LA RISA, REMEDIO INFALIBLE
Publicado en
julio 21, 2013
CIERTO avaro reunió a un médico, a un abogado y a un sacerdote en torno de su lecho de muerte:
—Siempre he oído que no se pueden llevar bienes al otro mundo; pero yo voy a probar lo contrario. Tomen estos tres sobres, con 30.000 dólares cada uno, para que cuando me entierren los arrojen a mi tumba.
Los tres hicieron lo solicitado. De regreso, el sacerdote dijo:
—Debo confesar que, pues necesitaba 10.000 dólares para la iglesia, los saqué del sobre.
—Yo tomé 20.000 para la construcción de mi clínica —agregó el médico.
—Caballeros —se relamió el jurista—, me sorprende y escandaliza su conducta. Yo puse en la tumba un cheque personal por la suma total.
—J.S.
CONVENCIDO de que su esposa le era infiel, un hombre preparó una celada para descubrirla. Le llamó y le dijo que no regresaría hasta medianoche.
Sin embargo, llegó temprano a su casa y vio la mesa servida para dos. "¡Te he sorprendido!" gritó, y corrió de cuarto en cuarto, revisando armarios y derribando muebles. Después salió al balcón y al ver que un individuo salía del edificio arreglándose la corbata le arrojó en su furia el refrigerador.
A las puertas del cielo, San Pedro interroga a dos hombres. El primero informa que salía de una tienda arreglándose la corbata cuando, sin más ni más, lo aplastó un refrigerador.
El segundo se acerca y refiere al apóstol: "Sé que no me vas a creer, pero... yo estaba sentado dentro de ese refrigerador".
—E.S.
Haz UNA oración acerca de cualquier servidor público —pidió la maestra.
El chiquillo escribió: "El bombero bajó por la escalera preñado".
—¿Sabes qué significa preñado? —le preguntó, aparte, aquella.
—Claro. Quiere decir que llevaba un niño.
—D.B.
CUANDO visitábamos a nuestro hijo en el seminario, nos presentaron a un joven candidato, impresionado porque se había enterado de que hacían votos de pobreza y castidad.
Al cabo de un rato pasamos al comedor. Como ese fin de semana estaba dedicado a los padres de familia, el cocinero preparó una gran comida. Al ver el espléndido despliegue de platos, el aspirante comentó: "¡Vaya, vaya! ¡Si esta es la pobreza, cómo será la castidad!"
—T.A.S.
CIERTO sujeto que vivía en Varsovia (Polonia) fue a la estación de policía y pidió permiso de emigrar a Europa Occidental.
—¿No está contento aquí? —le preguntaron.
—No me puedo quejar.
—¿No le satisface su trabajo?
—No me puedo quejar.
—¿Está descontento con las condiciones de vida?
—No puedo quej arme.
—Entonces, ¿por qué desea emigrar a Occidente ?
—Por que allá sí podré quejarme.
—T.H.K.
UN CABO se presentó a su nuevo regimiento con una carta de su ex capitán: "Será un buen soldado si le quita el vicio de apostar".
El oficial de mando lo miró con gesto severo.
—¿ Qué clase de apuestas hace usted ?
—Casi de todas. Si quiere le apuesto una quincena de mi sueldo a que usted tiene una marca bajo el brazo derecho.
—Ponga el dinero sobre la mesa.
En seguida se desnudó hasta la cintura probando no estar marcado, y tomó el dinero. Luego llamó al capitán:
—Ese cabo no volverá a apostar después de la que le he jugado.
—No esté tan seguro; acababa de apostarme 2.000 dólares a que a los cinco minutos de presentarse con usted, le haría quitarse la camisa.
—B.P.
CIERTO granjero mató un cerdo y lo colgó en la noche con la intención de destazarlo a la mañana siguiente; pero el cerdo desapareció. A nadie soltó una sola palabra del asunto y nada ocurrió durante poco más de dos meses, hasta que un granjero vecino llegó de visita y preguntó:
—A propósito, José, ¿averiguaste quién te robó el cerdo?
—No, pero en este preciso momento lo acabo de saber.
—H.C.