LA EXPRESIÓN DE LOS TELARES
Publicado en
abril 22, 2012
A juzgar por las iniciales que figuran en la decoración del tapiz, se trata de un presente de bodas. El ciervo y otras figuras se creían portadores de la buena suerte. Este trabajo data de 1794.Estos vistosos tejidos, en otro tiempo de uso puramente doméstico, se han convertido ahora en piezas de arte.
Por Leena NokelaEL ORIGEN de los ryijys se pierde en el más remoto pasado de Finlandia. Ya en la Edad Media los usaban en los castillos y en las mansiones principescas como mantas de cama o de viaje, y en el invierno los colgaban sobre los muros en defensa contra el frío.
Este es el ryijy finlandés más antiguo existente hoy. Data de 1965. En su parte central apreciará el lector dos cruces, motivo que tradicionalmente se pensaba protegía contra los poderes malignos. Casi siempre los tapices que lucían cruces en su decoración se usaban en los funerales.En el castillo de Turku y a mediados del siglo XVI solían dar uno a cada sirviente a modo de regalo de boda. Y cuando en 1558 el duque John emprendió viaje a Inglaterra con una oferta de matrimonio para Isabel I en nombre de su hermano, el rey Eric XIV, llevaba consigo cinco ryijys, aunque, la verdad sea dicha, el presente no le sirvió para nada.Sus usos eran múltiples y muy diversos. En 1456 un ciudadano de Turku negoció el cambio de una casa con el monasterio de Naantali, y en el contrato estipulaba que parte del precio habrían de pagárselo en ryijys, que valían también para pagar impuestos y figuraban en las herencias.
Este ryijy se llama "Alce" y fue tejido en 1935 al estilo del decenio de 1920. Su autora, Impi Sotavalta, ha revolucionado el arte textil. Muchas casas finlandesas de aquella época tienen ryijys suyos, que sirven de puente entre los estilos tradicionales y las tendencias de los años de 1930 a 1940.Si hemos de dar crédito a los inventarios oficiales de los siglos XVII y XVIII, la mayoría de las casas finlandesas tenían al menos uno. En la población rural, el ryijy continuó sirviendo como manta y sólo después adquirió ese significado ceremonial y decorativo que sobrevivió hasta finales del siglo XIX. El ryijy formaba también parte esencial del dote de cada mujer y la acompañaba desde el altar hasta su lecho de viuda.Originalmente los hacían en dos trozos que se unían luego a mano; y al aparecer en el siglo XVIII los grandes telares, los empezaron a confeccionar de una sola pieza. Desde principios del siglo actual los fabrican a máquina en cantidades industriales.
Esta pieza se llama "El pozo" y fue creada en 1965 por Uhra Simberg-Ehrstrom, famosa decoradora que ha hecho del ryijy la expresión de un arte independiente.La exposición de arte popular que la Feria de la Industria General de Finlandia presentó en 1876 dio pie para que numerosos artistas se interesasen por los tejidos folklóricos de la nación, y si bien inicialmente se conformaron con copiar los diseños tradicionales, poco a poco comenzaron a lanzar estilos novedosos. En el decenio de 1920 los ryijys que servían de simples alfombras se convirtieron en ricos tapices de pelo espeso, y los que el pueblo colgaba en las paredes de sus casas pasaron a ser auténticas obras de arte.En la actualidad Finlandia produce anualmente miles de ryijys tanto para el consumo nacional como para la exportación, y el aficionado los encontrará lo mismo en un almacén que en una tienda de tejidos de lana y de artesanía, en una de decoración que en una sala de exposiciones.
"La llama", es la primera alfombra moderna creada en 1900 por el pintor Akseli Gallen-Kallela. Este estilo ha cobrado especial popularidad.La estima internacional que se han ganado data de 1951, cuando Kirsti Ilvessalo obtuvo una medalla de oro en la Trienal de Milán por su ryijy titulado La Caperucita Roja. Desde entonces este tipo de tejidos han conquistado numerosos e importantes premios, y varios museos extranjeros los exhiben en sus colecciones permanentes.Finlandia, país atrayente y enigmático situado en uno de los confines del planeta, se descubre así a través de una de sus tradiciones más legendarias.
En este tejido, de 1749, vemos cómo los motivos geométricos de los ryijys primitivos dejaron sitio, a principios del siglo XVIII, a otro tipo de adornos. Este lleva figuras humanas, plantas, relojes de arena y pequeños trozos geométricos.