LA RISA, REMEDIO INFALIBLE
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enero 22, 2012

¡AY! NO encuentro a ningún muchacho que de veras me guste —comentaba con su madre la adolescente.
—Querida, dime: ¿Qué buscas en un hombre?—El carácter, mamá. Para mí, la apariencia física, la edad y la posición económica no tienen ninguna importancia.—Entonces, ¿no has pensado en el hijo de la señora Flores?—¿Flores, Flores? ¿No es ese chiquillo horrible que anda siempre sin dinero?—M.L.CUANDO Yuri Andropov llegó al más allá, a las regiones inferiores, expresó su ardiente deseo de visitar "el otro lugar”. Por haber sido en vida quien fue, se le concedió su anhelo; alguien le concertó una audiencia con San Pedro. Al llegar Andropov al jardín celestial, San Pedro salió a darle la cordial bienvenida:
—Pase usted y tome asiento. Nada más arreglo un asunto aquí, al lado, y vuelvo en seguida a atenderlo.Mientras esperaba, Andropov observó la oficina: había allí muchos relojes; las manecillas de cada reloj giraban a diferentes velocidades. Al regresar San Pedro, el soviético le preguntó qué significaba aquello.—Verá usted: cada uno de estos relojes simboliza un país del mundo, y la velocidad con que giran las manecillas representa el ritmo al que se están violando los derechos humanos.Andropov miró en torno y quiso saber:—Dígame: ¿en dónde está el reloj de la Unión Soviética?San Pedro reflexionó un momento y replicó:—¿De la Unión Soviética? ¡Ah, sí! Es muy útil: lo usamos en la cocina, como ventilador. —D.W.EL VISITANTE que recorría aquellos estudios cinematográficos estaba impresionado con la destreza y el arrojo del "doble" acrobático: daba saltos desde un auto a gran velocidad, hacía caídas por precipicios, asido al ala de un avión, etcétera. El maravillado turista preguntó al guía:
—¿Cómo hace el doble para sobrevivir a tales proezas?—No lo sé; para cada acto peligroso llaman a un doble diferente.—A.M.EL ABOGADO de habla inglesa trabajaba en un caso judicial en Quebec. Fue a quejarse al juez:
—Su Señoría, ¿cómo obtener una sentencia justa en este proceso? El fiscal es francés, el acusado es francés, y cada miembro del jurado, también.El juez miró compasivo al abogado, desde su sitial en la presidencia del tribunal, y contestó:—Sacrebleu! ¡De vegas que está usted en un seguio pgoblema!— F.F.W.MI HERMANA, cada vez que bebía algo, sentía deseos de besar a alguien. Un día, hablando al respecto, me dijo:
—Ayer fui a consultar al médico sobre el ansia de besar que me invade cuando tomo.—¿Y qué te dio?—Un coctel.—Colaboración de Cecilia Pauli (PuertoOrdaz, Venezuela)UN EMPLEADO, algo pasado de copas, había intentado durante toda la noche tomar el tren que lo llevaría a su casa, en una ciudad vecina. Ya había subido a cuatro trenes, pero antes de partir había descubierto que aquel no iba a su destino. Por fin, un compasivo viajero lo llevó hasta el tren apropiado y lo sentó junto a un sacerdote. Al notar por el olor el estado del pasajero, el padre le dijo:
—Hijo, mi corazón se conduele al verte así. ¿Te das cuenta de que has tomado el camino de la perdición?A lo que el otro exclamó:—¡Qué barbaridad! ¡Volví a equivocarme de tren!—H.B.M.¿QUÉ TE pasó? ¡Mira qué chichón traes en la frente!
—Pues había un letrero a la entrada de un edificio y, como soy miope, me acerqué a ver qué decía.—Y, ¿qué decía?—¡Cuidado! Esta puerta abre de. golpe. —PL.UNA MUJER telefoneó al vecino que vivía en el apartamento contiguo:
—¡Si no baja usted el volumen de su tocadiscos, me volveré loca!—¡Llama usted demasiado tarde! ¡Hace una hora que lo apagué! .—D.D.
CIERTO señor ató a su gato con una correa y lo sacó a pasear. Ya en la calle, se le acercó una mujer temerosa.
—¿Araña? —le preguntó.—No, gato —respondió él.—Colaboración de Vanesa Aguirre (Buenos Aires)UN HOMBRE vio a un pescador de pie, a orillas del lago, con un espejo en la mano. Intrigado, preguntó:
—Perdone mi curiosidad: ¿qué está usted haciendo?—Estoy pescando.—¡Cómo! ¿Con un espejo?—¡Claro! Es un invento mío. Voy a hacerme rico.—¿Quiere explicarme cómo funciona?—Bien, pero le costará cien dólares.El espectador, deseoso de saber aquel secreto, entregó al pescador el dinero y le pidió:—Ahora, enséñeme cómo funciona.—Mire usted; se apunta con el espejo hacia el agua y, cuando pasa por ahí un pez, se le lanza un rayo de luz. El pez se deslumbra, y uno lo atrapa.El otro hombre exclamó, irritado:—¡Es absurdo! No me va usted a decir que así pesca. ¿Cuántos ha atrapado?—Con usted ya van cinco hoy —respondió el pescador.—A.F.