Publicado en
febrero 09, 2014
CARA O CRUZ
DURANTE un día de elecciones mientras esperaba en fila para votar, el individuo que me precedía me confesó que todavía no había resuelto a quién dar su voto. Por fin entró en la casilla. Desde el interior escuché un leve crujido, y luego salió rodando de allí una moneda que fue a parar a mis pies. Hubo un instante de silencio, quebrantado por la voz del elector que preguntaba:
—Bueno, ¿qué fue?
—Cara —respondí.
Siguió a esto el leve ruido de la palanca, se abrió la cortina y el hombre, sonriendo algo avergonzado, alzó su moneda y salió del lugar.
—J.D.
CONFUSION
UN CIUDADANO de Alemania Occidental que estaba de visita en China trataba de indicar a la camarera que deseaba un vaso de zumo de naranja, pero sus esfuerzos eran inútiles. Por fin se le ocurrió señalar la banda anaranjada que llevaba ella en el pecho e hizo como si bebiera.
La chica se dirigió a la cocina, con expresión de haber comprendido, y volvió con un vaso de leche.
—W.C.
FRAGANCIA
OBTENGO gran placer percibiendo olores, aromas, fragancias y perfumes. Las flores son extraordinarias; son muy pocas las que no tienen aroma. Los tulipanes, por ejemplo, huelen a lacre. La gente puede tener exhalaciones maravillosas (recuerdo que mi padre olía a escaramujo oloroso y mi madre a té de China). Los caballos tienen un efluvio delicioso, también las vacas.
Cada casa tiene un olor diferente, y a veces son todos maravillosos. Aun una calle de Londres puede oler bien después de un chubasco, si hay cerca una higuera. El humo de carbón vegetal, el tomillo caliente en las montañas, las ostras, las nucas de los bebés; una mezcla de heno y pan recién horneado: los campos de heno, la hierba cortada, casi cualquier invernadero, las frutas secadas al sol, un buen borgoña, las sábanas limpias, los fuegos de leña, los liros nuevos, los bosques de pino.
—E J.H.
CORO CALLEJERO
ME FASCINA cantar, especialmente cuando voy sola conduciendo mi automóvil. Por lo general, dejo de hacerlo en las bocacalles, en donde pudieran oírme. Sin embargo, cierta vez en que me hallaba en medio de una congestión de tránsito cerca de casa, en el estado norteamericano de California, durante el último período de escasez de gasolina, estaba tan embebida en una sonora interpretación de La gloria del Señor, uno de los coros del Mesías de Haendel, que no me di cuenta de que la circulación se había detenido sino hasta que escuché una hermosa voz de barítono que se unía a mis cánticos de mezzosoprano. Echando un vistazo a la izquierda, vi a un joven clérigo en una camioneta de pasajeros, con el rostro radiante por el canto. En la parte posterior de su vehículo, un grupo de jóvenes, quizá del coro de su iglesia, corearon con entusiasmo. Para no quedarse atrás, unos braceros mexicanos que iban en un camión, comenzaron a tararear la tonada hasta que finalizó.
Nos estábamos mirando todos mutuamente, como en una euforia de autocongratulación, cuando de pronto, de la paciente "cola" de autos que a , mi derecha esperaban para cargar combustible, surgieron las primeras notas de Hava Nagila. El cantor, un joven barbado, saltando de su destartalado Volkswagen acudió a dirigir aquella espontánea celebración de la vida.
Todos nos unimos al canto: el joven cura y su coro, los braceros, los conductores que hacían cola y yo. Después, cuando poco a poco fue haciéndose fluido el tránsito, con alegres voces y rítmicos_claxonazos partimos hacia nuestros diversos destinos.
—V.W.
DEFINICIONES QUE NO ESTAN EN EL DICCIONARIO
RISA: SENSACIÓN de bienestar que se siente por todas partes, pero que se manifiesta principalmente en un lugar.
—J.B.
ACERTIJO
CONDUCÍA en las afueras de la ciudad donde resido, cuando el auto se paró. Como no pude hacerlo arrancar, me bajé del coche, abrí la tapa del motor, recogí una piedra y tímidamente me aproximé al acumulador.
—No haga eso —dijo un señor que acudió presuroso.
—Es que mi marido siempre...
—Puede usted romper algo. Permítame, señora —dijo.
Media hora después él aún trabajaba asiduamente cuando, se aproximó un mecánico de una asociación automovilística. Repetí mi intento con la piedra.
—No, no —dijo el mecánico—. Lo mismo lograría dando puntapiés a una rueda.
El primer buen samaritano y el hombre de la asociación sonrieron entre sí. ¡Estas mujeres conductoras!, parecían estar pensando. Pero ni sus esfuerzos combinados lograron hacer arrancar el auto, y al fin pude convencer al mecánico de que fuera a buscar a mi marido.
Con aspecto lánguido, mi esposo se apeó del coche de la asociación y, alzando una piedra, dio cuatro golpecitos al acumulador... con lo cual el automóvil arrancó.
—M.S.
NOTA DOMESTICA
MIENTRAS cuidaba a un lactante en casa de una vecina, me encontré con una lista de las tareas cotidianas de la dueña de casa. Comenzaba inocentemente: lavar la ropa, aspirar, llamar a la niñera, etcétera. El renglón final, aunque escrito en letra mucho más menuda que el resto, era aún legible: esconder la ropa planchada.
—D.L.
DIENTE POR DIENTE...
DURANTE los últimos doce años mis dientes han necesitado de un tratamiento intensivo, así que en mis últimas dos visitas al dentista me sentí feliz cuando me dijo que nada necesitaba de cuidados.
—¿Se da cuenta de que llevo un año sin tratamiento? —exclamé en mi segunda visita.
—Bien, veámoslo como es —sonrió mi dentista—. Sólo hay una cosa que podría usted padecer: fatiga de metal.
—D.H.
EN LA sala de espera de un consultorio dental, hay un cartel garabateado que dice: "Cuando vine por primera vez, estaba optimista. Ahora estoy totalmente desmolarizado".
—P.D.T.
MI SOBRINA, que es enfermera en un consultorio dental, se pregunta si no debe cambiar de empleo. Un día sonó el teléfono cuando empastaba un diente a un niño y contestó distraída: "Abre, por favor".
—P.P.
DESPUÉS de 59 años, por fin se me ha ocurrido que las citas con el dentista tienen una ventaja: el odontólogo no me pesa antes de comenzar.
—D D P.
EN UNA fiesta, una amiga me sugirió que usase una nueva y maravillosa crema para las patas de gallo que rodean mis ojos.
—No son patas de gallo —repliqué—: son las arrugas de la risa.
—Querida, no hay nada que pueda ser tan gracioso.
—D.J.
¡SALUD!
LA PERIODISTA italiana Oriana Fallaci informa que al término de una entrevista con el ex canciller alemán Willi Brandt, se refirió a la modestia del político al comentar:
—Con usted se puede hablar de cualquier cosa, menos de Willi Brandt.
—Debe usted recordar que vengo del Báltico —repuso Brandt—, que tengo un pico de marinero y que los años que pasé en Noruega me produjeron gran efecto. Y así, para absolverme, le contaré un cuento noruego, que pudo haberse inventado especialmente para mí. En una montaña, en la parte superior de un fiordo, vivían dos campesinos. Cierto día, uno de ellos fue a visitar al otro; entró en la casa sin decir nada, apenas con una ligera inclinación de cabeza. El otro tampoco dijo nada; ni siquiera movió la cabeza, pero lanzó una mirada a la vitrina, donde había una botella de aguardiente. Comprendiendo, el otro se dirigió al mueble y sacó la bebida en silencio, poco a poco, un vaso tras otro. Ni un gruñido interrumpía este acto de mudos hasta que, al tomar el último sorbo de la bebida, el visitante alzó el vaso y murmuró: "Skoal!" El otro, furioso, lo increpó: "¡Imbécil! Viniste a beber o a hablar de tonterías!"
—Entrevista con la historia
TELEGRAMA URGENTE
EN NUESTRO barrio interrumpían el fluido eléctrico de las 8 a las 10 de la noche y como nosotros nos acostamos temprano, por lo general estábamos dormidos antes de que se hiciera el corte. Una noche me despertó el continuo sonar del timbre. Al abrir la puerta me sorprendió no encontrar a nadie allí, pero el botón del timbre estaba hundido, sujeto por un alfiler del que pendía un telegrama.
El mensajero evidentemente no había conseguido despertarnos golpeando la puerta, pero se aseguró de que el timbre lo hiciera cuando restablecieran el fluido eléctrico.
—D.R.
PRECAUCION
SHEBA, mi perra, mordisqueaba alegremente un húeso grande en el jardín cuando dos chicas exploradoras, que recolectaban objetos usados para una venta de beneficencia, se acercaron por el camino.
La perra movió el rabo violentamente, a la vez que lanzaba el ladrido ruidoso y fiero con que acostumbra saludar a las visitas. Las muchachas se detuvieron en seco. "¡Vámonos de aquí!", dijo una de ellas, mirando el hueso que mordía la perra. "¡Probablemente eso es todo lo que quedó del cartero!"
—M.A.G.
POR FAVOR
NOS ENCONTRÁBAMOS en la estación de Preston (Inglaterra) para despedir a una amiga que tomaría el último tren a Londres sin escalas. Cuando llegó el convoy, mi esposa la acompañó hasta su asiento y yo las seguí con la maleta. Nos despedimos y nos dispusimos a bajar del vagón cuando, horrorizados, comprobamos que el tren estaba en movimiento y las puertas cerradas.
Corrimos de un lado a otro por el interior hasta encontrar a un guardia. Al quejamos, indignados, él respondió:
—Es culpa suya. No debieron subir. ¡No pretenderán que se haga detener un tren expreso sólo por dos personas!
—¿Y qué dice de nuestro perro? —le grité airadamente—. Se quedó en mi automóvil, que está estacionado fuera de la estación. Por vez primera el guardia mostró algún interés:
—¿El auto está cerrado?
—Sí.
—¿Y las ventanas?
—Por supuesto.
—Bueno —dijo consultando su manual—, en ese caso, sí podremos hacer parar el tren.
—P.I.B.
AL MECANICO
HABÍA que llevar al taller mecánico el auto de la familia, que ya tenía nueve años de uso, para que lo revisaran. Al llegar al establecimiento, el coche tosió, vibró y al fin se detuvo con un estremecimiento terrible.
Un mecánico joven, que había presenciado la escena, se acercó, sonriendo socarronamente.
—¿Qué le pasa a su auto, amigo? —preguntó—. ¿Está. nervioso?
—M.P.
AL EXAMINAR un automóvil herrumbroso en un lote de vehículos usados, un amigo mío se sorprendió al ver junto a aquel un cartel que decía "Herrumbre gratis". Se lo hizo notar al vendedor, quien le contestó con aire de indiferencia:
—Sí, señor. El automóvil cuesta 150 dólares; la herrumbre es gratis.
—R.C.D.
HAY QUE confiar en lo mejor y esperar lo peor, pues en el drama de la vida nada hemos ensayado.
—Mel Brooks
DECLARACION
EN UNA función de teatro a la que sólo unos pocos espectadores habían concurrido, el actor Orson Welles se presentó con estas palabras: "Mi nombre es Orson Welles; soy actor, escritor, director, empresario, columnista y, desde luego, conferencista. Díganme, ¿por qué yo soy tantos y ustedes tan pocos?"
—D.F.
HUMOR CON HABITO
UN SACERDOTE estadounidense destacado en una aldea irlandesa, se alarmó cuando un nervioso penitente le confesó, un sábado por la tarde, que había estado fabricando whisky en forma clandestina. El sacerdote, que no conocía la naturaleza del whisky y las severas penas eclesiásticas con que se castigaba su fabricación, aseguró al penitente que en ninguna de las listas, catálogos y enciclopedias compiladas por teólogos eruditos, se encontraba un pecado así. Pero cuanto más restaba importancia a la falta, más aumentaba la desesperación del pecador, hasta que el sacerdote por fin lo calmó con una sonora absolución y una penitencia adecuada.
Sin embargo, todavía intrigado, el sacerdote fue al día siguiente a consultar a un viejo cura párroco.
—Canónigo —le dijo—. —Si alguien ha estado fabricando whisky, ¿qué debo darle?
—No más de una moneda de tres y otra de nueve peniques —respondió el viejo con sabiduría. Y no se dijo nada más.
—J.F.X.
CIERTO párroco, ya entrado en años, trabajaba en su jardín, cerca del convento, cuando un transeúnte se detuvo a preguntarle cómo estaban las rosas que el sacerdote tanto amaba.
—No andan mal —respondió el clérigo—. Pero sufren de un mal característico de esta zona: la Muerte Negra.
—¿Qué es eso? —exclamó el transeúnte, ansioso de mejorar sus conocimientos de jardinería.
—Monjas con tijeras.
—M.T.B.
Mi HERMANO menor envió una tarjeta a mis padres en el aniversario de su boda. En ella escribió: "Para mamá y papá. Quince años de guerrilla matrimonial".
—L.M.H.
Hacer acto de presencia es el 80 por ciento de la vida.
—Woody Allen
LOS TRES DESEOS
EN RUMANIA, un pescador capturó una trucha, pero esta le ofreció concederle tres deseos si le perdonaba la vida.
—Deseo invitar a todos los chinos del mundo a cenar este sábado —dijo el rumano.
—¿Cuál es tu segundo deseo? —preguntó la trucha.
—Quiero invitar a cenar a todos los chinos del mundo el sábado siguiente.
—¿Y tu tercer deseo?
—Invitar a todos los chinos del mundo a cenar el otro sábado.
—¿Por qué quieres invitar a todos esos chinos? —inquirió la trucha.
—Porque en todas esas idas y venidas mil millones de chinos pasarán por encima de los rusos —contestó el pescador.
—C.D.N.
UNA PAREJA DIFERENTE
CON FRECUENCIA cada vez mayor veo a los padres acompañados por sus hijos en aeropuertos, restaurantes y centros vacacionales. Esto quizá se debe a que la madre está trabajando o realizando otra actividad, o a que tal vez los padres se han separado o simplemente han resuelto que esta vez el padre atienda al niño. Son parejas extrañas, cuyos integrantes se profesan afecto y se sienten un poco desconcertados por su nueva relación, como si estuvieran de luna de miel.
Los niños, tomados de la mano de su padre, le hacen preguntas, y leen tiras cómicas; los padres vigilan que sus hijos tengan bien puesto el suéter, que estén correctamente peinados y que no pierdan la mochila, pero sin la actitud nerviosa de la madre, que siempre parece oscilar entre un grito y un abrazo. Me parece que este nuevo tipo de pareja está destinado a florecer, para gran satisfacción de todos los interesados.
—S.A.
LECCION DE GRANDEZA
EL ÁRBOL que se yergue solo es un símbolo. Los olmos en las riberas de los ríos y arroyos, las patriarcales hayas, los grandes robles y los delgados arces, son plantas que han librado una larga batalla probando su fuerza.
Durante un siglo o más, han conocido las tormentas del invierno, el milagro de la primavera y el calor del verano. Hace un siglo una pequeña semilla halló abrigo en buen humus y una minúscula raíz blanca se estableció bajo el suelo; un delgado retoño verde se alzó hacia el cielo y las estrellas. Al paso de las décadas, mientras las naciones se enfrascaban en guerras, crecían en poderío y exploraban el espacio; los árboles iban creciendo.
El ganado ha descansado bajo su sombra; en sus ramas los pájaros han construido sus nidos. Las grandes raíces han penetrado muy hondo en busca de alimento, mientras la copa y las ramas crecían. Hombres y mujeres han levantado sus ojos a los árboles, y en la serenidad de estos han hallado inspiración para las pruebas de la vida.
El árbol que se yergue solo representa cualidades que el hombre admira. Ha hecho frente a las tempestades de la vida, venciéndolas; se ha doblegado ante fuerzas poderosas, pero nunca se ha quebrado. Tiene los pies en el suelo pero la cabeza alzada hacia la luz.
Todos los hombres se paran solos. Cada cual tiene su santuario privado donde otros no pueden entrar. El que tenga los pies en la tierra y la cabeza levantada hacia el cielo y las estrellas, tiene cimientos para resistir la prueba cuando le asalten las tormentas.
—S.J.