Publicado en
julio 21, 2013
Ideas para hacerlas atractivas a los pequeños.
Por Laura Kohan.
Lograr que nuestros hijos coman su ración de vegetales diarios puede convertirse en un verdadero desafío. Si en algún momento hemos tenido la tentación de tirar la toalla, no hay más que recordar el papel crucial de la alimentación infantil en su futura salud. El esfuerzo se verá recompensado con creces en los años venideros. Además, hacer que aprendan a disfrutar de la variedad de alimentos también va a enriquecer su mundo. Pero hay que recordar que, al igual que los adultos, ellos tienen su gusto personal y no tiene por qué gustarles toda la verdura, así que lo mejor será presentarles la mayor variedad y dejar que ellos decidan. Y, por supuesto, predicar con el ejemplo. Su tendencia va a ser siempre imitarnos.
CAMBIAR LAS TEXTURAS
Muchos padres intentan camuflar las verduras transformándolas en sopas y cremas, logrando en muchos casos que los pequeños, además, odien la sopa. Como idea para empezar a introducir ciertas verduras en la dieta no está mal, pero al final sólo se aplazará el problema. La idea es ser creativos para cambiar ciertas texturas y formas hasta dar con una fórmula que funcione y, por supuesto, nunca forzarles a comer algo que odien. Podemos cambiarles el color a las verduras más aburridas cociéndolas en zumos no edulcorados de uva o de hayas. El dulzor natural de estas frutas también ayudará a darles un toque especial a las verduras. Otra posibilidad es cambiarles radicalmente la forma de los alimentos, como elaborar tallarines de calabacín o zanahoria haciendo tiras con un pelador. Luego las coceríamos al vapor y las acompañaríamos de una salsa casera de tomate. También podemos hacer bolitas, como si fueran de melón, con calabaza, nabo o remolacha, y asarlas en el horno con un poco de miel para que se glaseen.
Y si hay algo que les gusta a los niños es la pasta. Por eso deberíamos tenerla presente a la hora de buscar un buen aliado para hacer más apetecible cualquier verdura. Lo mejor es rallar con la parte gruesa del rallador pimiento, col o champiñones, y saltearlos ligeramente en un poco de aceite de oliva. Después, mezclamos la pasta con este salteado y un poco de queso tierno estilo gouda. Presentadas así las verduras, no serán capaces de apartalas. Otra fiírmula es crear divertidas formas en el plato. Caras, animales o figuras inspiradas en la naturaleza pueden ser la mejor idea para introducir un nuevo ingrediente en la dieta.
PARTICIPAR EN LA PREPARACION
También ayuda contarles historias entretenidas sobre el origen de un vegetal o ponerles nombres divertidos que vayan cambiando en cada comida. Pero si queremos incrementar de verdad las posibilidades de que prueben un nuevo ingrediente, nada como hacerles participar en su preparación. Debemos recordar que los niños tienen más agudizado que los adultos ese mecanismo de defensa biológico que rechaza los alimentos amargos; por ello, verduras como las coles de Bruselas o las alcachofas no gozan de mucha popularidad entre ellos. Dos maneras de reducir su rechazo son elegir ejemplares tiernos, que suelen ser más suaves, y cocer estas verduras en zumo de manzana natural (no edulcorado) que contrarreste el amargor.
PEQUEÑOS AGRICULTORES
Una idea para introducirles la pasión por los vegetales es hacer que experimenten todo el proceso desde sus inicios. Aunque vivamos en un piso, podemos empezar germinando algunas semillas que después plantaremos en jardineras. Es importante elegir bien las semillas empezando por aquellas de crecimiento más rápido, como las lechugas, acelgas, rábanos, tomates cherry o guisantes, y así nuestros pequeños jardineros en ciernes no se impacientarán. Además de aprender un montón, se sentirán orgullosos y satisfechos de manera especial cuando llegue el momento de comerse el fruto de tanto esfuerzo.
HAMBURGUESAS DE MENESTRA
Estas sencillas y rápidas hamburguesas aportan una proteína mucho más sana y digerible para los niños que la de la carne
Ingredientes para 4 personas
● 250g de menestra de verduras congelada
● 50 g de lentejas cocidas
● 50 g de arroz blanco cocido
● 50g de nueces picadas
● 2 huevos biológicos
● 6 cucharadas de ketchup biológico
● Aceite de oliva
Elaboración
Cocemos la menestra congelada en muy poca agua con sal hasta que esté blanda. La picamos hasta que queden trocitos y, parte de ella, como un puré. Mezclamos con el ketchup, las nueces, el arroz y las lentejas. Dejamos enfriar para que se compacte la mezcla y agregamos los huevos. Hacemos hamburguesas con las manos, prensándolas muy bien, y las pasamos por la plancha dos minutos por cada lado.
Fuente:
REVISTA INTEGRAL - DICIEMBRE 2008