Publicado en
agosto 25, 2013
"El hombre sostén de la mujer".1992. Técnica mixta sobre tela. 168 cros. de diámetro.
Correspondiente a la edición de Febrero de 1994
Texto: Trinidad Pérez / Fotos: Paul Marggraff.
En enero de 1993 Jenny Jaramillo (Quito 1966) debutó en el ámbito artístico nacional cuando expuso en una de las más prestigiosas galerías del país (La Galería). A raíz de esta provocativa exposición, el nombre de esta joven artista quiteña adquirió resonancia. Jenny demostró que había desarrollado no sólo un estilo personal, sino que éste tenía fuerza contestataria: a pesar de su juventud, y a diferencia de la mayoría de artistas emergentes, su obra ya expresaba de manera formalmente consistente, y coherentemente, sus preocupaciones conceptuales.
"Sin título". 1992. Técnica mixta sobrecartón. 1.20 x 90 x 90
AÑOS DE ESTUDIANTE Y PRIMERA OBRA
Al poco tiempo de egresar de la Facultad de Artes de la Universidad Central, Jenny Jaramillo realizó su primera exposición individual en la Asociación Humboldt (1991). Esta muestra sintetizó las preocupaciones y cuestionamientos que habían marcado su trabajo de estudiante: rechazo a la pintura como oficio tradicional y reafirmación de que el arte, más que dominio técnico, es concepto y proceso. Como resultado de esta actitud, y todavía en la facultad, realizó una serie de objetos "construidos" en base a material de embalaje. La idea era reciclar los objetos desechados para convertirlos en objetos de comunicación que luego serían desechados para ser reciclados nuevamente. El interés por la ilusión visual y por el proceso son los dos conceptos que marcaron esta obra.
Esta etapa le llevó a seguir experimentando con materiales desechables y orgánicos a los que ahora integraría la pintura luego de "reconstruirles" escultóricamente. En estos "camuflages", así denominados por la artista y presentados en su primera exposición individual en la Humboldt, los términos pintura y escultura pierden su significado tradicional y se combinan para crear un objeto distinto (¿esculto-pintura?). La pintura es mancha que simula el camuflaje de los animales en su medio natural que sugiere los efectos visuales de la luz y el viento en la selva; la escultura es planchas de cartón "despellejado" y pintado, de lado y lado, e instaladas de modo que el espacio circundante es activado como en la escultura. En aquella ocasión el público reaccionó de manera tremendamente positiva a los planteamientos estéticos de la artista: el proceso artístico como un proceso lúdico que lleva a reflexionar acerca de la ecología (la naturaleza, su destrucción, su reciclaje); y confirmó la concepción de la artista de que "la obra de arte es el punto de unión entre el espectador y el artista".
"Madre símbolo", 1993. Técnica mixta sobre tela, 1.50 x 1.50
DESMIFICACION, GENERO Y NACIONALIDAD
Si la serie de los "camuflajes" estuvo vinculada con la naturaleza, la obra presentada en La Galería en su segunda exposición individual, fue producto de su reflexión acerca del medio urbano.
El énfasis en el proceso se mantuvo pero en esta ocasión adquirió una fuerza contestataria mayor a través de la utilización de códigos culturales identificables masivamente, provocando un cuestionamiento a una serie de mitos a nivel político, social y cultural.
Trabajos en papel y cajas de cartón como su caja turística (1992), marcan la transición a la obra expuesta en La Galería al mantener el carácter de reciclaje y las manchas de lá obra anterior, pero integrando otro elemento: la crítica. Así los símbolos (¿mitos?) de "nuestra nacionalidad" (el mapa de un Ecuador amazónico, el plátano, el tigre, la iguana) están pintados en la superficie de la caja o son piezas intercambiables del interior de la misma. El concepto artístico propuesto en los "camuflages" fue profundizado en la obra de La Galería: la construcción y las manchas fueron integradas a una expresión más discursiva en la que el proceso, la imagen y la palabra permiten a la artista acercarse críticamente a mitos que conforman la imagen de nuestra identidad cultural. Así plantea la problemática de la feminidad, del machismo, del nacionalismo estereotipado, de la religiosidad, de un mundo socapado por el prejuicio a través de la reutilización de imágenes tomadas del arte colonial (Madre Símbolo, 1993) la cultura popular, a través del uso de composiciones y formatos no tradicionales y de la intencional integración del proceso artesanal a la pintura.
El machismo, formulado como un problema no exclusivamente masculino, está planteado en su obra a través de una serie de códigos. El código de la feminidad está representado a través de referencias a la fertilidad (El calendario), a estereotipos de la feminidad como la cursilería y el melodrama y las manualidades (El hombre corazón de calzoncillo,1992), (El hombre sostén de la mujer,1992). La referencia al último elemento se da tanto en el aspecto formal como en el proceso mismo de trabajo. En la última obra, el marco circular evoca a un tambor de bordado. El proceso artesanal se da tanto en la minuciosa elaboración del enorme sostén como en el tensado con borde de gasa. Este tipo de referencias a lo artesanal se da en la gran mayoría de obras desde la exposición de La Galería, como una valoración de la minuciosidad y paciencia e implica una crítica a los estereotipos machistas y feministas de la mujer: para el machismo lo manual como símbolo de incapacidad intelectual y para el feminismo de sumisión. Jenny rescata la paciencia y la minuciosidad en un nuevo discurso femenino que las presenta como intrínsecas a la psicología femenina que ni degrada ni somete a la mujer.
Por otro lado, el aspecto artesanal es integrado a otros elementos de carácter más estructural. En Madre símbolo (1993) el fondo de rosas es parcialmente un mantel plástico pegado sobre el lienzo y una reproducción pictórica de éste, implicando una resemantización de lo popular. Con este juego visual, la artista mantiene el discurso de lo doméstico, de lo íntimo planteado en su obra anterior, pero añade un discurso acerca de lo pictórico: la realidad vs. la representación. Así Madre símbolo es, a la vez, una popularización de la imagen religiosa y una referencia irónica a la Virgen de Quito como "madre" de la nacionalidad ecuatoriana. En esta obra, entonces, se funden dos de las preocupaciones de Jenny Jaramillo: lo nacional y lo femenino. Con Madre símbolo inicia una serie de bocetos para grabados con el tema de la Virgen de Quito en la que profundiza en el tema anterior para transformarse en una serie de otros símbolos "nacionales", universales y clichés culturales a través de los cuales retoma sus preocupaciones constantes: la feminidad, (Virgen-sirena: fertilidad), lo nacional (la bandera). Estos últimos trabajos demuestran que Jenny Jaramillo ha sido capaz de superar los peligros del lenguage que se ha propuesto investigar y que se evidenciaron en una de las piezas presentadas y no admitidas a la última PreBienal de Pintura de Cuenca, Niño Deyvid (1993), en la que la reiteración excesiva del "kitch", (lo cursi-popular) se vuelve totalmente retórica convirtiéndola en una obra carente de ironía.
"Hombre corazón de calzoncilio". 1992. Técnica mixta sobre tela. 1.68 cms. de diámetro.
CONTEXTUALIZACION
Aunque es prematuro decirlo, la obra presentada en La Galería y aquella realizada durante el año pasado representan ya la consolidación de un estilo personal que propone una ruptura parcial con la pintura tradicional a través de un nuevo lenguaje que incluye la integración de una diversidad de imágenes pictóricas y extra-pictóricas tomadas de nuestra cultura. Sin embargo, Jenny Jaramillo como ningún artista, no llega a este tipo de propuestas y soluciones aisladamente. Su obra está vinculada con corrientes artísticas actuales ecuatorianas y latinoamericanas. En nuetro pais podemos pensar en algunos artistas jóvenes cuya intencionalidad artística se vincula con la búsqueda crítica y renovada de una identidad (individual, cultura y/o nacional). Artistas como Patricio Palomeque, Diana Valarezo, María Pérez, entre otros, han desarrollado obra en la que analizan códigos de identidad: Palomeque a través de códigos de lo nacional y de imágenes tomadas de la historia del arte occidental; Diana Valarezo, introduciendo la instalación y los multimedios, trabaja acerca de la identidad personal y nacional en base a la contraposición de la tradición local con mitos universales; María Pérez integrando a la pintura elementos extrapictóricos, tomados de una variedad de fuentes (personales, populares) y cuestionando nuestra ubicación como individuos, género y subcultura. La obra de estos artistas no conforma un movimiento consolidado; es más bien una tendencia que tiene que ver con una corriente Latinoamericana más amplia que pretende, a través de la visión de una Latino America multi-cultural, replantear el problema de identidad en términos de arte contemporáneo. En el caso particular de Jenny Jaramillo no podemos dejar de pensar en artistas como la mexicana Dulce María Núñez y el estadounidense Juan Sánchez cuya pintura plantea problemas de multiculturalidad e identidad. Como toda obra de arte, la de Jenny Jaramillo está inserta en una tradición y en la actualidad esa tradición incluye tanto el amplio mundo occidental como nuestra multiple y contradictoria Latino América. La obra de Jenny Jaramillo es absolutamente actual en su capacidad de analizar y representar en un lenguaje pictórico contemporáneo aquella diversidad.