Publicado en
febrero 19, 2012
La obesidad es un estado que demuestra que el Señor no está dispuesto a servir a quienes se sirven solos, y se sirven solos, y se sirven solos...
–J.B.LOGICA ELEMENTAL
Un amigo nuestro, que pasaba algunos días en una pequeña población, fue a comprar un periódico.
–¿Quiere el de hoy o el de ayer? –le preguntó alegremente el vendedor.–El de hoy.–En ese caso, señor, tendrá que volver mañana.–J.R.PRUEBA DEL ENTUSIASMO
Un corredor de bienes raíces que trataba de vendernos una casa, describió el vecindario en términos entusiastas: "Es el más bello lugar de todo el planeta. ¡No hay clima más hermoso, más saludable! Aquí nadie se enferma o muere".
En ese momento pasó un cortejo fúnebre. "¡Pobre médico!", comentó. "Murió de hambre por falta de clientes".–A.E.DIVINA PAGA
Un sacerdote buscaba a un asistente joven para su parroquia, pero, como no podía ofrecer a cambio más que las riquezas de San Francisco de Asís, el hermano Sol y la hermana agua, pensó animar a los presuntos candidatos presentando el Evangelio como un contrato colectivo de trabajo. Así pues, colocó en un periódico el siguiente aviso: "Parroquia en las afueras de la ciudad busca joven dispuesto a cumplir su vocación sacerdotal. Ver condiciones en el Evangelio de San Mateo, 19 (16–29)".
El versículo 29 dice: "Y cualquiera que habrá dejado casa, o hermanos, o hermanas, y esposa, o padre, o madre, o hijos o heredades por causa de mi nombre, recibirá cien veces más y poseerá la vida eterna''.–P.R.ENFERMEDAD INDESEABLE
A cuatro jóvenes ladrones que robaron una ambulancia del Hospital Femenino de Sydney, Australia, los impresionó a tal grado un mensaje radial que abandonaron el vehículo y huyeron. El controlador de las ambulancias habló con el tono que los anunciadores reservan para el estallido de la Tercera Guerra Mundial, al decir: "Permítanme advertirles que el último paciente trasladado en ese vehículo padecía de una grave enfermedad contagiosa. ¡Salgan pronto!"
En realidad, la última paciente que había ocupado la ambulancia era una parturienta que gozaba de muy buena salud.—The Sydney Morning HeraldEl padre, enalteciendo a su hijo la virtud del trabajo:
—No hay que desmayar nunca. ¡Siempre adelante! ¡Siempre arriba! Al emprender cualquier tarea procura llegar a lo más alto.—¿Y si se trata de excavar un pozo? —contesta el muchacho.—La Semana Ilustrada (México)CONTRA LA ACTUACION
En los ensayos y representaciones de la ópera Thais, el barítono Sherrill Milnes tuvo que levantar en peso a la primera dama Beverly Sills un total de 30 veces, y atravesar el escenario con ella a cuestas. En determinado momento, Beverly se disculpó por el pesado trabajo artístico, pero el jubiloso Milnes aseguró que no era ninguna molestia.
—Después de todo —dijo—, cuando era muchacho trabajé en un rancho y me acostumbré a cargar balas de heno de 225 kilos."No sé por qué", cuenta ella, "pero esa noche nuestra escena de amor no tuvo el ardor de otras veces".—B.S.Está tan convencido de que la reencarnación es un hecho, que sacó un seguro de vida y se nombró beneficiario él mismo.
—Aldo Cammarota, en Visión (México)Permita Dios que seamos parte de la solución, no del problema.
—P.M.ANUNCIOS CLASIFICADOS
SE VENDE diccionario. No tengo palabras para describirlo.
SE VENDE loro que habla de todo. Entenderse con él mismo.SE VENDE corneta a cualquier precio; mi vecino paga la diferencia.—Oscar Alarcón, en El Espectador (Bogotá)MAGIA ANIMAL
Aviso en una gran tienda: "A los clientes dispuestos a gastar un poco más y que vienen en busca de una mascota verdaderamente cautivadora y fuera de lo común, se les invita a pasar al segundo piso y preguntar por la encargada".
—G.I.LA VERDAD NO PECA...
UN CIRUJANO de prestigio, aunque algo pedante, se puso en pie para pronunciar unas palabras después de una cena. "Nosotros los médicos", comenzó diciendo, "tenemos muchos enemigos en este mundo".
Hizo una pausa, y la señora que estaba a su izquierda comentó en un murmullo: "¡Pero muchos más en el otro!"—C.P.Triunfar o vencer puede no estar en nuestra mano, luchar sí.
—José P. Cacho, en Catálogo "J" de mecanografía (Ediciones ECA, Ciudad de México)LA PALABRA "trivial" se deriva del latín y significa "tres vías". Se aplica a lo que comúnmente llamamos "cruce de tres caminos", donde la gente se detenía a hablar de cosas sin importancia. Después, esa clase de conversación empezó a llamarse "trivial".
—L.M.B.Nada es más despreciable que el respeto basado en el temor.
—Albert CamusPREGUNTA DESESPERADA
LA ESPOSA de un amigo mío tenía la costumbre de cambiar de lugar con demasiada frecuencia los muebles de su casa, al extremo de reacomodar dos o tres habitaciones en una semana. Como resultado de esto, él se sentía muchas veces frustrado por no poder encontrar las cosas. Una noche oyó toquidos en la puerta delantera. Medio dormido saltó de la cama, corrió hacia la sala que estaba oscura como boca de lobo, y dio contra la pared. El fuerte golpe hizo despertar a su esposa que lo oyó vociferar: "¡Marta! ¿Dónde has puesto la puerta de entrada?"
—C.L.Si no conviene, no lo hagas; si no es verdad, no lo digas.
—Marco AurelioTRATAR de guardar en secreto una aventura amorosa es como intentar ocultarle la aurora a un gallo.
—A . V.B.Es LA fiebre de la juventud lo que mantiene el resto del mundo a la temperatura normal.
—Georges Bernanos, en Los grandes cementerios bajo la luna (Librairie Plon, Paris)PRUEBAS CIRCUNSTANCIALES
EL ENTUSIASMO de mi hermana por salir a trotar todos los días era con frecuencia contenido por los perros del vecindario. Por ello, mi cuñado empezó a acompañarla en bicicleta, empuñando un bastón, para defenderla de cualquier ataque. Un día, un hombre en su automóvil se les emparejó, y al ver a mi hermana correr y a su esposo seguirla con el bastón en la mano, exclamó: "¡Eso es lo que yo llamo crueldad!"
—R.H.D.MI ESPOSA dormitaba en la cama de nuestra casa remolque, cuando me detuve en una pequeña gasolinera. Un anciano empleado caminó lentamente hacia la bomba. Le dije que llenara el tanque y le pregunté dónde estaban los sanitarios. Sin decir palabra me señaló el lugar. Para facilitar la salida a mi mujer, abrí la portezuela del compartimiento de carga y vi que el anciano me observaba.
Cuando ya nos íbamos ayudé a mi esposa a subir y volví a cerrar la portezuela con llave. Por fin, el hombre rompió su silencio y echando una mirada a la puerta trasera del vehículo, me preguntó en voz baja: "¿Por qué la lleva encerrada? ¿Acaso ha estado tratando de decirle cómo debe manejar?"—S.R.C.LA MEJOR DECISION
Mis ABUELOS habían gastado más dinero en reparar su viejo auto de lo que este valía. Un día, por enésima vez, el acumulador dejó de funcionar; el abuelo estalló en cólera y maldijo la inutilidad del coche.
Entonces hizo un plan. Mientras empujaba el vehículo para dejarlo en una posición en que un vecino pudiera introducirse fácilmente y encender el motor, calculó mal la pendiente del terreno y el auto se deslizó colina abajo. La abuela salió al porche a tiempo de verlo caer en un estanque y hundirse.Asintiendo con satisfacción, exclamó: "¡Exactamente lo que yo hubiera hecho con esa cosa!—J.K.LOS BOSQUES Y YO
PARA mí, los bosques siempre han sido lugares de singular encanto. Quizá este entusiasmo se deba a que tuve la buena suerte de nacer cerca de una selva tropical, en una isla del Pacífico del Sur. Por tanto, pasé gran parte de mi niñez explorando y descubriendo las maravillas de la silenciosa naturaleza enmarañada en su interior.
En verdad, el bosque de mi infancia era insignificante en tamaño —cuando mucho, mediría una hectárea— , mas para una criatura de cinco años era infinitamente grande, misterioso y mágico.Hay miles de especies de árboles en el mundo. Siempre he tenido la impresión que la mayoría de ellos estaban en mi bosque. Ningún árbol se parecía a otro. Allí estaba el mango, la caoba, el samán o árbol de la lluvia, la teca, el árbol del pan, el plátano, el papayo, el naranjo silvestre, el limonero "enano", el guayabo y una gran variedad de palmeras, un solitario pino de Honduras, el balsa —cuya madera, la más ligera que hay, pesa apenas la quinta parte del roble inglés—, y también el bebeerú y el guayaco, cuya madera es la más dura y pesada de todas. Las ramas de estos árboles se tocaban unas a otras y estaban festoneadas con enredaderas, lianas y epífitas. En las más altas ramas de muchos árboles crecían hermosas orquídeas silvestres, formando bellos manojos de iridiscentes flores multicolores, que parecían arrojar su propia luz, cual si fueran diminutos candelabros.Hace varios años regresé a la isla y me dirigí apresuradamente a la selva —mi selva—; descubrí que ya no existía. En su lugar había solamente unos cuantos árboles de pie. Casi todos habían caído, arrancados por un terrible huracán. Pero, aunque en realidad mi selva casi ha desaparecido, en mi mente sigue floreciendo, fresca y misteriosa, como yo la conocí. Al viajar a mi oficina y al regresar, en apretujados trenes que corren desaforados entre la nieve, puedo evocar mi bosque, cuando quiero, sin esfuerzo alguno.—A .FCUANDO era yo joven, me dijeron: "Espera un poco y, cuando tengas cincuenta años, verás". Ahora tengo 50 años, y... ¡nada!
—E.S.Cuando sea grande, quiero ser niño.
—Joseph HellerHISTORIA DE AMOR
SIEMPRE recordaré a aquella pareja que conocí cuando trabajaba yo en el hospital, en la unidad de admisiones. Al marido, víctima de un ataque cardiaco, se lo llevó inmediatamente, en camilla, el personal. Pasaron horas antes de que se permitiera a la esposa entrar en el cuarto. Cuando al fin entró, se afligió mucho al verlo conectado a intrincadas máquinas de las que salían toda clase de sonidos intermitentes. Caminó de puntillas hasta su cama e, inclinándose sobre él, le susurró al oído: "Mi amor, aquí estoy". Después, lo besó en la boca. De pronto, el sonido procedente de los aparatos alteró su ritmo.
"Estaba mejorando", explicó más tarde. "Pero, después de 47 años de matrimonio, me agradó comprobar que aún podía yo hacer saltar su corazón al besarlo".—K.B.ELOGIO DE LAS CAMPANAS
EN EL primer lugar de mi lista de razones por las que deploro el siglo XX figura el hecho de que el tañido de las campanas ya no forma parte de la vida social, con lo que la gente ha salido perdiendo. Las campanas eran parte del sistema de comunicación de la sociedad. En su libro Akenfield, Ronald Blythe registró las remembranzas de un campanero de Suffolk, Inglaterra: "Cuando era yo un muchacho, las campanas doblaban por los muertos. Eran tres series de tres repiques si moría un hombre, y tres series de dos por una mujer. A continuación seguían los tañidos que indicaban la edad de la persona muerta, y si pasaban de 70, la gente exclamaba: ¡Vaya! ¡Sí que alcanzó a vivir! Pero cuando no eran más de 18 o 20, de los campos se elevaba un murmullo.
Las campanas de buena calidad producen sonidos artificiales que vale la pena conservar, pero en todas partes se les ha ido haciendo a un lado. Desde luego, oímos sonidos de campanas todo el día gracias a las cajas registradoras, a los teléfonos y a los débiles timbres de las casas, los cuales son insoportables; las campanillas que antes se ponían en el exterior de las puertas daban un contrapunto apropiado a la sinfonía de los sonidos naturales.Si es usted una de esas deplorables personas que no entienden que las campanas son parte de la magia de la vida, reflexione sobre esta anécdota que cuentan Amoret y Christopher Scott en su ensayo La senda británica de la muerte: "Cuando murió el duque de Wellington, en 1852, el decano de su distrito parlamentario en Trim ordenó que las campanas repicaran a todo fragor. Tan pronto como los campaneros empezaron su trabajo, la campana tenor, orgullo de la iglesia, se hizo añicos. Al examinarla, se descubrió que la hicieron en 1976, año en que el Duque nació".Si esto no hace al lector entender, bueno, pues tanto peor.—G.F.WALGUNOS escritores creen que con la moda pueden llegar a ser algo. Es un error. Cuando están a punto de ser algo, ya pasaron de moda.
—Ildefonos Pereda Valdés, en Ideario y antología (Montevideo)LATOSOS ENLATADOS
LA ACTRIZ británica, esposa de Patrick Campbell, se deshacía pronto de las conversaciones aburridas. En una cena, su erudito interlocutor la aburrió con una heroica defensa del mundo de las hormigas:
—Son unas criaturitas maravillosas, tienen su cuerpo de policía y su ejército.Inclinándose para aparentar estar absorta y muy interesada, conteniendo la respiración, la señora Campbell preguntó:—¿Y no tienen su marina de guerra?—M.P.