EL ARTE DE SABER CONSOLAR
Publicado en
abril 06, 2014
A veces no alcanzan las palabras para reconfortar a quien experimenta un momento de dolor. ¿Qué hacer cuando somos los llamados a apoyar a esa persona que vive un duelo?
Esa amiga cercana ha perdido a un ser querido. Entonces, nosotros, en el papel de personas allegadas, nos sentimos en el deber de hacer algo, pero ni siquiera sabemos qué decir. Incluso, hay quienes se ponen tan nerviosos frente a ese silencio que incomoda, que terminan diciendo algo inapropiado. Si queremos consolar a alguien que vive un momento doloroso, primero debemos tener una idea sobre lo que atraviesa, emocionalmente, esa persona: "Las muertes, pérdidas o enfermedades transforman nuestro mundo seguro y predecible, y nos enfrentan a crisis y cambios. Esa crisis o cambio implica un duelo... Ese duelo hay que procesarlo y elaborarlo; es decir, aceptarlo", explica la sicóloga clínica Valentina León.
Hay dos cosas que debemos tener en claro cuando queremos ayudar a ese amigo o familiar que sufre una pérdida, según indica esta especialista guayaquileña. Una es que cada ser humano enfrenta el dolor a un ritmo distinto, y otra es que el duelo tiene etapas: La primera de shock, en la que domina la incredulidad y negación ante lo que está ocurriendo. La segunda de enfado o ira hacia sí mismo, los demás y Dios. Luego viene la fase de depresión, que es la más intensa y que permite a la persona reorganizarse. Y finalmente, llega la aceptación. "Todo este proceso puede durar hasta 2 años para hablar de un proceso sano. Más allá de eso, estaríamos ante un duelo patológico", asegura nuestra entrevistada.
LO SIENTO MUCHO
Las palabras de consuelo son básicas cuando acompañamos a quien vive un momento duro, ya que la tristeza, al igual que la alegría, es un sentimiento para ser compartido. He aquí otras actitudes útiles del buen consolador para ayudar al amigo o pariente que está sufriendo:
• Permitirle llorar y expresar cómo se siente.
• Compartir su dolor con respeto y pocas palabras.
• Acompañarlo a revisar sus recuerdos (fotos, cartas).
• Ayudarlo a que se reconecte con su familia, amigos, espacios espirituales, sociales y profesionales; y animarlo a que retome sus actividades y costumbres. Proponerle salidas para que se distraiga un poco. Si la invitación es declinada, hay que respetar la decisión, péro más adelante volver a insistir.
• Animarlo a que escriba lo que siente.
• Orientarlo para que evite tomar decisiones importantes durante este proceso, como vender la casa, mudarse, botar pertenencias o cambiar de trabajo.
MALOS CONSOLADORES
Hay personas que comparten una experiencia personal de pérdida como un mecanismo de consuelo, lo cual es válido. "Está bien dar nuestro testimonio corto y sincero. De esta forma, la persona que sufre percibe que existen posibilidades de salir adelante y de recuperarse como otro ya lo hizo", dice Valentina León. Lo malo está cuando quien cuenta su vivencia de dolor, hace del relato un monólogo y termina convirtiéndose en protagonista del momento difícil de otro.
Si la persona que atraviesa una pérdida expresa que quiere estar sola, los demás tenemós que respetar su deseo. Sin embargo, como explica la sicóloga entrevistada, existe una situación en la que será necesario intervenir, aunque se resista: "Cuando manifiesta que prefiere morirse, es importante promover un acompañamiento mutuo y buscarle ayuda profesional". Tarea nada fácil, pero es ahí que se pone de manifiesto el vínculo familiar o de la amistad.
Asesoría: Valentina León, sicóloga clínica y especialista en terapia familiar; telf: 094491795.
Fuente:
Revista HOGAR, Julio 2008