MITO DE LAS RELACIONES SEXUALES SIN RIESGO
Publicado en
diciembre 23, 2012
Por Robert Noble
UNA NOCHE del invierno pasado, el noticiario vespertino informó de unos estudiantes que deseaban que su escuela repartiera preservativos en forma gratuita. Una muchacha, apenas adolescente, dijo que los jóvenes de su edad ya tenían relaciones sexuales y que nadie tenía que escandalizarse sólo porque se les dieran preservativos.
Dos expertas ofrecieron sus comentarios. Una era una dama de cabello blanco y rizado, que se sentó con la espalda muy erguida. En representación de un organismo que promueve la abstinencia sexual en los adolescentes, declaró con voz de mojigata que los preservativos no funcionan muy bien. La otra experta —una mujer joven y atractiva—opinó que no se debía negar la protección de los preservativos a los adolescentes sexualmente activos. Yo le di la razón a la mojigata.
¿Qué autoridad tengo para hablar sobre esto? Soy médico especialista en enfermedades infecciosas. Actualmente estoy atendiendo a un joven de 21 años que padece sida. Por la belleza de sus facciones, bien pudo haber servido de modelo para el "David" de Donatello. Su amante, que trabaja en un banco, tiene todo el aspecto de un muchacho decente. Sólo ha tenido relaciones íntimas con una persona: mi paciente (de quien fue el segundo compañero). Ellos no son tontos y leen los periódicos. ¿Cree usted que los preservativos los habrán salvado?
Me he dado cuenta de que las personas inteligentes no necesariamente usan preservativos. Un estudio realizado entre las mujeres de una universidad revela que, en 1989, únicamente entre el 41 y el 51 por ciento informó que su pareja usaba preservativo durante las relaciones sexuales. Ellas no ignoran la existencia del herpes y de las verrugas genitales, y saben que hay una relación entre las enfermedades venéreas y el aumento del riesgo de contraer cáncer cervical. A pesar de eso, la pasión ofusca la mente.
Tampoco puedo decir que me tranquilizó la lectura de un folleto publicado por el gobierno en relación con los condones. "Los condones no son ciento por ciento seguros", se informaba; "pero, si se usan de manera adecuada, reducen el riesgo de contraer enfermedades que se trasmiten por vía sexual, entre ellas el sida". ¡Reducen el riesgo de contraer una enfermedad ciento por ciento mortal! ¿Es eso lo único que puede interponerse entre nosotros y la muerte? ¿Y a eso le llaman "relaciones sexuales sin riesgo"?
El folleto contenía otras perlas de sabiduría: "Si usted sabe que su pareja está infectada, lo mejor es evitar el coito (incluida la actividad sexual oral). Si decide realizar el acto sexual con una persona infectada, tome siempre la precaución de usar un preservativo desde el principio hasta el final". ¿De veras sirven estos consejos? La mayoría de la gente ignora si su pareja se encuentra infectada. En estos momentos, muchas personas que padecen herpes y condiloma venéreo están mintiendo deliberadamente a sus parejas sexuales... es decir, a las pocas que preguntan. Es más, los preservativos pueden romperse. Un estudio demuestra que esto ocurre en cuatro de cada 100 casos.
Nadie le hace propaganda a la virginidad, a la abstinencia o a la idea de no tener relaciones sexuales más que con una sola persona, sana y fiel. Resultaría aburrido. Sin embargo, son las únicas estrategias de prevención enteramente efectivas.
Por lo tanto, yo voy a decirles a mis hijas que las relaciones sexuales implican un riesgo, y que los preservativos ofrecen una falsa sensación de seguridad. Reducir el riesgo no es lo mismo que eliminarlo.
Aquella dama recatada que habló en la televisión sabía lo que estaba diciendo. Las personas solteras no deben tener relaciones sexuales. Pocas personas tienen el valor de afirmarlo en público. En la cultura actual, se les tacha de chiflados.
No obstante, lo cierto es que los médicos no pueden remediar la mayor parte de las infecciones que se pescan por allí. No hay cura contra los virus que causan el sida, el herpes o las verrugas genitales. Si no se tratan, la gonorrea y la infección clamidial pueden esterilizar a las mujeres o, en caso de que estas se embaracen, dañar al feto. La sífilis es cada día más frecuente. Los embarazos ectópicos y la esterilidad por enfermedades de trasmisión sexual siguen siendo un problema.
No existe la actividad sexual "sin riesgo". Repartir preservativos entre los adolescentes es como darles pistolas de agua para que apaguen un incendio. Los preservativos no resuelven el problema. Ya es hora de que dejemos de engañarnos.
© 1991 POR ROBERT C. NOBLE. CONDENSADO DE "NEWSWEEK" (1-IV-1991), DE NUEVA YORK, NUEVA YORK. ILUSTRACIÓN: ELLEN RIXFORD