A PLUMA DE GANSO Y EN PAPEL DE TRIGO
Publicado en
abril 01, 2012
Juramento y posesión de cargos de los nuevos alcaldes y regidores para 1538 (La primera rúbrica corresponde a Sebastián de Benalcázar)Texto: Silvana Larrea / Fotos: Kira TolkmittSin grabadoras ni computadoras, ni siquiera con una máquina de escribir, hace cuatro siglos unos sacrificados hombres debieron recoger los testimonios de los juicios de manera veloz e íntegra -o casi-.
Sus únicos instrumentos eran una pluma de ganso remojada en tinta vegetal, y papel de trigo, elementos que han demostrado su excelente calidad pues la tinta sólo ha cambiado de color y el papel se conserva en buenas condiciones desde 1500.De la ortografía y la redacción no se preocupaban mucho. No había acuerdos sobre el orden de las palabras en las frases o las abreviaturas y una palabra escrita con c fácilmente se escribía con z más abajo y luego con s. Tal vez por la rapidez con que debían escribir o por simple ignorancia, esas actas se levantaron así.Pero aparte de esto, el escribano era una institución en la colonia y un cargo oficial en el que se sucedían unos pocos privilegiados elegidos oficialmente. En las escribanías se encontraron juicios minúsculos como el robo de una gallina hasta grandes conflictos de tierras.Estos documentos fueron expuestos -y se mantienen en exposición- en el Archivo Municipal de Historia, en el Parque de la Circasiana, en Quito. Se trata de la primera exposición de firmas, letras y rúbricas del siglo XVI y ha despertado interés en un público que se ha encontrado con documentos escritos directamente por testigos, como los escribanos, y por protagonistas, como los conquistadores.
El Libro Verde o Libro de Cabildos abierto.LA RUBRICA Y EL CARACTER
Leer y escribir no era un asunto generalizado en tiempos de la Colonia, menos aún entre los conquistadores que llegaron a estas tierras. Es así como entre los documentos más preciados en exhibición está la rúbrica de Sebastián de Benalcázar, quien era analfabeta y su nombre era asentado por un escribano en las actas.
De las rúbricas de los conquistadores y funcionarios de la colonia, actualmente se busca una significación y la impresión de su carácter, a manera de rasgos grafológicos que dilucidan el carácter de una persona a través de la firma.Se ha desprendido de los estudios de los rasgos, que había conquistadores con carácter más firme y determinante. En los más tímidos, en cambio, las firmas son más discretas.Por ejemplo, un regidor de apellido Portugal tiene una firma notablemente grande. En el caso de Sebastián de Benalcázar, su rúbrica no llama mayormente la atención: es grande pero no extraordinaria.
Portada del Libro Verde en el que consta el acta de la fundación definitiva de San Francisco de Quito (6 de diciembre de 1534)COMPLEJIDAD DE LA ESCRITURA
La complejidad de la escritura de los siglos XVI y XVII no ha permitido todavía que muchos de los documentos hayan sido transcritos. A pesar de ser castellano el idioma utilizado, la letra paleográfica del siglo XVI no puede ser leída por neófitos en el asunto.
De acuerdo a la metodología usada para el análisis de las letras paleográficas, se han catalogado diferentes tipos.La primera es la letra cortesana. Se la llama así porque se hacía en las cortes y en los señoríos. Es pequeña, de rasgos finos y muy difícil de leer. Sin embargo los especialistas lo han hecho; uno de los grandes en la materia fue Jorge Garcés, quien estuvo mucho tiempo a cargo del Archivo Municipal de Historia y transcribió muchísimas de las actas del Cabildo. Murió ciego por haberse dedicado a esta tarea.Ese tipo de letra fue derivando en la procesal, que viene de los procesos jurídicos que se levantaban en las escribanías. Sus rasgos de escritura eran algo más legibles pero con iguales dificultades.Luego degeneró en la letra procesal encadenada cuyos rasgos van juntos sin separación de palabras, lo cual hace casi imposible transcribir un documento.Aparece después la letra redonda, con rasgos más fáciles de ser entendidos, más directos, lo que permite una transcripción más rápida.
Bibilioteca del Archivo Muncipal de Historia donde se exhibieron los documentosEL LIBRO VERDE
Entre los documentos más valiosos que fueron expuestos se encuentra el Libro Primero de Cabildos o Libro Verde (porque el cambio de color de la tinta hizo que ahora esté escrito en ese color).
En él consta el acta de la fundación definitiva de San Francisco de Quito que data del 6 de diciembre de 1534.En ella se cita el número de los vecinos que se asentaban en la ciudad -pues era requisito contar con un determinado número de habitantes para conformar una villa- y la firma y rúbrica de los primeros 204 que poblaron Quito.También hay referencias a la primera traza o plano de la ciudad, el cual se perdió, pero gracias a estudios realizados se han realizado planos de la época.Desde el rescate del Libro Primero de Cabildos, que fue encontrado en una escribanía pública en 1916, y luego trasladado al Archivo Municipal de Historia el 6 de octubre de 1917, los documentos han recibido un cuidado especial en cuanto a temperatura, y no son manipulados salvo en caso especialísimo de requerir un dato exacto que obligue ir a la fuente original.La letra complicada, la mala ortografía, las abreviaturas nacidas de las cabezas de estos hombres y a veces divorciadas de la lógica, no influyen en contra de estos tesoros que ahora se encuentran al alcance de nuestros ojos en el bello y silencioso escenario del Archivo Municipal de Historia.