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El comediante estadounidense George Carlin define así un restaurante familiar:
Mi hija mostró muy poco interés por la cocina hasta que se fue de casa para estudiar en la universidad y se vio obligada a prepararse la comida., De vez en cuando me llamaba por teléfono para pedirme alguna receta, pero su desconocimiento del arte culinario no se puso en evidencia hasta una ocasión en que llamó para averiguar cómo se hacía el puré de papas.
Fui a la bolsa de trabajo a buscar empleo, pero en la puerta me encontré con un cartel que decía:
Cuando mi hijastro de 12 años recibió un libro que le envió su madrina, mi mujer insistió en que debía mandarle una nota de agradecimiento.
Hace unos años, mientras estaba de visita en casa de unos amigos en California, me acerqué a la ventana y vi tres perros atacar a uno más pequeño, que estaba muy asustado. Entonces pasó un san bernardo, se interpuso entre los otros y el pequeño, y éste buscó refugio acurrucándose junto a él. Los atacantes desistieron y se alejaron. El salvador había hecho lo que correspondía a su naturaleza.
El empleo soñado: estar al frente de un departamento de quejas después de que los mansos hereden la Tierra.
Lo único bueno de equivocarse es la alegría que produce a los demás.
Un día que mi marido, John, llegó a casa con un árbol de Navidad que había comprado, yo protesté diciendo que nuestro hijo, Alexander, de cuatro años, se iba a llevar un chasco porque estaba muy ilusionado con la idea de ir él mismo a cortarlo con su padre a nuestros terrenos. Arrepentido, John se llevó el árbol, y al día siguiente salió con Alex a buscar uno en el mototrineo. Finalmente dieron con uno que al niño le encantó.
Contempla con ojos radiantes el mundo que te rodea, porque los mayores secretos se esconden siempre donde menos se piensa. El que no cree en la magia nunca la encontrará.
Los gatos saben por instinto la hora exacta a la que van a despertar sus amos, y los despiertan diez minutos antes.
Cuando se pidió al jazzista Duke Ellington que explicara por qué había una variedad tan grande de músicos en su conjunto, dijo:
Un día, mientras me miraba en el espejo, consternada ante mi gordura, mi marido me preguntó qué tenía.
Dejé a mi esposa en la puerta de una tienda de departamentos y fui a estacionar el coche. Cuando entré en la tienda, una mujer me ofreció un carrito para la compra.
Me dirigía a casa para comer cuando pasé frente a un restaurante de autoservicio que estaba cerrado. En la puerta había un letrero que decía:
Estaba un día en Arizona con mi hijastra y noté que ella entrecerraba los ojos porque la deslumbraba el sol, así que le di mi gorra de beisbol para que se protegiera. Se la puso con la visera hacia atrás y dijo:
En mi banco siempre hay dos cajeros, salvo cuando está atestado de clientes; entonces sólo hay uno.
Mi sobrina es maestra de primera enseñanza y una Navidad le tocó organizar la pastorela. Les aconsejó a los niños que, si se les olvidaba su parte, debían improvisar algo y no quedarse callados. Todo iba bien hasta que entraron los reyes magos.
El compositor ruso Dmitri Shostakovich se fracturó una pierna y, acabando de restablecerse, la otra. Al respecto comentó:
Volvía yo del cine con mi hijo, que entonces tenía siete años, en un autobús. Unas cuadras antes de llegar a casa, se me ocurrió preguntarle si sabía dónde teníamos que bajar. Me miró muy asustado y, a punto de llorar, me dijo:
Me encontraba en la jefatura de policía presentando la documentación de mi coche cuando llevaron a un adolescente detenido para formularle cargos.
Un comprador ambulante llama a la puerta de una casa y le pregunta a la dueña: