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marzo 31, 2013
POR MUCHO que lo inspire el amor, el matrimonio es un acto de equilibrismo que generalmente realizan dos náufragos nerviosos atrapados en el vórtice de una gran ilusión. Lo demás es cuestión de esfuerzo, de fe y del destino de cada cual. Y esto, como todo lo que proviene de Dios, implica el riesgo de caer desde muy alto.
—Richard Atcheson. en Lears
LO PRIMERO es lo primero. Todos hemos oído a algún empresario poco perspicaz traer a colación la siguiente sentencia del ex entrenador de futbol Vince Lombardi: "Ganar no es lo más importante; es lo único importante". No dudo que sea esta una buena frase para acicatear a un equipo de futbol; pero como política empresarial resulta un soberano disparate. Hay otra cita de Lombardi mucho más acertada. En cierta ocasión dijo que esperaba de sus jugadores tres clases de lealtad: a Dios, a sus familias y al equipo de los Empacadores de Green Bay, "en ese orden". Lombardi sabía que algunas cosas cuentan más que otras. Los hombres de negocios pueden sentirse orgullosísimos de sus compañías; pero el bien de toda una sociedad trasciende al de una sola empresa; el orden moral del mundo trasciende a cualquier nación. Y no se puede ser un buen líder empresarial —ni un buen médico, abogado o ingeniero— si no se entiende cabalmente el lugar que ocupa la empresa dentro del gran todo.
—John Akers, presidente de la IBM, en Sloan Management Review.
SI UNA PERSONA te desagrada, hasta la manera en que tome la cuchara te sacará de quicio; en cambio, si te agrada, podrá vaciar el plato sobre tus piernas y tú no te molestarás.
—Irving Becker
LAS NOVIAS y las embarazadas se ven radiantes y bellas no porque se hayan maquillado, sino porque son felices. Una mujer de sonrisa franca y expresión dichosa tiene un tipo de hermosura que no depende de su atuendo. Cuando otra persona nos viste y nos maquilla, cuando la cirugía altera o borra las arrugas de la fortaleza de ánimo y de la experiencia, nos empequeñece; lejos de embellecernos, nos degrada; nos disminuye para satisfacer una exigencia del exterior.
—Anne Roiphe, en Family Circle
DESECHEMOS la suposición, común entre los creyentes y casi universal entre los ateos, de que Dios es poco imaginativo. Estamos prontos a reconocer que los grandes escritores, como James Joyce o Marcel Proust, son infinitamente sutiles e inventivos al crear una novela; pero consideramos que, al crear la historia humana, Dios será torpe y anodino. Por tanto, algunos creyentes suponen que conocen a ciencia cierta los designios de Dios y consideran que, investidos de un alto ministerio, pueden darle la ayuda que Él tanto necesita. Por su parte, los ateos creen saber lo que Dios haría si existiera y, como nadie realiza esas cosas, concluyen que no existe Dios.
—Glenn Tinder, en The Atlantic.
EL DELINCUENTE profesional lo es porque quiere serlo. Lo único que la sociedad le pide es que deje de hacer lo que hace, exigencia que no parece disparatada. No es exagerado afirmar que cualquier hombre, mujer o niño tiene capacidad de abstenerse de robar un automóvil, vender drogas, perpetrar actos vandálicos y asaltar una tienda. Nadie le está pidiendo al infractor de la ley que corra 1600 metros en cuatro minutos, que traduzca los Rollos del Mar Muerto o que toque una fuga en el clavicordio. No hace falta talento ni entrenamiento para acatar la ley. Cualquiera puede hacerlo.
—Donald Smith, en The Freeman
LO QUE SABE un hombre a los 50 años, que no sabía a los 20, es incomunicable en su mayor parte. El conocimiento que ha adquirido con la edad no es el de fórmulas, formas o palabras, sino el de gente, lugares, acciones —un conocimiento que no se adquiere por medio de palabras, sino por medio del tacto, la vista, el sonido, las victorias y los fracasos, las noches sin dormir, la devoción, el amor—: las experiencias humanas y las emociones de esta Tierra, y las de uno mismo y de otros hombres; y, quizá también, un poco de fe; un poco de reverencia por las cosas que no podemos ver.
—Adlai Stevenson
NO PUEDO CREER que el propósito de la vida sea "ser feliz". Pienso que el propósito de la vida es ser útil, ser responsable, ser compasivo. Y, por encima de todo, que nuestra existencia importe: que cuente para algo, que signifique algo, que el mundo se haya transformado con nuestro paso por él.
—Leo Rosten, en Passions and Prejudices.
NADA TAN MEMORABLE COMO un olor. Un aroma acaso sea algo inesperado, momentáneo y efímero y, sin embargo, tiene el poder de evocar un verano de nuestra niñez, en las riberas de un lago al pie de las montañas; otro evoca una playa bañada por la luz de la luna; un tercero, una cena familiar de carne asada con papas. Los olores detonan suavemente en nuestra memoria como minas terrestres ocultas bajo la tupida maleza de los años. Si pisamos una de estas minas de olor, los recuerdos explotan de improviso. Toda una visión compleja brotará del subsuelo.
—Diane Ackerman, en A Natural History of the Sense.
EL MUNDO resulta muy vacío si nada más pensamos en montañas, ríos y ciudades. Pero, si conocemos a alguien que piensa y siente como nosotros y que, aunque distante, está cerca de nosotros en espíritu, entonces la Tierra se convierte en un jardín habitado.
—Goethe