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EN LA ÉPOCA en que me encargué de la administración de un pequeño motel, estaba embarazada, por lo que evitaba responder a la campanilla del vestíbulo antes de las 6:30 de la mañana. Les pedía a los huéspedes que dejaran sus llaves en la habitación al marcharse, pero algunos insistían en llamarme, incluso a las 4:30 de la madrugada. Resolví poner cerca de la puerta una caja con un letrero que decía:
ADMINISTRO el paquete de prestaciones de una compañía, y un día un empleado acudió a preguntarme cuál era el monto de su seguro de vida.
EL NUEVO EQUIPO de computación elevó la temperatura de la oficina hasta 28 grados centígrados, así que se decidió hacer una instalación adicional de aire acondicionado. El equipo de técnicos llevaba varias semanas haciendo este trabajo, cuando empecé a notar que se iban a las 2 de la tarde todos los días. Decidí hablar con su supervisor:
CUANDO LLEGUÉ a trabajar a un pequeño pero muy concurrido restaurante, vi a mucha gente que se arremolinaba fuera. Un cartel anunciaba claramente que la hora de abrir era las 11 de la mañana, y apenas pasaba de las 10. Le pregunté a un hombre:
LA COORDINADORA de comercialización de una compañía distribuidora de equipo de computación hablaba conmigo por teléfono sobre el texto de un nuevo anuncio:
SOY ENTRENADORA de perros, y siempre me entrevisto con mis clientes antes de conocer a sus mascotas; así puedo enterarme de cualquier problema de conducta del animal, y sugerir el equipo que ha de traerse para las sesiones de entrenamiento. Una mujer, muy diligente, se dedicó a tomar notas. Cuando se iba, le dije en voz alta:
CUANDO EMPEZABA a trabajar como fisioterapeuta, me agradaba conversar con mis pacientes, pero como soy muy tímido, me incomodaban las preguntas que hacían sobre mi vida personal.
TRAS PRACTICAR la abogacía por algunos meses, conversaba con mi hermano John, que es médico.