FORMOSA, EL PAÍS QUE SOBREVIVIÓ
Publicado en
abril 22, 2012

La isla tiene un arma secreta: su gente y su deseo de progresar.
EN Los años posteriores al viaje de Richard Nixon a China (1972), los periodistas todos que visitaban a Taipei se preguntaban si se tambalearía la sobrevivencia de Formosa en caso de retirarle Estados Unidos su reconocimiento. Era una cuestión que los funcionarios del Gobierno trataban casi siempre de sortear, calificándola de "hipotética". Otro síntoma claro de su renuencia a admitir que tarde o temprano Pekín y Washington normalizarían sus relaciones.
Cuando los presionaban, sin embargo, los mismos funcionarios solían responder que todo dependería en gran medida de la reacción sicológica del pueblo en general, y de los inversionistas. Si reaccionaban estos con miedo, dificultarían la estabilidad; si con optimismo y confianza, allanarían el camino.Lejos de dejarse aterrar, la isla ha salido bien librada de la crisis. A 14 largos meses del impacto que les supuso el "desconocimiento" (enero de 1979), el país promete aun más progreso económico. Tony Ho, director de una próspera empresa de construcción y bienes raíces, explica: "Los débiles de fe marcharon hace mucho tiempo. Los que hemos permanecido confiamos firmemente en el futuro".Mas, a pesar de esa incertidumbre, Formosa encara serios problemas. Uno de los principales es el de saber si Estados Unidos le facilitará, o no, las armas modernas que la isla considera necesarias para su defensa. Un alto jefe militar advierte que el régimen continental superará en breve la calidad de las fuerzas de Formosa si esta no compra material más avanzado.Otro motivo de desazón es el reconocimiento diplomático. Tras la ruptura con Washington, Taipei no mantiene relaciones diplomáticas más que con 22 países, pequeños en su mayoría, anticomunistas a ultranza y —con excepción de Arabia Saudita, Corea del Sur y Sudáfrica— de escasa influencia en la política mundial. El Gobierno del presidente Chiang se ve, pues, obligado a depender de los vínculos del comercio y las inversiones si desea evitar un aislamiento mayor.Mantener un núcleo de reconocimiento diplomático importa mucho, no cabe duda; pero importa más para el futuro de la isla conservar lazos comerciales, culturales y de otra índole con Estados Unidos, su principal socio comerciál, receptor del 35 por ciento de sus exportaciones y fuente primordial de su financiamiento internacional.La forma definitiva de la nueva relación entre estos dos países es todavía una incógnita; pero la Ley de Relaciones con Formosa estipula que, al sentir de Estados Unidos, "cualquier esfuerzo por determinar el futuro de Formosa por medios que no sean pacíficos, incluso a través de boicoteos o embargos, sería visto como una amenaza para la paz y la seguridad de la región del Pacífico Occidental, y como motivo de grave preocupación".Al margen de esta incertidumbre, Formosa puede encontrar solaz y orgullo en la conciencia de que la economía nacional nunca gozó de más pujanza que ahora. En 1969, el ingreso anual per cápita era de unos 268 dólares; en 1979, de 1.720. Y únicamente a través de la economía puede el Gobierno mantener vivos la prosperidad y el sentido de realización propia que permitirán al pueblo darse por servido a despecho de los vaivenes de la política internacional.Desde algún punto de vista, el desconocimiento ocurrió en el momento más oportuno. A raíz del auge económico de 1978, se creó en la isla una especie de amortiguación sicológica. Fue ese, económicamente, uno de los mejores años de todos los tiempos y el más próspero desde que, hace un lustro, comenzó la crisis energética. El incremento económico real fue del 12,8 por ciento; la expansión industrial, del 25; y las exportaciones, del 35,5. No obstante, refrenaron la inflación en el 5,7 por ciento. Henry Hsu, presidente de la Formosan Rubber Corporation, comenta: "En 1980 podríamos tener un comercio exterior de cerca de 39.000 millones de dólares".Gracias a su tesón, la comunidad económica del país ha librado casi todos los golpes del retiro del reconocimiento. Y prueba de ello es que no han cancelado ni modificado un solo proyecto de inversión como consecuencia de la normalización de vínculos entre China Popular y Estados Unidos. Por poner unos ejemplos, la Formosa Plastics Corporation, principal productora de resina de clorhidrato polivinílico, piensa hacer realidad un programa de expansión de 500 millones de dólares; la planta Ford Lio Ho, de la Ford Motor Company, uno de 40 millones en dos años; la fábrica de automóviles Yue Loong, uno de 65; la Chrysler Corporation y la Taiwan Machinery Manufacturing Corporation, una inversión conjunta de 20 millones para la fabricación de carrocerías de camiones pesados; y la General Electric de Estados Unidos, junto con la Taiwan Power Company, una de 110 en la producción de generadores con turbinas de vapor.También ha emprendido Formosa un programa propio de modernización. Tras haber desarrollado una sólida estructura de manufactura ligera, intenta avanzar hacia la posesión de industrias más pesadas y de mayor adelanto tecnológico. El, trabajador industrial percibe ahora casi tres veces más que en 1973, por lo cual la isla debe competir menos sobre una base de precios que sobre una base de capacidad técnica y de calidad de productos. En otras palabras, Formosa está forzada a seguirle los pasos a Japón."Es este un problema grato", apuntó el ministro de Asuntos Económicos K. S. Chang. "Los salarios altos traen consigo un nivel de vida mejor, y esa es, después de todo, la meta última de nuestro desarrollo".El sólido desempeño económico ha ayudado a fortalecer la base de respaldo político del Gobierno. La mayoría de los ciudadanos parecen atribuir a la política gubernamental el hecho de que ahora abultan más sus sobres de paga.Con todo, algunos intelectuales liberales censuran al régimen por su morosidad en introducir una mayor dosis de democracia en el sistema político de la isla. Cuando se dio a conocer la decisión del presidente Jimmy Carter de retirar el reconocimiento, Formosa estaba en medio de una campaña electiva para el Yuan Legislativo y la Asamblea Nacional; pero, como parte de las medidas de seguridad para el período siguiente al desconocimiento, el Gobierno aplazó indefinidamente los comicios.Los independientes, que constituyen la oposición a falta de un partido organizado formalmente como tal, trataron de forjar una estrategia para lidiar con la nueva situación, pero al hacerlo se dividieron los sentires en dos campos: para los moderados, la posición del régimen es comprensible —y pasajera— como reacción al revés diplomático de Estados Unidos; los radicales, por su parte, temen que el Gobierno aproveche la coyuntura para liquidar a la oposición. Pero no faltan en ambas facciones quienes estén dispuestos a evitar a toda costa cualquier signo de inestabilidad que pudiese obrar en beneficio de Pekín.El pueblo otea desde muy diversos puntos el futuro de su país. Unos sueñan con una Formosa independiente y reconocida en el orbe entero —incluso con el beneplácito de Pekín— como Estado soberano; en su opinión, semejante solución sería aceptable una vez desaparecida de la jefatura la generación de la guerra civil. Otros esperan una relación comercial pacífica con el régimen continental, sin abandonar el cisma político. Más allá, numerosos seguidores del Kuomintang se aferran a la idea de que el sistema comunista es incompatible con la civilización china y, por ende, habrá de desmoronarse. Según ese criterio, Formosa sólo necesita "capear el temporal" en el interín, y no ponerse a cortejar a los soviéticos, a declarar la independencia o a entrar en contacto con los comunistas.Cualesquiera que sean las aspiraciones políticas, la reserva de la isla de personal técnico bien adiestrado, amplia experiencia de mercadeo y pericia administrativa, darán seguramente a los isleños una ventaja económica sobre sus oponentes rojos durante muchos años. También es posible pronosticar que los 17 millones de ciudadanos de la República de China mantendrán un estilo de vida al que no están acostumbrados los habitantes del continente.CONDENSADO DE "ASIAWEEK" (30-III-1979) © 1979 POR ASIAWEEK LTD. DE HONG KONG