CRECER EN LA ADOLESCENCIA
Publicado en
noviembre 27, 2011

La adolescencia es un período muy especial en la vida de los hijos, y ayudarlos durante esa etapa es una tarea difícil que todos los padres, tarde o temprano, deben encarar. Cómo manejar los permisos y cuándo establecer límites, la importancia del diálogo y la necesidad de independencia son sólo algunos de los temas que inquietan a los padres, una etapa tan complicada como maravillosa.
No existe un decálogo del padre ni la madre perfectos, como así tampoco se consigue en las librerías un manual que enseñe a educar a los hijos. Los padres deben aprender su rol a medida que lo ejercen, y por eso es a veces tan difícil determinar con claridad qué posturas conviene adoptar según cada ocasión y cómo se debe reaccionar frente a determinadas acciones de los hijos adolescentes.
Pero la experiencia de los demás, el intercambio de vivencias y opiniones y la interrelación hacen que la tarea sea más sencilla, y puedan establecerse así ciertas pautas que conviene tener en cuenta a la hora de educar a los niños que ya dejan de serlo y empiezan a convertirse en jóvenes.Para empezar, es fundamental que los padres comprendan que, a partir de la pubertad, los hijos tienen otras necesidades y requieren de una atención diferen-te a la que demandaban hasta el inicio de la adolescencia. Desde ahora será necesario acercarse por la vía del diálogo adulto, los hijos ya no son criaturitas bandidas sino que se están convirtiendo en personas maduras.Acerca del trato con los hijos, hay ciertas pautas que conviene tener en cuenta:● Los padres deben expresar su afecto con palabras, caricias y actitudes apro-piadas para la edad de los chicos: los hijos deben sentir que las demostraciones de afecto son las correspondientes a seres adultos.● Se debe mantener siempre una actitud respetuosa frente a sus gustos, intereses y preferencias, aún cuando no sean compartidas por los padres.● Hablarles siempre con amabilidad, evitando el tono descortés o despectivo.● Evitar compararlos con los hermanos.● Escuchar con atención e interés todo aquello que los chicos tengan para contar.● Demostrarles que nuestro apoyo es incondicional, más allá de las circunstancias. Es muy importante que los adolescentes sientan la presencia de sus padres, no como una sombra que los controla sino como una compañía que les puede ser de gran ayuda en caso de que la necesiten.LA AUTONOMIA: UNA CLAVE EN LA EDUCACION DEL ADOLESCENTE
La necesidad de autonomía de los seres humanos se hace evidente desde los primeros años de vida. Una de las primeras exigencias de los niños cuando apenas comienzan a separarse de la madre es la de hacer las cosas solos. Sin embargo, para poder ser realmente autónomos es indispensable desarrollar la capacidad de autocontrolarse y de tomar decisiones apropiadas, así como la habilidad para hacerse responsable por sus acciones.
El autocontrol se logra en la medida en que los padres forjan la voluntad de sus hijos, ayudándolos a decidir por sí mismos y a hacerse cargo de las consecuencias (positivas o negativas) de sus opciones. La adolescencia es el momento en el que se afianzan muchos rasgos de la personalidad, por eso es tan importante que los chicos puedan sentirse independientes durante esta etapa.Algunas actitudes que contribuyen a desarrollar estas capacidades en los hijos son:● Permitirles que tomen decisiones importantes y que sepan que son responsables por lo que han elegido.● Hacerlos partícipes de las decisiones familiares, para que sientan que sus opiniones cuentan.● Establecer con claridad qué horarios se manejarán en el hogar, para que de este modo el adolescente se sienta independiente pero a la vez sepa que hay ciertas reglas de convivencia que no debe pasar por alto.● Darles libertad para que elijan, haciéndoles saber que sus deseos valen y que tienen derecho a forjar su propia personalidad.CÓMO MANEJAR LOS PERMISOS
Frases del tipo "¡Mamá, soy el único que no va a la fiesta!" o "¡Van a ir todos menos yo!" son muy comunes en los hogares donde hay hijos adolescentes. Decir que no es difícil y a menudo resulta muy complicado ir contra la corriente, aunque en muchas ocasiones las decisiones de los padres pueden ser arbitrarias o responder a algún prejuicio sin sentido.
Si el adolescente desea hacer algún paseo en especial, o concurrir a alguna fiesta, y los padres están frente al dilema de permitírselo o no, es aconsejable que antes de tomar una de cisión piensen con detenimiento. No se trata de dar permisos indiscriminadamente sino de dialogar con los hijos e intercambiar ideas y opiniones. Si los padres entienden que una determinada situación puede ser riesgosa para su hijo, y por lo tanto se ven obligados a decir NO, lo mejor será que -con mucha paciencia- le expliquen al adolescente los por qué de la decisión, que entiendan que no es una negativa antojadiza sino el producto de una reflexión adulta.La adolescencia es un momento de rebeldía, y no es extraño que los hijos se opongan a las determinaciones de sus padres: a veces lo hacen porque de ver-dad están en desacuerdo, otras por el sólo hecho de contradecirlos como un mo-do de reafirmar su personalidad y sentirse independientes.De todas maneras, para manejar los permisos y salidas, lo mejor es no olvidar tres reglas fundamentales:1. Coherencia entre lo que dice el padre y la madre. El adolescente no puede recibir mensajes contradictorios, por lo tanto es preciso que sus padres se pongan de acuerdo antes de hablar con sus hijos.2. Recordar que prohibir arbitrariamente es tan nocivo como dejarles hacer de todo: el equilibrio está en analizar cada situación en particular y no pretender aplicar reglas generales (conviene analizar cada salida y permiso en particular, no todos son iguales).3. El diálogo es SIEMPRE la mejor vía para resolver conflictos y aclarar diferencias.Fuente: Revista MEDICINAS ALTERNATIVAS, Argentina Abril 2002