PARA QUÉ SIRVE UNA VISITA ANUAL AL MÉDICO
Publicado en
julio 08, 2013
A medida que pasa el tiempo se van haciendo imprescindibles ciertas pruebas médicas, dice el autor; y no está de más buscar orientación y tranquilidad.
Por el Dr. Mike Oppenheim (se han cambiado todos los nombres de los pacientes por razones obvias.)
EL RECONOCIMIENTO médico anual es una creciente tradición. Se insiste en que debemos prevenirnos contra el cáncer mediante un examen médico general. A las mujeres se les aconseja someterse a una exploración pélvica y de los pechos cada cierto tiempo. Una característica de los hombres de negocios que han triunfado es el reconocimiento médico anual.
¿A qué se debe? Son muchas las razones que influyen en esta costumbre. Por ejemplo la señora Lynn Briggs, de 40 años de edad, anualmente se somete a un examen médico general. Excepto por un dolor de cabeza y una operación de apéndice, siempre ha gozado de buena salud; sin embargo, me exige un completo análisis, incluidas pruebas de sangre y radiografías; le he explicado que en general tales pruebas son innecesarias, pero cuando le doy a conocer los resultados se siente satisfecha. "Puedo estar segura de mi buena salud durante un año más", me comentó en su último control.
Barbara Bittner, ama de casa de 35 años, contaba con otra razón para hacerse examinar. Le pregunté si tenía algún tipo de molestias. "Sólo dolores de estómago en las últimas semanas. Fuera de eso me siento muy bien". Los resultados de los exámenes fueron normales pero, a diferencia de la señora Briggs, se molestó: "¿Qué dice de mi estómago ? No he dormido bien durante el último mes". La tranquilicé brindándole una larga sesión. Comprendí que para la señora Bittner el control de salud era todo un acontecimiento porque —pensaba— si el problema es grave hay que hacer un examen clínico completo.
Muchas personas no plantean sus problemas de manera directa y solicitan una exploración física con la esperanza de que, a través de esta, el médico descubra la enfermedad y la sane.
Uno de estos casos fue Frank Johnson, recién casado, de 22 años. Es raro que una persona joven y sana pida un examen de salud. No sufría dolores ni molestias, ningún familiar padecía de algo grave ni tenía dificultades en la escuela. La verdadera razón de su visita era una enfermedad sexual.
Como muchos médicos inicié mi práctica profesional convencido de que una exploración concienzuda tiene gran valor; a las pocas semanas cierto colega experimentado me felicitó por mi minuciosidad y me aconsejó: "los pacientes que te visitan no siempre están enfermos, sólo desean asegurarse de su buena salud. Con un examen rápido y quizá una radiografía, sin demorar más de veinte minutos, los dejas tranquilos".
Estuve en desacuerdo con su punto de vista, pero después de algunos centenares de exploraciones fueron muy pocas las enfermedades insospechadas que descubrí. Mi hallazgo más frecuente, de un tres por ciento, fueron casos de hipertensión arterial. Una o dos mujeres con ligera anemia, casi siempre a causa de una abundante menstruación. Todo el resto de las pruebas de laboratorio no reveló nada anormal excepto algún exceso de cerumen. Intrigado, investigué en la biblioteca médica y comprobé que la mayoría de los autores consideraban que la práctica de exámenes médicos periódicos era buena, pero nadie probaba que esas pruebas salvaran vidas.
LAS ENFERMEDADES QUE NOS PREOCUPAN
¿Cuáles son los males que anhelan los pacientes se les descubran a tiempo? ¿Cáncer de pecho? A las mujeres se les repite la importancia de someterse a un examen médico anual. Pero el 95 por ciento de los cánceres mamarios los descubren ellas mismas. Por eso aunque un reconocimiento anual es valioso la autoexploración mensual es mejor. ¿El cáncer pulmonar? El 95 por ciento de estas neoplasias malignas son incurables cuando se las descubre en una radiografía. Por eso el fumador que se siente seguro por los resultados de su telerradiografía de tórax, sin hallazgos patológicos, se engaña. ¿Crisis cardiacas? ¿Apoplejía? Ningún estudio o análisis médico puede prever un ataque al corazón, un ataque de apoplejía, coágulos sanguíneos y la mayoría de los cánceres.
La ciencia ha perfeccionado muchas técnicas para combatir las enfermedades. Tiene una mayor eficiencia cuando el mal empieza a manifestarse que cuando permanece oculto bajo la apariencia de una buena salud.
A este respecto hay cuatro excepciones importantes: el cáncer cervical, la hipertensión arterial, el cáncer intestinal y el glaucoma. Son enfermedades graves que pueden detectarse antes que se manifiesten los síntomas, y curarse fácilmente cuanto más pronto se las descubra. Para esto no hace falta un análisis minucioso.
El diagnóstico temprano del cuello de la matriz se efectúa mediante el método de Papanicolaou. Un estudio reciente hecho en Canadá concluyó que toda mujer debe hacerse el primer examen de este tipo a los 18 años y el segundo un año más tarde. Si los resultados son normales puede repetirlos, sin arriesgarse, una vez cada tres años hasta la edad de 35, luego cada 5 años hasta los 60 y después no lo necesita. Pero el Papanicolaou debe ser anual en las mujeres especialmente propensas a esta enfermedad: son las que han tenido relaciones sexuales desde su adolescencia o que las mantienen con variados compañeros.
La hipertensión se puede descubrir en su inicio evolutivo controlando año tras año la presión sanguínea.
El cáncer intestinal es el tumor maligno más frecuente entre las personas que no fuman. A diferencia del pulmonar, los índices de supervivencia en los pacientes aumentan en proporción al pronto descubrimiento de este y llegan a un 90 por ciento después de un año del diagnóstico. Pero cuando aparecen manifestaciones sintomáticas, sólo un 40 por ciento de los pacientes sana. Generalmente este tumor rezuma en las heces una mínima cantidad de sangre, la cual origina un cambio de color cuando se mezcla con el excremento un líquido especial.
Debido a que sólo el 7 por ciento de los casos de cáncer intestinal ocurre en personas menores de 50 años, muchos médicos investigan esta posibilidad patológica a partir de los 40 años.
El glaucoma es causa frecuente de ceguera. Para descubrirlo a tiempo todo lo que se necesita es una sencilla determinación de la presión intraocular. Raramente afecta a los jóvenes, pero a partir de los 40 años un examen anual es importante.
No hay nada malo en que personas como la señora Briggs, busquen tranquilidad con un reconocimiento médico. A veces para un paciente es tan importante su paz como su salud. En cuanto a los individuos que no necesitan esa confianza y son sanos, lo recomendable es hacerse sólo un buen reconocimiento. Ante cada paciente nuevo registro en su expediente clínico todos los antecedentes médicos y los problemas de salud familiares. Luego lo examino a conciencia y le ordeno análisis de sangre y orina.
Una vez que tengo los resultados, elaboro una lista de los problemas que considero con el paciente. Casi siempre incluyo los siguientes puntos:
1) ligera obesidad
2) vida sedentaria
3) hábito de fumar cigarrillos
4) fiebre del heno
Como los hábitos son, a veces, causa de enfermedades, aprovecho estas oportunidades para informárselos. Imparto consejos y respondo a todas las preguntas. Es probable que no repita un examen así a la misma persona.
Al ver a mis pacientes una vez al año, aprovecho para medirles la presión arterial y ordenarles un Papanicolaou cuando lo considero necesario. Cuando una persona llega a los años de madurez, siempre investigo la posibilidad de glaucoma y de cáncer intestinal. A menos que se presente un problema que exija atención continua, rara vez hago algo más que lo que he indicado.
Una visita anual constituye una renovación de la relación entre médico y paciente. Con base en un criterio estrictamente científico, quizá esto sólo no la justificaría. Para alguien que está sano quizá la orientación y la confianza sean lo más importante que un médico pueda proporcionarle. El galeno no puede corregir un estilo de vida que es una amenaza para la salud. Eso sólo incumbe al paciente.
CONDENSADO DE "WOMAN'S DAY" (3-IV-1979) © 1979 POR FAWCETT PUBLICATIONS. INC., NUEVA YORK (NUEVA YORK).