RAFAEL ALBERTI, MARINERO DE LA POESIA
Publicado en
septiembre 11, 2011
Correspondiente a la edición de Julio de 1997La agitada vida de este español que ha quedado solo como el último abanderado de los poetas de su generación.
Por Juan Antonio MedinaEl genial poeta gaditano celebró el pasado diciembre su 94 cumpleaños en una fiesta a la que acudieron doscientos invitados.
Nacido en El Puerto de Santa María, el 16 de diciembre de 1902, Alberti soporta el estandarte de la mejor generación de poetas españoles, recordando continuamente a sus compañeros Lorca, Cemuda, Aleixandre... e insistiendo en que "no soy un poeta muerto". Y no lo es, "porque sigo escribiendo" y pintando, su primera vocación que cultivó desde su infancia en Cádiz.Rafael Alberti Merello fue el quinto hijo de Vicente y María, de origen italiano, que vivían de sus negocios vinícolas, sin los problemas económicos propios del principio de siglo.A TOREAR CON LA NEGRITA
Los continuos viajes de su padre dejaron a su madre la tarea educativa de sus hijos. Rafael Alberti fue matriculado en el Colegio San Luis Gonzaga de El Puerto, regentado por jesuítas y donde acudían los niños acomodados.
A los diez años ya escribía rimas, cancioncillas y coplas.También los toros tienen un gran significado en la vida de Alberti, reflejado en sU obra poética. "Yo iba a torear becerros con un gitano llamado La negrita, mi maestro taurino, de quien recuerdo que cada vez que me daba un topetazo el becerro, me restregaba con un tomate la zona dolorida". Recuerda Alberti que en más de una ocasión ha manifestado que su "vocación frustrada son los toros, si es que tengo alguna frustración".UN DESTINO CONTRA SU VOLUNTAD
El padre de Rafael decidió que la familia se trasladara a Madrid donde los negocios vinícolas tenían más proyección.
A sus 15 años tenía la ilusión de dedicarse a la pintura, aunque esta afición no erabien vista por sus padres. La nostalgia por El Puerto de Santa María se le fue ahogando gracias al Museo de El Prado. Alberti pasó en él muchas horas, estudiando, observando a los copistas y realizando bocetos en la famosa pinacoteca, que años más tarde sería escenario de uno de sus libros más importantes, Noche de guerra en el Museo del Prado.En Madrid, Alberti conoció a pintores y poetas de prestigio. Expuso por primera vez dos cuadros vanguardistas en el Salón Nacional de Otoño, y fue naciendo poco a poco la generación del 27.LA GENERACIóN DEL 27
En plena dictadura de Primo de Rivera, un grupo de jóvenes poetas destacados -uno que otro prosista- celebraron el tercer centenario de la muerte de Luis de Góngora. Al homenaje acudieron García Lorca, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Luis Cernuda y José Bergamin quienes formaron la denominada generación del 27, que tomó el relevo de los Machado, Valle Inclán, Unamuno, Benavente, Baroja...
"Se puede decir que soy el último poeta que queda de esa generación. Me gustaría que me consideraran como un poeta importante de ese grupo", reconoce Alberti.También conoció a Ignacio Sánchez Mejías, el genial torero con el que sofocó su afición taurina, "que se empeñó en que hiciera el paseíllo vestido de luces, como un miembro más de su cuadrilla. Fue en Pontevedra, en 1928. Acabado el paseíllo me metí en el burladero de donde no salí". Alberti escribió años más tarde en La Gallarda -en 1945 durante su exilio en Argentina-.Cal y canto y Sermones y moradas abren su vena política. Alberti empezó a participar en las protestas estudiantiles contra la dictadura de Primo de Rivera. Fue considerado como un poeta de la calle -escribió el poema Con los zapatos puestos tengo que morir-, conoció a la escritora María Teresa León -su esposa en 1930- y celebró la llegada de la Segunda República.Poco después del estreno de la obra teatral El hombre deshabitado, que armó un escándalo en Madrid, y de Fermín Galán que representó Margarita Xirgú, Alberti conoció a Dolores Ibárruri La Pasionaria. "Soy comunista desde 1932, desde el momento que conocí a La Pasionaria".Junto a María Teresa León viajó por Europa y América, fundó la revista Occidente, publicó Consignas, Bazar de la providencia, La farsa de los Reyes Magos -ambas obras teatrales-, dedicó Verte y no verte a la muerte de su amigo Ignacio Sánchez Mejías, escribió De un momento a otro y su antología Poesía 1924-1938.LO GASTE TODO EN HELADOS...
Federico García Lorca, Gerardo Diego, León Felipe, Dámaso Alonso publicaron libros de poesía y despertaron en Alberti su intuición literaria y una desilusión pictórica que coincidió con su abandono de los estudios cuando, en junio de 1920, se examinó de cuarto de bachillerato y fue suspendido en Teoría de la Literatura.
La muerte de su padre, ese año, moldeó a Alberti como poeta. A él está dedicado Marinero en tierra, su primer libro con el que en 1925 ganó el Premio Nacional de Literatura, con sólo 23 años. Alberti se hizo asiduo de la Residencia de Estudiantes donde entabló amistad con Lorca, Dalí, Buñuel, Salinas, Aleixandre, Guillén y Juan Ramón Jiménez. Escribió El amante y El alba alhelí."Cuando me dieron el Premio Nacional de Literatura el editor Ruiz Castillo me pidió el dinero para publicar el libro, pero le contesté que me lo había gastado todo en helados. Era verdad, había convidado a mis amigos a helados en el Hotel Nacional".RUMBO AL EXILIO
"Un poeta es completo si se sabe lo que piensa políticamente", afirmó Alberti, que en 1936, poco antes de estallar la guerra, se afilió al Partido Comunista de España y fue elegido secretario de la Alianza de Escritores Antifascistas.
Tenía 34 años cuando se inició la Guerra Civil española. María Teresa León era su fiel compañera y el poeta ya se había labrado una reputación dentro del ámbito cultural del país e internacional. Visitó a Stalin, publicó la adaptación de la >Numancia de Cervantes y la sátira Radio Sevilla, cuadro flamenco.En plena contienda, Alberti publicó Los salvadores de España y creó las Guerrillas del teatro, compañías de actores destinados a actuar en los frentes de combate. La noticia de la muerte de Machado en Francia significó el adiós de Alberti que junto a María Teresa León preparó su exilio.HACIA ARGENTINA
En Francia, Rafael y María Teresa trabajaron en Radio París Mondiale, hasta que la ascensión del nazismo en Europa impidió que miembros del Partido Comunista residan en Francia.
La primera intención de Alberti fue ir a Chile, en donde le esperaba su amigo Pablo Neruda. Pero se enteró de que el poeta chileno había sido nombrado cónsul en México. Decidió quedarse en Argentina, donde vivió 24 años. En Buenos Aires, el poeta escribió gran parte de su obra, toda con la editorial Losada. En su primer año en Argentina nació su única hija Aitana.Poesía 1924-1938, De los sauces, De los álamos y los sauces, El árbol florido, Entre el clavel y la espada, Cinco sonetos del burro explosivo, Eh, Toros, Tres recuerdos del cielo -homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer- son algunas de las publicaciones que antecedieron al estreno del Adefesio por Margarita Xirgú.Alberti volvió a sentir la necesidad de pintar aunque no dejó la poesía. Fue en esa época cuando se definió como "liricógrafo" -"enlacé la poesía con la pintura y logré la liricografía"-, y expuso sus cuadros en varias galerías de Buenos Aires. En 1949 publicó Coplas de Juan Panadero y Cantata de la paz y la alegría de los pueblos, y tras diez años en América, en 1950, por fin regresó a Europa, aunque de manera circunstancial.Los viajes por Europa socialista se sucedieron. Incluso viajó a China -más tarde escribió Sonríe China-, antes de la publicación en 1956 de Noche de guerra en el Museo del Prado, y tres años después los dos primeros libros de La arboleda perdida, al que siguieron Poesías completas de Alberti, Poemas escénicos y la antología Suma taurina.ROMA, SEGUNDA ESCALA
Tras 24 años de residencia en Argentina, y cuando Alberti ya había cumplido 61 años, se estableció en Roma.
Dos años después, Alberti viajó a Moscú para recibir el Premio Lenin de la Paz. No olvidó su vocación pictórica y expuso en galerías de Milán, Roma, Salerno y Turín, y en 1969 se publicaron los Poemas anteriores a Marinero en tierra, más tarde Los ocho nombres de Picasso, No digo más que no digo, y en 1971 viajó a Budapest a la reunión del Comité Central del Partido Comunista Español.DIPUTADO EFIMERO
El regreso de Alberti a España se produjo el 27 de abril de 1977. El Boeing 727 Citá di Verona de la compañía Alitalia aterrizó a las 11:35 de la mañana, transportando al poeta gaditano de nuevo a su país.
Su regreso se produjo cuando se aprobó una amnistía para los presos políticos. Rafael Alberti fue elegido diputado por Cádiz en representación del Partido Comunista.En los veintiún días que duró la campaña electoral, Alberti se encontró con su tierra. Pero apenas pisó el hemiciclo del Congreso de los Diputados, el 8 de septiembre, renunció por motivos "absolutamente personales".Residió en Madrid, aunque alternó la ruidosa capital con su Cádiz natal. Y también turnó los poemas con los grabados. Comenzó a recopilar su fortuna literaria y artística para su casa-museo de El Puerto de Santa María.Los premios y homenajes se sucedieron. Obtuvo el Premio Nacional de Teatro, el Premio Salinas de Humanidades de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, el Ayuntamiento de Madrid le otorgó la Medalla de Oro de la ciudad, y fue finalista al Premio Cervantes en 1981.Dos años después y apoyado por el Parlamento andaluz y 38 intelectuales, ganó el Premio Cervantes 1983, "el Nobel de las letras castellanas".
SEGUNDAS NUPCIAS
La vida de Alberti, tras el Cervantes, se sucedió entre Madrid, El Puerto y Roma, pero el hombre que soportó tantas guerras, "me han podido matar cuarenta veces", no cree en un final que no sea "un día hablando o volando, me moriré así". Quien sí "voló" fue su esposa María Teresa León, fallecida en diciembre de 1988, tras una larga y penosa enfermedad.
Año y medio después, el 13 de julio de 1990, Alberti, a sus 87 años, se casó con su secretaria y también escritora María Asunción Mateos, de 44 años.Alberti ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en junio de 1989. Dos años antes publicó el segundo tomo de sus memorias, La arboleda perdida.En abril de 1994 se publicó una nueva antología de sus versos, titulada Sólo la mar, seleccionada por María Asunción Mateos. Alberti ha dicho, reiteradamente: "Los poetas deben escribir para ser leídos por todo el mundo"."Cuando muera quiero que unos cuantos amigos tomen el vaporcito en El Puerto, que se den un paseo por la bahía y luego que tiren mis cenizas al mar". Así es como Alberti quiere dejar la existencia.