J.J. BENÍTEZ, ENTRE LA LITERATURA Y LOS OVNIS
Publicado en
julio 21, 2013
Por Gabriela Alemán.
Juan José Benítez, autor de El caballo de Troya, lleva más de veinte años estudiando el fenómeno ovni. Un campo que él ha ampliado a lo esotérico y lo religioso, temas que cree muy ligados a la ufología (por sus siglas en inglés: U.F.O., Unidentified Flying Machine u objeto volador no identificado).
Periodista riguroso, ha sabido aunar sus cualidades investigativas y su afán de búsqueda para tratar temas polémicos que lo han convertido, en sus propias palabras, en un "escritor maldito". Benítez huye de fanatismos y sectarismos, que considera nefastos, y cree firmemente en lo que escribe.
Hablé con él en San Lorenzo del Escorial, donde dirigía un seminario sobre Ufología. Se refirió a sus visitas a Ecuador y a su trabajo investigativo, que se encuentra en un difícil equilibrio entre lo místico y lo científico.
Y DE LOS OVNIS, ¿QUE?
—¿Después de veinte años de estudio ha llegado a pensar que el fenómeno ovni es innegable?
—Yo creo que después de tantos años, tantas pruebas, investigaciones y casos, ponerse en una actitud radical que dictamina que todos los casos de ovnis son falsos es ridículo.
—¿Se considera un ufólogo científico?
—Yo procuro que las investigaciones sean lo más serias posibles. Creo que ser científico es ser honesto y serio. Tengo un grado universitario, procuro hacer las mismas encuestas que hacen los científicos y procuro conocer los lugares, recoger las muestras, someterlas a laboratorio y hacer todo tipo de estudios y análisis con gente especializada. Hay casos en que no hay nada físico que aportar (huellas, muestras de tierra) pero sí manifestaciones de testigos. Ahí también entra la labor del investigador para analizar la sicología del testigo, su vida, qué clase de relaciones tiene, qué ambiciones, todo un cuadro sicológico. También soy partidario de que cuando se llevan muestras a los laboratorios, no se diga nunca el origen. El científico se limita así a un informe objetivo.
—¿Qué conclusiones obtiene?
—Generalmente no saco conclusiones, salvo cuando doy algún tipo de opinión. Cuanto más viejo me hago menos conclusiones quiero sacar, para eso están los lectores.
—¿Está investigando sobre los ovnis y las fuerzas armadas?
—Sí, desde hace mucho tiempo. Tengo una selección bastante importante de testigos ovnis, todos militares. Voy a escribir un libro con esos testimonios, casi todos los testigos revelan su identidad, incluso con fotografías. Los tiempos están cambiando y también las generaciones militares; ya no se ocultan como antiguamente. Por la razón que sea, cuando hablan los militares sobre el tema ovni se les da más credibilidad. Es muy relativo, pero bueno, es un fenómeno sicológico.
—¿Ha visto alguna vez un ovni?
—Sí, la primera vez fue en el Perú en 1974. Con cercanía han sido cuatro veces. La siguiente fue entre Cádiz y Sevilla, la tercera vez en el mar y la cuarta y última a finales de 1989 en Sao Paulo.
REALIDAD O FICCION
—Su último libro La gloria del olivo, tiene lugar en el Vaticano; ¿sobre qué trata?
—Es una novela basada en una documentación muy exhaustiva. He viajado a los lugares donde transcurren las acciones. Se plantea por un lado volver loco al Papa Juan Pablo II y ver qué sucedería; por el otro, conseguir el tercer secreto de Fátima de sor Lucía. En el libro, los jesuitas contratan una organización para que obligue al Papa a renunciar. Para ello establecen un plan diabólico que consiste en volver loco al Papa. Todo está basado en información real, hasta el último detalle. Yo planteo eso como una posibilidad, una hipótesis; lo que pasa es que la Iglesia piensa que está tan protegida por la Providencia que le resulta imposible creerlo, y yo planteo que sí es posible.
—¿Se basó en la muerte de Juan Pablo I para desarrollar la trama?
—Sí, hay una relación en cuanto a que yo planteo qué ocurriría si se volviera a repetir la situación de la extraña muerte de Juan Pablo I, para así ver cómo sería la reacción de la Iglesia actual frente a la de unos años atrás.
—Uno de sus libros más leídos ha sido El caballo de Troya. ¿Cuánto es ficción y cuánto realidad?
—Hay una parte de libro que está inspirada en el libro de Urantia de la Fundación Urantia de Chicago y hay otra parte inmensa que es documentación personal. Esto último ayuda a corroborar muchas de las afirmaciones que se dicen en la historia. Hay una parte que es una revelación, si lo queremos aceptar así, y otra parte que es investigación de campo. Yo creo que el libro tiene un carácter extraño, casi mágico, y entonces que cada uno diga lo que quiera. Actualmente estoy trabajando en la quinta y última entrega de esta serie.
POR ECUADOR
—Estuvo en Ecuador investigando algo sobre el famoso caso de las cuevas de los Tayos, estudiados por el húngaro Janos Moricz. Según él, en ellos vive todavía una civilización perdida y también se pueden encontrar muchos objetos de oro. ¿Qué encontró?
—He ido a Ecuador varias veces. En alguna ocasión viajé con los reyes de España y en otras haciendo investigaciones sobre ovnis y sobre las cuevas. Yo pienso que hay una enorme parte de fraude en esa historia. Eso es un montaje de un señor que ya falleció y no me gusta hablar de la gente que no se puede defender. Estos túneles están en la zona de Cuenca, tienes que viajar cuatro días en mula. Yo he llegado hasta donde dicen que están las bocas de las cuevas, pero creo que no hay nada...
—¿Tiene información de una zona del Ecuador donde han ocurrido hechos similares a los del Triángulo de las Bermudas?
—Sí, incluso tengo testimonios de pilotos de algunos aviones que han desaparecido. Hay cosas extrañas ahí. Es una región selvática de difícil acceso. Pero como las selvas son muy frondosas, hay también la posibilidad de que los aviones estén todavía ocultos. Puede haber condiciones meteorológicas singulares en la región, problemas de orden magnético o electromagnético, gravitaciones que pueden modificar los instrumentos de los aviones. Lo que quiero decir es que antes de pasar a la posible explicación extraordinaria, creo que primero la investigación tiene que ir eliminando todas las condiciones naturales. Cuando no quede ninguna explicación lógica es cuando se puede plantear la posibilidad de otra cosa. Por lo que he oído a pilotos, radaristas y meteorólogos todo apunta a una serie de condiciones que podrían ser perfectamente explicables. Y lo siento si defraudo a la gente que piensa que hay ahí un triángulo mortal, a pesar de que vendería más si yo dijera que allí existe.