EL DRAMA IGNORADO DE PANAMÁ
Publicado en
septiembre 30, 2012
Manuel Noriega es el vengativo dictador de uno de los Estados totalitarios más brutales del hemisferio occidental. En pocos años, podría dominar una de las vías navegables más vitales del mundo.
Por David Reed
MOMENTOS después de que el autobús se detuvo en La Concepción, Panamá, tras haber cruzado la frontera con Costa Rica, un hombre alto y apuesto, de 45 años, fue hecho preso. "¡Soy el doctor Hugo Spadafora!", gritó a los demás pasajeros. "¡Me está arrestando la Guardia Nacional!"
En los años setenta, Spadafora, un ferviente idealista, ocupó el cargo de viceministro de Salud de Panamá, y luego presentó su renuncia para unirse a la revolución que derrocó a Anastasio Somoza, el dictador de Nicaragua. Cuando los sandinistas impusieron en este país una dictadura marxista, Spadafora rompió con ellos.
Aquel día, el 13 de septiembre de 1985, Spadafora regresaba a su patria. Había denunciado al hombre fuerte de Panamá, el general Manuel Antonio Noriega, comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa de Panamá (FDP; anteriormente, la Guardia Nacional); acusándolo de tirano corrupto, y de ser una figura importante en el tráfico internacional de drogas. Spadafora había jurado emprender una lucha política sin violencia para restaurar la democracia en Panamá.
Pero nunca tuvo la oportunidad de lograrlo. Las FDP lo silenciaron de una manera concebida para sembrar el terror entre los 2.2 millones de habitantes de Panamá y hundirlos en la sumisión. Al día siguiente, cuando se encontró el cadáver de Spadafora, los médicos forenses informaron que había sufrido torturas durante un tiempo calculado entre cuatro y seis horas, además de que había sido sometido a prácticas sodomíticas y finalmente decapitado, aún con vida. Con un bolígrafo, los asesinos le garrapatearon en la espalda "F8": la marca de la "Fuerza Ocho", escuadrón de rufianes de las FDP, que cobró una siniestra fama al atacar físicamente a los líderes de la oposición durante la campaña electoral de 1984.
El bárbaro asesinato de Hugo Spadafora puso de relieve el hecho de que Panamá se ha convertido en uno de los Estados totalitarios más brutales del hemisferio. El Gobierno tiene de la oreja a la mayor parte de la prensa, la radio y la televisión panameñas. En muchas ocasiones, las personas que han alzado la voz en contra de Noriega han recibido golpizas o han sido asesinadas. Ricardo Arias Calderón, presidente del Partido Democrático Cristiano, de la oposición, informa que, desde 1968, cuando las FDP derrocaron al presidente civil que había sido elegido libremente, muchos individuos han sido asesinados o torturados por las FDP hasta causarles la muerte, o bien han desaparecido al estar bajo su custodia.
BOTIN Y FALSEDAD
Estados Unidos comparte la responsabilidad de la difícil situación en que se encuentra Panamá, pues desde que se inauguró el canal de Panamá, en 1914, ha ejercido una influencia tremenda en el país. En la actualidad, 10,000 miembros del personal militar estadunidense están apostados ahí. Este año, Panamá recibirá ayuda norteamericana por un total de 32 millones de dólares, ocho de los cuales irán a parar a manos de las FDP por concepto de "asistencia militar".
Noriega tiene en la mira el canalde Panamá. Estados Unidos está comprometido a entregar dicho canal a Panamá el 31 de diciembre de 1999. Si se mantiene en el poder, Noriega podría convertirse en amo de ese punto clave de las rutas marítimas mundiales. Existe el temor de que maneje el canal como su botín personal, elevando las cuotas de manera exorbitante, inflando las nóminas con oficiales de las FDP y sus parientes, y exigiendo enormes comisiones en los contratos.
Panamá ya ha tenido una muestra de lo que podría suceder. El ferrocarril de Panamá, que corre paralelamente al canal, se le entregó en buenas condiciones a dicho país en 1979. Desde entonces, la administración del ferrocarril ha quedado en manos de funcionarios de las FDP, quienes han permitido con su negligencia e ineficiencia que se deteriore ese medio de transporte. Nunca se han remplazado los durmientes dañados; el balasto se ha erosionado terriblemente en muchos lugares, hasta que no ha quedado nada que sostenga los rieles. Aun a ocho kilómetros por hora, las locomotoras se bambolean como un ebrio.
El salvaje asesinato de Hugo Spadafora no fue algo inusitado. Serafín Mitrotti, un próspero hombre de negocios que había atraído la enemistad oficial por criticar el aumento de la corrupción en Panamá, fue elegido presidente del Club de los Rotarios en julio de 1986. A los cuatro días de haber ocupado el cargo, su cadáver fue encontrado en un hotel modesto. Las FDP declararon que Mitrotti se había suicidado. El cuerpo tenía las muñecas cortadas hasta el hueso, la nariz fracturada y heridas en los hombros, los brazos y los dedos. Además, había desaparecido un anillo de brillantes inconfundible, para el cual la esposa de Mitrotti había mandado hacer una montadura especial; el joyero prometió que jamás haría otro igual.
Los miembros de la familia Mitrotti visitaron al mayor Nivaldo Madriñán, jefe del departamento de investigaciones de las FDP, y quedaron atónitos al encontrarlo sonriente, ante su escritorio, ostentando un anillo que parecía ser el del occiso. "¡Mi esposo fue asesinado!", gritó Berta Mitrotti. Madriñán dio a enentender con un encogimiento de hombros que no respondería a ninguna pregunta. Sin embargo, días después mostró una constancia firmada por el joyero de los Mitrotti, en la cual aquel hombre afirmaba que sí había hecho otro anillo parecido... para la familia Madriñán. El jefe de investigaciones declaró que el caso estaba cerrado.
NOTABLE ACTUACION
Noriega es producto de la G-2, el servicio de inteligencia de las FDP, que se caracteriza por el secreto y la violencia con que opera. Poco después de apoderarse del Gobierno en 1968, el general Omar Torrijos nombró a Noriega jefe de ese departamento, encargado, entre otras cosas, de acosar a la oposición, espiar a estadunidenses y demás extranjeros, y descubrir los complots entre jóvenes oficiales ambiciosos de las FDP. Torrijos murió en un accidente de aviación, en 1981, y dos años después surgió Noriega como comandante en jefe.
Este militar, de 50 años de edad, es un hombre hosco, suspicaz y vengativo. Utiliza su antigua red de espías e informantes para intimidar a las personas. Durante cierto tiempo pareció que podría terminar la pesadilla de Panamá. En 1984, bajo la presión de Estados Unidos, Noriega llevó a cabo una elección presidencial, la primera en 16 años. Arnulfo Arias, el presidente depuesto por Torrijos en 1968, se presentó como candidato de la coalición de partidos de oposición. Un partido apoyado por las FDP propuso la candidatura del economista Nicolás Ardito Barletta.
Algunos observadores imparciales informaron que, a pesar del notorio fraude de las FDP, Arias ganó cuando menos por 50,000 votos. No obstante, Noriega intervino y Barletta fue declarado triunfador por una ventaja de 1713 votos.
Barletta permaneció en el poder menos de un año. Tras el asesinato de Spadafora, manifestó su deseo de que un comité consultivo especial investigara el crimen. Barletta fue citado a la sede de las Fuerzas de Defensa, un edificio que parece una fortaleza, donde presentó su renuncia 14 horas después.
Las fuerzas democráticas de Panamá han sufrido bajo el gobierno de Noriega, pero al Partido Comunista jamás le había ido tan bien. Noriega no profesa ninguna ideología en particular, pero ha hecho un trato con los comunistas: los nombra a puestos importantes en el Gobierno y les permite infiltrarse en los sindicatos y en los grupos estudiantiles; a cambio, obtiene paz y cooperación.
CONTACTO CON CUBA
Aunque cuentan con 15,000 a 20,000 hombres, las FDP no constituyen un auténtico cuerpo defensivo: sólo incluyen dos deslucidos batallones de infantería, con menos de 1000 hombres cada uno. En realidad, funcionan como un cuerpo de policía que presta servicio en las aduanas, en las prisiones y en la patrulla fronteriza. Además, administran el ferrocarril, los puertos y la aviación civil. Al realizar sus diversas funciones, las FDP han demostrado que son inmensamente corruptas. Recogen sumas enormes del juego y la prostitución, que son legales en Panamá.
Oficialmente, Noriega gana alrededor de 1200 dólares mensuales como comandante en jefe. Sin embargo, posee una mansión palaciega, valuada en mucho más de 500,000 dólares. También tiene una casa en las montañas y otra en la playa, una villa en Francia y cuatro costosos automóviles.
Algunos funcionarios estadunidenses y fuentes panameñas consideran que Noriega es una figura importante en el tráfico internacional de drogas. Panamá se ha convertido en importante punto de trasbordo para la cocaína y mariguana procedentes de América del Sur con destino a Estados Unidos. Existe un comercio en dirección contraria de las sustancias químicas usadas en los laboratorios de procesamiento de la cocaína, las cuales provienen de Norteamérica y Europa, y pasan por Panamá, rumbo al sur. Los expertos opinan que Noriega y otros oficiales de las FDP han recibido millones de dólares por permitir que continúe ese tráfico. Cerca de 120 bancos internacionales han establecido sucursales en Panamá, donde recaudan más de 32,000 millones de dólares en depósitos, suma fantástica para un país que sólo tiene 2,200,000 habitantes.
Por ser amigo de Fidel Castro, Noriega ha realizado varios viajes a Cuba. Ha proporcionado a Castro información acerca de las actividades militares de Estados Unidos, y esa información se ha comunicado a la KGB soviética. Por otra parte, Castro y Noriega son en cierto modo socios de negocios. Algunos funcionarios norteamericanos han compilado una lista de 113 empresas o individuos que sirven de fachada para sortear el embargo comercial impuesto por Estados Unidos a Cuba, y 75 de ellas están en Panamá. Se sabe que Noriega posee un interés sustancial en cuando menos una de esas empresas: Servinaves. Un funcionario aduanal de Estados Unidos señala: "Cada año entran en Cuba decenas de millones de dólares en mercancías norteamericanas embargadas, procedentes de Panamá".
VALEROSO DESAFIO
A pesar del tremendo riesgo, muchos panameños siguen desafiando abiertamente a Noriega. Una vez al mes, unas 50 mujeres, miembros de una organización llamada Unidad, se reúnen a rezar frente a la oficina del procurador general de Panamá, como protesta contra la tiranía oficial. A veces, las fuerzas FDP envían a su escuadrón antimotines, "los Doberman", para intimidar a las mujeres. Imperturbables, las mujeres siguen rezando.
Una de ellas, Astrid de Vásquez, escribe artículos que denuncian a Noriega en el diario La Prensa. Con frecuencia la siguen autos policiacos, y ha recibido numerosas amenazas por teléfono.
El personal de La Prensa muestra gran valor al continuar con las denuncias. En una ocasión, las FDP invadieron las instalaciones de La Prensa y arrojaron ácido al equipo. El director editorial, Roberto Eisenmann, se autoexilió en Estados Unidos en 1986, luego de enterarse de un complot de las FDP para asesinarlo. El columnista Guillermo Sánchez Borbón huyó a Venezuela para salvar la vida, después de publicar el nombre de tres miembros de las FDP que arrestaron a Hugo Spadafora.
Winston Spadafora, hermano de Hugo, no ha perdido la esperanza de que los asesinos sean entregados a la justicia algún día, y cada mes manda decir una misa en memoria de su hermano en la Iglesia de Cristo Rey, en la Ciudad de Panamá.
Sin embargo, ha pagado caro su actitud: el Gobierno ha acabado prácticamente con su trabajo de abogado ejerciendo presiones sobre sus clientes. Además, rara vez sale de su casa por la noche, pues teme sufrir un "accidente".
Es evidente que el actual gobierno panameño dista mucho de contar con el apoyo popular, y que el pueblo rechaza el Estado totalitario que Noriega y las FDP han impuesto al país. Por otro lado, las graves acusaciones hechas en contra de Noriega y las FDP reclaman una investigación seria. La seguridad del Canal, vital para el comercio mundial, depende de un Panamá estable, dirigido por un gobierno elegido libre y limpiamente, y no por un corrupto cuerpo de policía.
Eso era precisamente lo que Hugo Spadafora tenía en mente cuando subió al autobús aquel espantoso día de septiembre de 1985.
En el pasado mes de junio, el coronel Roberto Díaz Herrera, ex jefe del Estado Mayor de las FDP, precipitó una crisis cuando acusó al general Manuel Antonio Noriega de haber organizado un complot contra el general Omar Torrijos, de haber ordenado el asesinato del ex ministro de Salud Hugo Spadafora, de haber fraguado un fraude en las elecciones presidenciales de 1984 y de participar en el tráfico de drogas internacional. A raíz de los cargos, salieron a las calles miles de manifestantes para exigir la remoción del general Noriega y un retorno a la democracia. Después de tres días de violencia, el Gobierno declaró un estado de emergencia.
Sin embargo, el descontento continuó, y a finales de junio y principios de julio, grupos de oposición y partidarios del Gobierno realizaron manifestaciones clandestinas, algunas de las cuales degeneraron en actos de violencia. En la Ciudad de Panamá, un grupo armado incendió y saqueó un complejo comercial perteneciente a Roberto Eisenmann, hombre de negocios ligado a la oposición; en otra acción, la Embajada de Estados Unidos fue atacada, también por elementos que están a favor del Gobierno.
Respondiendo finalmente a la violencia creciente, el presidente Eric Arturo Delvalle exhortó a "todos los panameños a llegar a una reconciliación y resolver la grave crisis del país". Por otra parte, pidió a la Procuraduría General de la República investigar de inmediato las denuncias hechas en contra del general Noriega.
Fuente de la imagen
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