Y por qué no vivimos juntos primero?
A diferencia de lo que sucedía años atrás, cuando la pregunta habría sido "¿Y por qué no nos casamos?" hoy la costumbre ha abierto una puerta a la modalidad -aceptada por muchos- de "hacer la prueba" antes de atar el nudo definitivamente, obviando por el momento el compromiso legal.
EL DE LA RELACION MONOGAMA
Lo malo es que hoy la pareja a menudo se resuelve a vivir juntos por razones que no tienen ninguna validez... "porque él no tiene dónde vivir, y de todos modos, estamos siempre juntos"... "porque queremos hecer primero el experimento"... Por último: "vamos a darle un año y entonces sí nos casamos... o nos separamos".
La realidad es que vivir juntos por conveniencia o por "hacer la prueba" es arriesgar el futuro. Un futuro que casi siempre es el de ella, porque la mujer es siempre la que pierde en estos casos. Al final del año, es posible que ella esté lista para casarse, pero él continuará indeciso y a lo mejor haciendo planes para un futuro en el que su compañera no tiene parte.
¿Quiere un consejo que no ha pedido? No permita que nadie la coloque al margen mientras él decide lo que va a ser su vida.
En determinados casos, vivir juntos sin beneficio de un documento, puede ser buen sustituto del matrimonio. "Nos amamos, nos respetamos, pero no somos partidarios del matrimonio desastroso y no quiere arriesgarse a repetir la experiencia". Pero estas situaciones son raras. Más recomendable es aceptar vivir juntos solo si los dos se comprometen a casarse al final de una fecha determinada.
Antes, sin embargo, haga una evaluación de las posibilidades de éxito, basándose en detalles de su vida actual. Por ejemplo, ¿habla uno de los dos el de mantener un segundo departamento, aparte del que van a tener juntos?... ¿Sugiere él no usar sus muebles (los suyos) porque no van con la decoración?... ¿Se habla mucho de quien le debe plata a quién? Todo esto demuestra que funcionalmente, la relación es monógama, pero no están compartiéndolo todo y eso significa algo.
Por naturaleza, la mujer se adapta a los diferentes niveles de una relación, mientras el hombre tiende a resistirse a la entrega total, lo cual no es necesariamente malo. Dar un paso atrás no lastima la relación ni significa un repudio. A veces el retroceder ofrece una mejor perspectiva.
Una vez que usted sepa exactamente dónde se encuentran y determine la distancia que hay entre los, dos entonces los malentendidos podrán evitarse. Pero si persiste en quedarse atrás entonces tal vez ha llegado el momento de ponerle límites su presencia.
Estos cinco niveles imaginarios le darán una pauta para determinar en qué punto está su relación, si vale la pena matenerla y hasta predecir a dónde llegará.
Fuente:
Revista HOGAR, Noviembre 1997