MITOS (Y REALIDADES) SOBRE LA INTELIGENCIA
Publicado en
febrero 09, 2014
Las investigaciones científicas prueban que el rendimiento mental de una persona puede ser afectada por factores tan diversos como lo que como o el ejercicio que hace.
Por Jean Laird.
EN LA Universidad de Stanford en California se estudió la relación entre el I.Q.* y el éxito en la vida, y se llegó a la conclusión de que se ha exagerado muchísimo la importancia de un I.Q. elevado, el cual puede ser importante para obtener buenas calificaciones en la escuela, obtener el título en la universidad o trabajar en un laboratorio, pero no es ninguna garantía para abrirse paso en el mundo, dicen los investigadores. Lo que cuenta es la inteligencia social, término que designa la capacidad de entender a las demás personas y relacionarse con ellas; no es posible medir esta característica mediante las pruebas que se emplean para determinar el I.Q.
Hay muchos mitos populares sobre los cocientes de inteligencia altos. ¿Cuánto sabe el lector acerca de la inteligencia? Revise usted la siguiente lista de preguntas y respuestas.
¿Resulta más difícil tratar con las personas de inteligencia superior?
No. En repetidas ocasiones los estudios científicos han mostrado que los individuos de I.Q. alto son tan populares en su medio social como los demás, pero hasta un I.Q. de 160 a 170. Por lo común, los contados seres humanos que encajan en estos altísimos niveles tienen problemas para comunicarse con el resto de la gente.
Los estudios que se llevaron a cabo en el Downstate Medical Center de la Universidad Estatal de Nueva York, en Brooklyn, así como en el Servicio de Pruebas Educacionales en Princeton (Nueva Jersey ), ponen de manifiesto que las personas que poseen una excepcional percepción visual y espacial suelen ser pensadores independientes. En ellos no influye lo que piensa la mayoría, y a veces son tan obstinados en sus convicciones que perturban la armonía social de manera bastante violenta. Se descubrió, mediante análisis de personalidad efectuados por la Universidad Estatal de San José (California) ), que los sujetos excepcionalmente talentosos son más impulsivos, francos e independientes que sus contemporáneos.
¿Es cierto que las personas inteligentes son mejores cónyuges?
Sí. Varios expertos afirman que alguien en verdad inteligente puede ayudar a su compañero, por medio de críticas constructivas, acerca de la manera de vestirse, cuestiones morales o rasgos de comportamiento; lo inspira con una persistencia dinámica, en lugar de concretarse a gimotear y quejarse.
¿Es verdad que, en general, las personas que tienen un I.Q. alto no se interesan por los deportes ni son buenos en la práctica de los mismos?
No necesariamente, responden los especialistas. Puede ser que los seres muy cerebrales se preocupen demasiado por los asuntos de "raciocinio" para participar en los deportes, pero la mayoría suele tener una amplia variedad de intereses, incluidas tales actividades físicas. Diversas investigaciones indican que los individuos muy inteligentes suelen ser más fuertes, altos, sanos y robustos que aquellos que poseen un cociente de inteligencia más bajo.
¿Mejora el rendimiento mental por efecto del ejercicio?
Sí. Los peritos están de acuerdo en que un programa regular de ejercicio aumenta la agudeza mental, debido a un incremento en la cantidad de oxígeno que llega al cerebro.
¿Los hábitos alimentarios afectan la capacidad mental?
Sí, aseguran los expertos médicos. El azúcar sanguíneo es el combustible más importante para el cerebro. Cuando disminuye, la persona piensa con menos claridad. De modo que no es muy prudente omitir una comida cuando se quiere trabajar en la solución de un problema difícil. Después de haber comido, el azúcar sanguíneo recuperará su nivel normal y se podrá pensar mejor.
Si alguien tiene un I.Q. alto, ¿debe olvidarse de llegar a tener una vida amorosa satisfactoria?
Nada de eso. El sociólogo Paul Glick ha averiguado que las personas con mayor éxito en la elección del compañero adecuado y el mantenimiento de un matrimonio feliz, son aquellas que disfrutan de instrucción e inteligencia por arriba del promedio. Los expertos están de acuerdo en que las decepciones amorosas y los fracasos matrimoniales ocurren con mayor frecuencia entre personas con instrucción limitada y cociente de inteligencia más bajo. (Los individuos de este grupo se casan más jóvenes, y en este terreno la madurez puede ser un factor de gran importancia.)
Cuanto mayor sea el I.Q., más dinámica es la personalidad, ¿no es así?
No. Los sicólogos que estudian los rasgos de la personalidad manifiestan que un I.Q. alto tiene poco que ver con poseer una personalidad atractiva o con alguna característica sumamente atrayente. Tanto los sujetos de I.Q. promedio como los de inteligencia superior pueden tener rasgos de personalidad adorables... u odiosos.
¿Se tiene más agudeza mental cuando se está de buen humor?
Sí. "Cuando alguien se siente eufórico sus facultades mentales están en el punto óptimo", expresa el sicólogo Arthur Jensen, de la Universidad de California. Del mismo modo, la capacidad para pensar merma cuando el sujeto está preocupado, deprimido, temeroso o de mal humor.
¿Es cierto que, si se es muy inteligente, no hay que preocuparse de llegar a perder facultades mentalesal envejecer?
Sí y no. Sin considerar los casos de arterioesclerosis (endurecimiento de las arterias) cerebral y algunos otros problemas físicos que precipitan la senilidad, los hombres de ciencia opinan por lo general que la inteligencia es como los músculos: al utilizarla, la fortalecemos.
Hoy está bien probado que el I.Q. puede aumentar o disminuir. Cuanto menos se utiliza la mente, más prematuro y rápido es el derrumbamiento, sostienen los hombres de ciencia.
¿Hay forma de acrecentar el cociente de inteligencia?
Sí. El I.Q. no es un factor fijo e inalterable, como antaño se creía. Un ambiente favorable o desfavorable puede elevar o disminuir sustancialmente el nivel intelectual de un niño. Un estudio realizado bajo los auspicios de la Universidad de Iowa señala que el nivel académico de las escuelas puede determinar diferencias de cinco o más puntos, en cualquier sentido. Un ambiente hogareño estimulante o frustrante puede significar una diferencia aun mayor.
La inteligencia de un niño, ¿se parece más a la de su madre que a la de su padre?
Sí. Los hombres de ciencia explican que ello obedece al mayor contacto que los chicos tienen con la madre. Sin embargo, esta situación se modifica a medida que el niño crece.
La posesión de un I.Q. elevado, ¿asegura el éxito en la vida?
No. El I.Q. es sólo un indicador de la capacidad de aprendizaje y no mide en forma exacta ni completa el verdadero potencial. Por ejemplo, las pruebas de I.Q. no valoran cualidades tales como imaginación, perspicacia, creatividad y pensamiento original. De hecho, en el Proyecto de Investigación de Aptitudes llevado a cabo por la Universidad del Sur de California (en Los Angeles ) se logró identificar 100 distintos aspectos de la inteligencia.
Uno de esos aspectos es la inteligencia social. Los políticos y los vendedores, que pueden poseer un I.Q. convencional, suelen ser dueños de gran inteligencia social. Una aptitud como esta se identificó en un productor de televisión, quien a pesar de haber reprobado y abandonado sus estudios universitarios, tiene el genio de saber escoger lo que entretiene al público. Puede ser que a los actores les falte esta aptitud particular, pero tienen en gran medida otra que puede ser la imagen opuesta de la anterior: son magníficos para proyectar sus estados de ánimo y lograr que el público los entienda.
*El I.Q., o cociente de inteligencia, compara la edad cronológica con la edad mental; se considera como promedio una puntuación de alrededor de 100. Las pruebas de I.Q. estiman en forma aproximada el probable desempeño de una persona en la escuela.
© 1981 POR JEAN E. LAIRD. CONDENSADO DE LA REVISTA "ELES" (JUNIO DE 1981). DE CHICAGO ( ILLINOIS).