VIDA, OBRA Y MUERTE DE MARCELO CHIRIBOGA
Publicado en
septiembre 04, 2011
Correspondiente a la edición de Julio de 1997Por Jorge Enrique AdoumFue en DINERS (junio de 1991) donde conté mi "encuentro" con el ecuatoriano Marcelo Chiriboga. Fue en El jardín de al lado, de José Donoso. Allí se habla de él como autor de una novela,
La caja sin secreto, que es "como la Biblia, como el Quijote, sus ediciones alcanzan millones de ejemplares, en todas las lenguas, incluso en armenio, ruso y japonés", obra que, para el narrador, "sobresale casi sola en medio de los pretenciosos novelistas latinoamericanos de su generación: pertenece al, y fue centro del, boom, pero en su caso no se trata de una trapisonda editorial [...] sino de la simple y emocionante aclamación universal." Hablé de mi asombro ante la admiración desmesurada del protagonista: "Es humillante admirar tanto a un colega. Es el signo del fracaso. Es mendigar escucharlo como quien escucha a un Dios". Conté como, tras advertir que ningún compatriota ni librero había oído su nombre -tan ecuatoriano, por lo demás-, deduje que era una suerte de arquetipo burlón del boom: "Pequeño, flaco, tan bien hecho como una de esas figuras creadas por orfebres renacentistas [...]. su cuidado cabello entrecano, es tan reconocible como la figura de un galán de cine", "este escritor fuerte y delicado a la vez, que habla de igual a igual con el papa y con Brigitte Bardot, con Fidel Castro, Carolina de Monaco o García Márquez y cuyos pronunciamientos sobre política y sobre cine, sobre moda, causan tempestades". Y, como si no bastara, "Este ecuatoriano ha hecho más por dar a conocer a su país con La caja sin secreto, que todos los textos y las noticias publicadas sobre Ecuador."También confesé mi extrañeza al ver que, casi diez años después de su "nacimiento" en la literatura (la novela de Donoso data de 1981), semejante personaje, salido de un país pobre y pequeño, sin premios Nobel ni autores consagrados en Europa, reaparecía en la novela Cristóbal Nonato, de Carlos Fuentes: "Marcelo Chiriboga [...] suramericanizó velozmente predios enteros de la todavía entonces ciudad de México, quiso convertir Ixquitécatl en Iquitos, Ixcateopán en Iquique, Cuitláhuac en Cundinamarca, Santiago Tlatelolco en Santiago del Estero. Chalco en Chaco y Texcoco en Titicaca. Esto no funcionó; para devaluados, nos valíamos solos. No hacía falta añadir la depredación a la disminución. Marcelo Chiriboga propuso públicamente que la elegante colonia Cuauhtémoc, puesto que sus calles tenían todas nombres de ríos -Sena y Támesis, Ganges y Guadalquivir, Amazonas y Danubio- debería llamarse la Colonia Entre Ríos para el vulgo, y para los iniciados, la Mesopotamia Mexicana. Fue expulsado por decreto presidencial..."Entonces tuve ya la certeza de que ese compatriota había sido inventado. (Sucede que jamás me fue dado encontrar a José Donoso y no había vuelto a ver a Fuentes después de la publicación de Terranostra, o sea antes de Cristóbal Nonato.) Algunos amigos me sugirieron que hiciera una "entrevista" a Marcelo Chiriboga. Era tentador y fácil: había el antecedente de las entrevistas imaginarias de Papini, podía retomar juicios de otra obra de Donoso, Historia personal del boom, o poner en boca del entrevistado mis propias opiniones. En eso andaba cuando, sorpresivamente, Angel F. Rojas escribió (El Comercio, Quito, 29 de agosto de 1995) un artículo en el que preguntaba, y respondía, acerca de Marcelo Chiriboga: "¿Era ficticio o vivía en la realidad? Hace pocos días me encontré, en el Norte, de manos a boca con él. Pude llegar a saber que era nativo de Cuenca, y en la más reciente novela del escritor chileno Jorge [sic] Donoso, se le hace morir de cáncer. Se trataba de un personaje imaginario. ¿Algún autor en clave? Hasta entonces lo dudábamos." Debí, pues, abandonar el proyecto: dado que existía, cualquier cosa que le hubiera hecho decir equivalía a una calumnia.Me encontré con "Rojitas" en un homenaje que se le rindió en la Alianza Francesa. Pensé, iluso, que podría hablar de ello con él, pero ante el tumulto de personas que querían saludarlo o conocerlo personalmente, sólo le pregunté si "el Norte" se refería a Tulcán o a Colombia. Y por entre todos esos hombros me dijo: "California". Logré pedirle su dirección en Guayaquil y le escribí una carta en la que le averiguaba quién era Marcelo Chiriboga, qué libros había escrito, quién los había editado, quién leído. Jamás tuve respuesta.La existencia real de Chiriboga cobró fuerza con la aparición de Diana, la cazadora solitaria, de Carlos Fuentes. Tratándose de un libro más cercano a la autobiografía que a la novela, la referencia a nuestro compatriota acababa con todas nuestras dudas. En el capítulo XXXIII, dice: "Yo había ido [a Barcelona] a visitar a mi amiga y agente literaria, Carmen Balcells,.con un propósito caritativo. Quería pedirle que apoyara al novelista ecuatoriano Marcelo Chiriboga, injustamente olvidado por todos salvo por José Donoso y por mí. Ocupaba un puesto menor en el Ministerio de Relaciones en Quito, donde la altura lo sofocaba y el empleo le impedía escribir. ¿Qué podíamos hacer por él?" Mas en el Ministerio de Relaciones Exteriores nadie daba razón y, dado que nunca tuve cargo allí que me impidiera escribir y que la altura de Quito no me sofoca, esos datos venían a confirmar la deducción de Rojitas: "En un momento dado estuve a creer que habían tratado de hacer un boceto humorístico del propio Adoum, quien, entre algunos de los componentes que integran el boom tiene sus malquerientes. Pero se trata de una tentativa caricaturesca, que en nada busca parecerse a nuestro polémico compatriota."Todo habría quedado allí. El hecho de que Donoso lo convirtiera, en Donde van a morir los elefantes, en uno de los personajes centrales -célebre, comparado con Borges pero que, a diferencia de él, gracias a un premio "efectuaba el misterioso tránsito de la madurez a la ancianidad", y burdo, hasta el punto de definir a su esposa como "una vagina dentada"- no llamaba la atención: después de todo, ya nos habíamos acostumbrado al elogio desmedido de Donoso a Chiriboga. Ni llamó la atención que lo hiciera morir: Dante "mató" y puso en el Infierno a algunos güelfos negros que lo desterraron de Florencia. Pese a su extensión, cabe reproducir el supuesto "obituario del ABC de Madrid", como el mejor y el último resumen de la vida y obra de tan importante compatriota:"Marcelo Chiriboga, ex embajador de su país en Roma y en París, Premio Cervantes, Chevalier des Arts et des Lettres, Gran Cruz de la Orden del Rey don Alfonso el Sabio, célebre novelista traducido a todos los idiomas cultos del mundo, ejemplar emblemático del renacimiento de la novela latinoamericana contemporánea -fenómeno editorial y literario iniciado en la década de los '60 y conocido como el boom-, falleció en una clínica privada en las afueras de París, hace dos días. Vivió en exilio obligado, y después voluntario, durante treinta años, añorando siempre su tierra natal, adonde nunca pudo volver, ya que sus compatriotas no le perdonaban su filiación política de centro, luego de haber pertenecido al Partido Comunista en su juventud y haberse declarado partidario, posteriormente, de la economía de libre mercado; nadie comprendía esa ambivalencia. Rechazado por los partidos políticos de izquierda y de derecha, se encontró a la intemperie, pues jamás transó con los extremos, que en los alborotados países de Latinoamérica albergan a los únicos partidos políticos que por esas tierras merecen consideración. La izquierda lo acusaba de un centrismo que le abriría el camino a la reacción. La derecha lo tildaba de traidor a su clase, recordando su paso por el PC; también, de escollo para el progreso, entendido como la privatización de sus empresas. Hacía frecuentes giras como conferenciante, sobre todo a Estados Unidos, donde las multitudes atestaban las salas para oírlo hablar, la mayor parte de las veces en su perfectísimo inglés, aprendido en los colegios británicos quiteños donde se educa la oligarquía de su país. Era, asimismo, muy aficionado a los perros de raza, siendo un notable criador -sobre todo de King Charles Spaniels, de los que poseía una pareja, Smarrh y Yuk, campeones internacionales-. Le sobrevive su acongojada viuda, Adéle de Lusignan, conocida actriz y miembro del patriciado europeo, descendiente de la familia de ese nombre que reinó en Jerusalén y en Chipre, y que tras perder sus coronas se estableció en el norte de Italia, en Asolo y en Venecia. Marcelo Chiriboga no deja descendencia."Todo habría quedado allí. Pero encontré a Carlos Fuentes, en México, hace dos meses. Le dije que tenía problemas con uno de sus personajes, compatriota mío: Marcelo Chiriboga. Risueño dijo: "Esa fue una invención de Donoso. Era el miembro que le faltaba al boom. Hice alusión a su reaparición en Cristóbal Nonato y, sobre todo, a su exisDiana... "No, dijo: ¡qué va a haber existido!."(De modo que Angel F. Rojas, adhiriendo a una creación de dos novelistas latinoamericanos, y que se relacionaba con nuestro país, dio nuevas muestras de ese sentido del humor -cuya ausencia en la literatura ecuatoriana fue el primero en señalar- que ya se advirtió en su extraordinaria epopeya El éxodo de Yangana.)