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Existen dieciseis minerales cuyo consumo es necesario para ayudar al desarrollo y mantenimiento del esqueleto, para formar la sangre y para asegurar el equilibrio hidrico. En esta nota descubrimos los alimentos que los contienen y los describimos.
Los minerales son fundamentales para la vida humana, y deben ingerirse en cantidades pequeñas pero frecuentes, ya que su alto consumo puede causar enfermedades. Provienen de elementos sin vida, tales como rocas y metales, que integrados con el suelo se introducen en las raíces de las plantas. Se necesita que el 1% de nuestra dieta se componga de minerales, a través de la ingesta de vegetales y de animales que los consumen.
Es necesario acumular unos 1.170 gramos de calcio durante el desarrollo y luego mantener este nivel a través de su ingesta diaria.
El cloro se mezcla con diversos elementos químicos dentro de nuestro organismo para formar cloruros, como el de sodio, que se encuentran en los líquidos de las células. Asimismo, conforma también el ácido clorhídrico, que ayuda a la digestión.
Por sí mismo ayuda a fortalecer el sistema inmunológico humano y colabora en la transmisión nerviosa; dentro del organismo conforma enzimas que trabajan en la formación y desarrollo de la sangre y de los huesos.
Ayuda a controlar la concentración de glucosa en la sangre, a través de la acción de la hormona insulina, a la que estimula.
Una vez dentro del organismo, ayuda a darles resistencia a los huesos y dientes, además de evitar caries, razón por la cual se lo incluye en los dentífricos.
Aunque su consumo excesivo puede causar desequilibrio en el calcio de los dientes, también da rigidez a los huesos y dientes como ese otro mineral. Alrededor del 80% del fósforo consumido se utiliza para está función, mientras que el 20% restante trabaja con la estructura y función de la pared celular y es necesario para la reproducción y el crecimiento de las células. Asimismo, ayuda con el metabolismo de los carbohidratos y el almacenamiento de energía.
Es vital para el transporte del oxígeno dentro del organismo, ya que facilita la producción de hemoglobina en la sangre. Si no se consumen las cantidades necesarias, puede producirse anemia. Por otro lado, la ingestión excesiva puede traer consigo varios problemas de salud.
Trabaja ayudando la transmisión de los impulsos nerviosos, la acción de los músculos y fortaleciendo los dientes y huesos. Asimismo, ayuda a la reproducción del material genético del ADN, a través de la fabricación de diversas enzimas.
Ayuda a mantener la estructura de las células, además de influir en la utilización del potasio y del calcio del organismo. Se lo encuentra en el té, las frutas, las hortalizas, los cereales integrales y los frutos secos.
Su principal función es mantener en perfecto funcionamiento el aparato reproductor, por lo que las mujeres embarazadas deben ingerir este mineral en forma diaria.
Su consumo diario ayuda a reducir la tensión arterial, mientras que además facilita el mantenimiento del equilibrio de los líquidos en el cuerpo. Si se consume en pequeñas cantidades pueden producirse problemas musculares y neurológicos.
Además de reducir los riesgos obtener de contraer enfermedades cardíacas y cáncer, ayuda en la conversión de las proteínas y grasas en energía utilizable por el cuerpo humano.
El organismo lo utiliza para regular la cantidad de líquido que fluye dentro de éste, cuyo equilibrio es esencial para la vida. En caso de excederse en su ingesta, puede elevarse la presión arterial.
Ya que facilita la producción de hormonas que regulan diversas actividades celulares, su bajo consumo puede producir bocio y afectar la capacidad mental, pero su ingesta excesiva puede resultar igual de tóxica para el organismo.
Este mineral tiene diversas funciones dentro del cuerpo humano, como influenciar la fertilidad masculina, el sistema inmunológico y la activación de las enzimas.
El organismo puede ser estimulado a absorber los minerales ingeridos al combinarlos con otros productos de nuestra dieta. En el caso del calcio, su consumo conjunto con cobre y diversos productos lácteos crea una absorción óptima; asimismo, los ácidos grasos facilitan su asimilación. El fósforo combinado con calcio, cobre, vitamina D y lactosa forma otro cóctel de fácil asimilación. El zinc es ayudado por las proteínas a ser absorbido, y lo mismo sucede con el hierro y los alimentos que contienen vitamina C, cobre, beta caroteno y ácido fólico.