FORMAS DE ENTRAR EN CALOR
Publicado en
junio 09, 2013
Por Manuel Núñez y Claudina Navarro.
El cuerpo humano realiza en todo momento un enorme esfuerzo para mantener el interior a una temperatura constante de 37,5 grados. Cuando el ambiente se hace más fresco, pone en marcha una serie de complejos mecanismos de regulación.
Unas personas se sienten a disgusto con el frío y otras no. A algunas entrar en calor les cuesta bastante trabajo. Son personas hipotónicas que se quejan, por ejemplo, de tener siempre las manos y los pies fríos. Casi nunca tienen fiebre, aunque tampoco acaban de sentirse del todo bien cuando están sanos. Las diferencias pueden explicarse por los distintos tipos fisiológicos, por la calidad de la alimentación o por el distinto estilo de vida.
CALOR DESDE DENTRO
Por la mañana, podemos preparar un caldo caliente de verduras para llevarlo al trabajo dentro de un termo. Es buena idea añadirle una pizca de chile o unas rodajas de jengibre fresco. Cada vez que se sienta algo de frío, nada mejor que servirse una tacita.
También podemos prepararnos un cóctel sin alcohol. Para hacerlo, se toman 750 ml de agua, cinco bolsitas de una planta medicinal (las que más nos guste), un palito de canela, cuatro clavos de olor, el zumo de dos naranjas, el zumo de medio limón y dos cucharadas de miel. Se prepara la infusión y a continuación se añade el resto de los ingredientes –menos la miel– dejando que se caliente de nuevo, sin llegar a hervir. Luego se cuela y se añade la miel.
Las comidas de invierno –potajes, platos al horno, sopas– conviene que estén generosamente condimentadas. El jengibre, el chile, la guindilla o el curry son capaces de subir la temperatura de cualquier receta. Los platos dulces también pueden gozar su ración de especias calentadoras con un toque de canela y otro de pimienta de cayena.
El chocolate siempre es una tentación agradable, pero si se añade chile –tal como lo tomaban los olmecas o los mayas– se convierte en una fuente de calor. Los ingredientes son:
• 250 ml de leche entera
• 1 vaina de vainilla
• 2 cucharadas de polvo de cacao puro
• 1 pizca de pimienta de cayena
• 1 pizca de sal
• 1 cucharada de miel
Para prepararlo, se lleva la leche a ebullición. A continuación se baja un poco el calor, se le añade la vaina de vainilla y se deja a fuego lento entre cinco y diez minutos. A continuación se retira la vaina y se rasca el contenido. Se coloca el cacao y las especias en un cuenco y se baten con la mitad de la leche hasta que quede espumosa. Se añade el resto de la leche y se sirve muy caliente.
La infusión de jenlibre es la reina del invierno. Es una de las plantas estrella de la medicina energética oriental y la ciencia ha demostrado su poder antioxidante, antiinfeccioso y estimulante de los jugos gástricos. También favorece la circulación e incluso es considerado afrodisiaco. Sólo hay que pelar un trozo, cortarlo en rodajas y echarlo en agua hirviendo. Se deja infusionar cinco minutos. Quien no guste del jengibre puede recurrir al yogui-té, que con sus especias calentadoras como la canela, el clavo de olor, el cardamomo y la pimienta negra es una buena alternativa. También es perfecto el chai, mezcla de té negro, leche y especias.
CUIDADOS PERSONALES
Un cepillado matutino en seco –en las herbodietéticas se encuentran cepillos adecuados– activa la circulación y lleva calor a todo el cuerpo. Hay que empezar por la parte exterior del pie derecho y seguir por el exterior del muslo, siempre en dirección ascendente. Le sigue la mano derecha, el antebrazo y el brazo. A continuación se cepilla el lado izquierdo. La barriga, el trasero y la espalda se cepillan con movimientos circulares y en dirección al corazón.
Los calentadores del pulso, son unas bandas de lana que cubren la muñeca. Se pueden comprar o hacerlos uno mismo a partir de jerseys de viejos: sólo hay cortar los puños.
Para evitar las manos frías, realizaremos un masaje. Primero deslizamos una mano sobre la otra, desde la muñeca hasta las puntas de los dedos. Luego realizamos un masaje circular enérgico con el pulgar sobre la palma. A continuación, utilizando el pulgar y el índice, masajeamos cada uno de los dedos de la otra mano.
Para realizar masajes, podemos recurrir al aceite de romero que favorece la circulación a nivel de la piel y da sensación de calor. Hay que poner como máximo 25 gotas de aceite esencial puro en 100 ml de un aceite de masaje base –por ejemplo de almendras dulces, pepita de uva o aceite de oliva–. Se calienta un poco la mezcla en las manos antes de usarla y se masajea el cuerpo aplicando una suave presión.
La gimnasia de los dedos de los pies ayuda a que se active la circulación y que, con ello, se calienten. Primero se encogen, como si se quisiera formar una garra, y luego se estiran. A continuación hay que ponerse de puntillas, aguantando 30 segundos con cada pie. Es muy efectivo y se puede practicar en cualquier momento y postura.
Por alguna razón misteriosa, es una costumbre que se ha perdido con los años, pero cubrirse la cabeza con un gorro de lana en los días más fríos es la manera más eficaz de evitar la pérdida de calor corporal (un 60 por ciento se pierde por de la cabeza).
La bolsa de agua caliente, el gran remedio de las abuelas, sigue siendo casi imprescindible para pasar una noche confortable, sobre todo los niños y las mujeres con tendencia a tener los pies fríos. Las mejores son las que cuentan con un forro de lana. Una buena idea es poner la botella media hora antes de acostarse bajo las sábanas de la cama.
MAS EJERCICIO
No hay que tener miedo a hacer ejercicio al aire libre. Es necesario para curtirse y fortalecer el sistema inmunitario. Hay que tener en cuenta que cuando se corre, la percepción de la temperatura ambiental sube unos 10°C.
En casa se puede poner música y bailar al ritmo de sonidos alegres. Lo importante es que los movimientos sean amplios y lleven los brazos y las piernas en todas las direcciones. Se activa la circulación y pone de buen humor.