LA RISA, REMEDIO INFALIBLE
Publicado en
marzo 24, 2013
UN INDIVIDUO solicita empleo como representante de un político ante la prensa. Poco tiempo después de entregar su solicitud, le avisan de la oficina del funcionario: "Su curriculum vitae está plagado de exageraciones, distorsiones, verdades a medias y mentiras. ¿Puede presentarse a trabajar el lunes próximo?"
—James Dent, en la Gazette (Charleston, Estados Unidos)
EL COMEDIANTE Mort Sahl compadece a las esposas de los fanáticos del futbol. En una ocasión, una mujer le preguntó cómo podría ella atraer la atención de su esposo cuando estuviera hipnotizado ante el televisor viendo un partido de futbol.
—Póngase alguna ropa transparente —le aconsejó Sahl.
—¿Y si no da resultado? —inquirió la mujer.
—Entonces cuélguese un número en la espalda.
—Joey Adams
DOS HOMBRES charlaban junto al enfriador de agua de la oficina. Uno de ellos le contaba al otro acerca de un pleito que había tenido con su esposa.
—Al final —refirió—, acabó por ponerse de rodillas y rogarme.
—¿Qué te dijo? —preguntó el amigo.
—Me pidió que me saliera de debajo de la cama.
—Frances Plevak, citada por Alex Thien en el Sentinel de Milwaukee
UNA PAREJA de ancianos es recibida por San Pedro en las puertas del cielo. Viendo que la vida allí era verdaderamente paradisiaca, el hombre le dice a su esposa: "¡Y pensar que yo podría haber estado aquí desde hace dos años si tú no me hubieras hecho comer tanta fruta y verdura!"
—Paul Izdepski, en The Joyful Noiseletter
SU SOCIO tenía la cabeza apoyada sobre el escritorio.
—¿Qué te sucede, amigo? —le preguntó solícitamente el abogado.
—¡Ooooh! —gimió el otro—, me desvelé anoche divirtiendo a un tipo que nos puede encargar muy buenos negocios. ¡Tengo una resaca de los mil demonios!
—Te compadezco. Yo también he pasado por esas varias veces.
—Y, ¿cómo te curas?
El primer abogado dibujó una sonrisa socarrona.
—Tomo a mi mujer y le hago el amor apasionadamente. Mi jaqueca se esfuma en menos de lo que canta un gallo. Deberías intentarlo.
—Estoy dispuesto a intentar cualquier cosa —replicó el socio al tiempo que se ponía el abrigo—. Nos vemos.
Horas después volvió silbando una alegre melodía.
—Veo que mi remedio dio resultado —observó su colega.
—¡Fue mágico! —respondió el rejuvenecido abogado—. Por cierto que tienes una casa muy bonita.
—Citado por James Dent en la Gazette (Charleston, Estados Unidos)
DOS LOCOS están haciendo apuestas entre sí.
—¿Te apuesto cincuenta pesos a que no puedes subir por el haz de la luz de mi linterna? —dice uno.
—Pues... no sé... Seguro que cuando vaya por la mitad apagas la linterna y me doy un señor costalazo.
—Almanaque 18 (Santiago, Chile)
UN HOMBRE salió en viaje de negocios con su jefe, el avaro más avaro del mundo. Una noche, el jefe volvió tarde al hotel. Al día siguiente le contó que había conocido a una damisela, que habían salido a divertirse y después la había acompañado a su hotel.
—¿Y era guapa? —preguntó el hombre.
—¡Vaya que si lo era! —respondió entusiasmado el jefe—. Con decirte que, durante todo el viaje al hotel, me costó trabajo mantener la vista puesta en el taxímetro.
—Gene Perret y Linda Perret, en Funny Business
UN MAGNATE compró una hacienda de 400 hectáreas. Pagó por la propiedad más de lo que valía, porque en ella se alzaba un magnífico pino, del que se decía que tenía 300 años. Cuando regresó a la ciudad, muchos de sus socios no le creyeron que el árbol fuera tan viejo, así que el nuevo propietario llamó a su cuidador, Zeke, para que verificara la edad que tenía el pino.
Cuatro días después, Zeke informó el resultado de sus hallazgos.
—¡Le traigo buenas noticias, jefe! —exclamó—. Este árbol es aún más viejo de lo que creíamos; tiene 332 años.
—Muy buen trabajo, Zeke —dijo el magnate—. ¿Cómo lograste determinar su edad?
—Fue muy fácil. Lo derribamos y le contamos los anillos.
—C.W.
LA PRIMERA VEZ que asistió a una boda, una niñita preguntó a su madre en voz baja:
—Mamá, ¿por qué viste de blanco la novia?
—Porque es el color de la felicidad —le explicó su madre—, y hoy es el día más feliz de su vida.
La niña caviló un momento, y quiso saber:
—Entonces, ¿por qué el novio viste de negro?
—J.H.S.
ILUSTRACIÓN: CHRIS DEMAREST