Publicado en
febrero 03, 2013
COMPLICIDAD: El efecto balsámico e inspirador de la naturaleza favorece el contacto íntimo con uno mismo.
Por Yvette Moya-Angeler
A veces problemas complejos se podrian resolver de forma muy sencilla. Bastaría con que pudiéramos escucharnos. Con que llegáramos a la máxima honestidad con nosotros mismos y supiéramos observarnos sin el ruido distorsionador de juicios, exigencias, esperanzas e interpretaciones propias y ajenas, que no nos permiten ponernos realmente en contacto con nosotros mismos ni con los demás.
La labor de desbrozar el camino hacia esa esencia de lo que somos dura tanto como la vida y es una tarea apasionante en la que siempre se descubren rincones que iluminar. Somos fluctuantes y contradictorios por naturaleza pero a medida que nos permitimos expresarnos tal como somos, amando nuestros recursos y fantasías, asumiendo las debilidades, detectando lo que repetimos de otros, lo que perpetuamos del pasado o lo que anhelamos, se produce el milagro de la transformación que nos hace crecer y avanzar.
SIN JUZGAR
Lo importante puede no ser tanto saber por qué actuamos tal como lo hacemos en cada ocasión sino cómo nos lo explicamos a nosotros mismos: qué es lo que nos decimos y cómo nos lo decimos, en qué modo nos afecta y qué hacemos con ello. En esa observación distanciada se encuentran muchas claves para la comprensión profunda de quiénes somos y, por tanto, también para guiar nuestras decisiones. Una mente capaz de simplemente observar adquiere una claridad extraordinaria.
El problema es que a menudo empezamos a cultivar el hábito de escucharnos cuando ya no queda más remedio, cuando es el cuerpo el que ha empezado a hablar a gritos y resuelve, con estrés y enfermedades, lo que la mente no ha sido capaz de hacer. Lo habitual es huir, alejarse de los conflictos que se libran en nuestro interior y de las zonas que esconden sufrimiento.
A veces, sin embargo, esas partes descuidadas emergen en forma de un impulso visceral, una voz clara que dicta hacia dónde dirigirse. Las intuiciones son más que caprichos y tienen sus propios fundamentos, desconcertantemente diferentes de los del idealizado mundo lógico.
Fuente:
CUERPO MENTE - ESPAÑA - DICIEMBRE 2008