SOBRIOS CONSEJOS SOBRE EL ALCOHOL
Publicado en
enero 22, 2012
Si piensa el lector que "no hay peligro" en beber con moderación, piénselo bien. Pondere estas advertencias.
Por Wilbur Cross “COMBINANDO mucho alcohol con un poco de negligencia, casi cualquier persona se expone a contraer la enfermedad que llamamos alcoholismo, así como podría contraer una pulmonía si se expusiera tontamente a los factores que la ocasionan. Aunque hay gente más propensa que otra, es peligroso para cualquiera creer que goza de inmunidad innata. Sin embargo, quienes están atentos a los peligros del alcohol, pueden evitarlos con más facilidad".
Las palabras anteriores son del doctor Nicholas Pace, profesor adjunto de medicina clínica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York. En su calidad de asesor médico de empresas, el doctor Pace ha instituido programas educativos y de asesoría que han señalado los peligros del alcohol a más de 60,000 participantes, y han ayudado a muchos a superar sus problemas de ingestión alcohólica. Su principio se basa en la teoría de sentido común de que beber de ciertas maneras "peligrosas" puede agravar la predisposición al alcoholismo, que los especialistas definen como el estado en que la bebida causa problemas graves en el trabajo, en las relaciones con otras personas y en la salud.Hace 18 años, cuando era director médico de un grupo de empresas muy importante, el doctor Pace comenzó a preocuparse por las personas que beben mucho a causa de sus compromisos sociales. Recuerda: "Contra toda lógica, las compañías daban información a sus empleados sobre otras enfermedades serias; pero, tratándose del alcoholismo, pasaban por alto el problema hasta que la situación se tornaba crítica".Poco a poco, el doctor Pace arremetía contra tal complacencia. Su estrategia consistió en llegar a acuerdos prácticos. Por ejemplo, era virtualmente imposible convencer a cuarentones sanos que bebían sólo dos cocteles antes de la cena, de que dejaran de beber totalmente. Así pues, Pace optó por crear un programa para beber sin peligro que las personas pudieran seguir como siguen las dietas."Pero hay que tener en cuenta", previene Pace, "que la idea de beber sin peligro no se puede aplicar de ninguna manera a los alcohólicos, que deben ser tratados como enfermos de un mal definido". Por ejemplo, Arthur Kendall (se han cambiado los nombres de los bebedores), gerente de relaciones públicas y jefe de una familia de cinco personas, bebía en reuniones, y estaba educado en una familia donde se servían cocteles casi todas las noches antes de la cena. Durante más de 20 años Kendall pudo beber sin más consecuencias que ocasionales crudas o resacas, o ciertos malestares estomacales.Kendall recuerda: "Luego, desde hace varios años, empecé a desarrollar mayor tolerancia al alcohol; podía beber el doble de lo acostumbrado sin sentir ningún efecto. Y bebía más y más. Entonces ocurrió algo en mi organismo: empecé a sentir una insaciable sed de alcohol, así como una gran necesidad de beber al mediodía".Después de que sufrió un gravé accidente automovilístico, por haber bebido, Kendall fue a pedirle ayuda al doctor Pace; pero ya era tarde para que aprendiera otra vez a beber sin peligro. Dice Pace: "Ya era un alcohólico, y el único medio para que sanara era la abstinencia total, lo que a la fecha está haciendo".El programa de Pace es preventivo y va dirigido a: (1) bebedores sociales y aparentemente normales, que pueden llegar a tener problemas porque no conocen el alcohol ni sus efectos en el organismo, y (2) personas cuyas actitudes e ingestión alcohólica empiezan a llevarlas a adoptar hábitos peligrosos.Pace afirma que pocos bebedores conocen la verdadera fuerza del alcohol. Remoja en alcohol puro de grano un pedazo de algodón, se lo mete en la boca y lo oprime contra la pared interna de la mejilla; cuando lo saca, después de medio minuto, la membrana mucosa está terriblemente enrojecida. "¡Imagínese esa irritación en la garganta o en las paredes interiores del estómago cada vez que uno toma un trago de bebida fuerte!" , comenta.Pero aun exponiéndose a esta sustancia, ¿por qué algunas personas se vuelven adictas a ella, y otras no? Mientras los investigadores continúan explorando la propensión genética, los factores psicológicos y sociales, la química cerebral y otras variables, ha surgido un consenso cada vez mayor de que el consumo desmedido de alcohol puede destruir el sistema enzimático que ayuda a regular al organismo, y con el tiempo puede producir alcoholismo.El hígado es un órgano estratégico en este proceso. Cuando sus células metabolizan mucho alcohol, ocurren varias reacciones fisiológicas negativas. Por ejemplo, el exceso crónico de alcohol puede hacer que una persona esté más propensa a enfermedades cardiovasculares, hipertensión y ataques apopléticos. Se sospecha que los cambios metabólicos en el hígado aumentan la capacidad del bebedor para procesar el alcohol. Además de que el cerebro se adapta a la presencia del alcohol, puede desencadenarse un ciclo de adicción, que crea en el bebedor la necesidad de tener más y más alcohol en su sistema para sentirse bien, fenómeno conocido como "tolerancia incrementada". Más aún, en algunos alcohólicos se desarrolla una auténtica psicosis cerebral orgánica; hay pruebas de tempranos daños a las neuronas.Así, aumenta el riesgo de sufrir daño físico. Un toxicólogo explica: "En estas condiciones, beber se convierte en un acto circense de equilibrio a gran altura, con una red que se hace cada vez más chica". En última instancia, si el hígado se deteriora, puede sobrevenir una "tolerancia en reversa", y aun cantidades muy pequeñas de alcohol afectarían al bebedor.He aquí cómo el programa de Pace ayuda a identificar y corregir las formas peligrosas de beber:Analice su conducta cuando bebe. Examine las situaciones típicas en que usted ingiere bebidas alcohólicas y anote qué bebe, en qué cantidad, con qué frecuencia y dónde. La ingestión de alcohol suele ser ritualista, y ciertos patrones se repiten indefectiblemente. Por ejemplo: dos tragos antes de la cena, o unas cuantas cervezas mientras se ve la televisión.Identifique con precisión los puntos de peligro."Después de visualizar dónde bebe y qué bebe, aclare cómo y por qué lo hace", aconseja Pace.Los rituales para beber pueden constituir un problema si se tornan inflexibles y continuos, año tras año. Es común que, si comemos mucho a mediodía, tomemos sólo una cena ligera; sin embargo, esta misma lógica no se aplica a la bebida. La mayoría de los que acostumbran tomar unos cocteles antes de la cena insisten en estas libaciones, sin importarles lo que hayan tomado durante el día.A veces, ciertos sucesos recurrentes pueden originar problemas a una persona que, por lo demás, es tomadora sensata: una fiesta en la oficina después de una comida de negocios, o una discusión familiar antes de la cena. Pregúntese usted: ¿Con qué frecuencia, cuándo y dónde he tenido demasiado que beber? No pase por alto las ocasiones periódicas, no programadas, que muchas veces constituyen el verdadero peligro, porque pueden tomarlo a uno desprevenido: la fiesta después de la fiesta, la parranda con el viejo amigo que llega inesperadamente.Cambie de escenario y de hábito. Algunas veces el patrón "inocuo" para tomar puede venirse abajo por un solo elemento. El peligro se puede evitar cambiando de escenario. Veamos el caso de Peter y Jeanine Riego."En realidad nunca bebíamos tanto", explica Jeanine, "salvo en las fiestas de coctel. Entonces nos perdíamos. Una noche, cuando íbamos a casa sufrimos un leve accidente automovilístico; eso nos preocupó, y hablamos con el doctor Pace. Nos dimos cuenta de que estábamos asistiendo a una minifiesta de coctel antes de ir a una fiesta de coctel. Como éramos nuevos en el barrio, queríamos sentirnos en confianza al llegar a una fiesta. Esto nos iba llevando a una situación peligrosa".Al encontrar su punto de peligro, que eran las bebidas antes de las fiestas, los Riego las suprimieron. Empezaron también a moderarse en las fiestas. Aunque aún brindan con los amigos no han tenido más borracheras.Otra señal que se debe vigilar es el cambio del escenario regular donde se bebe, que induce a un mayor consumo. Por ejemplo, cuando Gerry McNair se dio cuenta de que se cansaba demasiado pronto, se preguntó si el alcohol podría ser un factor causante. La lista de sus hábitos personales reveló que, además de beber en reuniones sociales, había empezado a tomarse cada noche una cerveza que lo ayudaba a conciliar el sueño; pero pronto empezó a necesitar varias.Paradójicamente, el alcohol tiene un efecto sedante que dura sólo unas horas, y luego interrumpe el sueño. De esta manera, después de los tragos en las reuniones, la cerveza estaba produciéndole resaca y fatiga. McNair suprimió a tiempo las cervezas antes de acostarse, y ahora duerme mejor.Tome "vacaciones de bebedor". Casi siempre la respuesta final es reducir la cantidad de bebidas alcohólicas que se toma. ¿Cómo es posible hacerlo con algo tan habitual, tan compulsivo?La abstinencia total muchas veces se considera como un esfuerzo desesperado, casi una confesión de alcoholismo. Pero el doctor Pace opina que es muy importante tomar vacaciones de bebedor; si usted ha estado golpeando día tras día su hígado y cerebro con alcohol durante años, unas cuantas semanas, incluso unos cuantos días, pueden dar a esos órganos una oportunidad de recuperarse un poco.Hay otras maneras de modificar los patrones de bebida. Si su ritual consiste en tomar dos copas, tome sólo una. Trate de tomar algo menos fuerte; por ejemplo, vino con agua mineral, o un vaso de cerveza, en vez de un coctel. Pero recuerde: hay tanto alcohol en una lata de cerveza de 350 ml o en un vaso de 120 ml de vino, como en una copa de 30 ml de whisky.Alterne lo que toma. Nunca ingiera dos copas en forma consecutiva. En una fiesta, comience con un vaso grande de bebida que no contenga alcohol; esto mitigará su sed y aplazará la entrada de alcohol a su organismo. Después de tomar lentamente el primer coctel, vuelva a la bebida no alcohólica.Prepárese para evitar los puntos peligrosos. Es difícil controlarse totalmente cuando el solo acto de beber relaja el juicio. Entonces, piense usted antes de beber y "programe en su cerebro una acción refleja", indica Pace.También debe prevenir cualquier estado físico que pudiera intensificar su reacción al alcohol. "Permanezca alejado de las bebidas alcohólicas cuando tenga el estómago vacío, esté usted enfermo, tomando alguna medicina, sujeto a alguna presión, agotado emocionalmente o preocupado", recomienda el doctor Pace. "Al alivio momentáneo que pueda darle el alcohol seguirá una angustia mayor que la que tenía antes de beber".SEGÚN el Consejo Nacional sobre el Alcoholismo, de Estados Unidos, ciertos bebedores pertenecen a una categoría de elevado riesgo; entre ellos se cuentan los que fuman demasiado, los que tienen antecedentes familiares de alcoholismo, y los que proceden de hogares en que existen fuertes desavenencias entre los padres. Sin embargo, se concluye fácilmente que también corren el grave riesgo de caer en el alcoholismo quienes a menudo son demasiado indulgentes consigo mismos, aunque por sus antecedentes familiares no exista peligro.