AVELLANO, LA FUENTE DE LA SABIDURÍA
Publicado en
enero 26, 2014
Las ramas de avellano se usan en cestería y las varas como cayado para pastoes o caminantes.
Los árboles fueron los primeros templos y, fieles al antiguo culto, los campesinos consagran aún su más bello árbol a la divinidad.
Historia natural XII. 1, Plinio
Por Ignacio Abella.
Habitante de los setos y las orlas boscosas, el avellano forma naturalmente bosquecillos en los lugares frescos donde convive con la niebla y los arroyos; con el roble, el haya y un sinfín de otras especies que frecuentan los mismos paisajes.
Pocos árboles guardan un equilibrio tan preciso entre la humillad de su porte y la fuerza, fecundidad y sabiduría que representa el avellano. En el mito y la tradición, este arbusto se agiganta hasta convertirse en un ser mágico y misterioso que otorga infinidad de bendiciones y proporciona alimento, protección y úriles de toda clase. La vara de avellano es, por otro lado, el apoyo del caminante, pero también báculo del heraldo o del mago, ya que tiene poder para ahuyentar las serpientes y el mal.
Una leyenda escandinava cuenta cómo la diosa Iduna se transformó en una avellana. Thjazi, un terrible gigante, la había raptado y llevado a su morada junto con las manzanas de la eterna juventud que poseía la diosa y que permitían a los Ases burlar la muerte y la vejez. La ausencia de Iduna inquieta a los señores del Asgard cuando empiezan a ponerse canosos y arrugados, de modo que envían a Loki, en forma de halcón, a buscar a la diosa. Cuando la encuentra, la convierte en una avellana para poder transportarla en su pico. Poco más tarde, regresa a su casa Thjazi y, al descubrir la huida, comienza a perseguirlos tomando forma de águila, pero los fugitivos consiguen finalmente llegar al Asgard, donde los Ases vencerán al gigante y recobrarán para siempre la inmortalidad.
En Irlanda, los poetas buscaron la inmortalidad poética a través de la inspiración que puede recogerse en un maravilloso manantial denominado "el pozo de Segais" o "pozo de Connla", que se encuentra rodeado por los nueve avellanos de la sabiduría que producen simultáneamente flores y frutos (belleza y sabiduría). Aquél que coma sus avellanas o pruebe los salmones que se alimentan con estos maravillosos frutos obtiene el don de la profecía o la poesía.
Pero quizá el aspecto más llamativo de este árbol y su fruto, además de la fecundidad espiritual y poética de la que hemos hablado, es su relación con la fertilidad, tanto en las creencias europeas como en la costumbre y la tradición. En muchas ceremonias de casamiento, por ejemplo, se presentan ofrendas de avellanas y por San Juan, en la Ciudadela de Menorca, los mozos arrojaban avellanas a las mozas casaderas, costumbre que tiene continuidad aún hoy en día.
Las avellanedas han sido también lugares de cortejo y amoríos durante mucho tiempo, y en los refranes populares, "ir a por avellanas" es sinónimo de hacer el amor. Son, así mismo, numerosos los viejos rituales en los que de un modo u otro el avellano propicia la fertilidad del ganado o de los campos.
Brota la fuente rosa,
donde el avellano se asoma
para avistar el cielo.
Aprieto el paso, cuesta arriba,
hacia el cruce, donde
el camino muere.
Un viento liviano zarandea
las copas frondosas, y
el bosque revive.
El avellano triste se rie,
inescrutable, desde su otero,
solitario. Rosa es la tarde, y
rosa es el agua que brota de la fuente del avellano.
"La fuente rosa", Poemágenes, Luis Tamargo.
BASTONES, CESTOS Y MANGOS
No es fácil obtener piezas de madera de avellano de cierto tamaño debido al escaso desarrollo del arbusto, pero pocos árboles han resultado tan esenciales en la economía del mundo rural. Se utilizó para muchos cometidos por su disponibilidad y rapidez de crecimiento, pero, sobre todo, porque sus varas crecen muy rectas y largas, y proporcionan excelentes palos para varear o para sostener alubias, tomateras, etc. Sus ramas se pueden trenzar para formar cercados o para hacer cestos y también es posible fabricar mangos para todo tipo de herramientas, etc. Otro uso generalizado de la vara de avellano es el de cayado de pastor, caminante o excursionista. No hay mejor báculo por su flexibilidad y ligereza e, incluso, puede curvarse fácilmente, cociendo la madera, para obtener el popular bastón.
EN COSMÉTICA Y MEDICINA
Las avellanas, además de alimento, proporcionan algunos recursos interesantes, como aceite para cosmética y para la confección de pinturas. En medicina popular se ha usado la corteza y las hojas como astringentes apropiados contra las diarreas. También los amentos masculinos –las flores que cuelgan durante el invierno– se han utilizado como sudoríficos en forma de infusión o cocimiento.
Fuente:
REVISTA INTEGRAL - SEPTIEMBRE 2008