REALICE SUS SUEÑOS AL ESTILO WALT DISNEY
Publicado en
agosto 16, 2011
FOTO DE MICHAEL EISNER: © EDDIE ADAMS/TIME MAGAZINE. ILUSTRACIÓN: © 1988 POR THE WALT DISNEY CO. Y AMBLIN ENTERTAINMENT. INC.
Los principios que construyeron un emporio del entretenimiento podrían trasformar la vida de usted
Por John Culhane
Hace seis decenios, muy contrariado, Walt Disney, entonces joven productor de dibujos animados que luchaba por salir avante, tomó en la Ciudad de Nueva York un tren hacia el Oeste. Había viajado casi 5000 kilómetros, desde California hasta esa ciudad,
con el propósito de negociar un mejor convenio de distribución para sus caricaturas, cuyo personaje central era el conejo Oswaldo. Le informaron que el distribuidor era el titular de los derechos, y que había contratado a los más aptos dibujantes que trabajaban para Disney. Él, furioso, le dijo a su esposa, Lilly, que idearía un nuevo personaje. Al arrancar el tren ya estaba garabateando en su bloque.
En algún punto del trayecto de 1450 kilómetros entre Toluca, Illinois, y La Junta, Colorado, Walt se acordó de un ratón de campo que se posaba en su mesa de trabajo, cuando empezaba su carrera, en Kansas City. En ese animalito se inspiró para dibujar al nuevo personaje. Pensó llamarle Mortimer Mouse.
—Mortimer es un nombre horrible para un ratón —objetó Lilly.
—Bueno; entonces, ¿qué te parece Mickey? Mickey Mouse suena bien; es un nombre amistoso.
El ratoncito de sonrisa tímida, inagotable optimismo y espíritu emprendedor se convirtió en un símbolo de aliento para los estadunidenses durante la Depresión de los treintas, y causó sensación en todo el mundo. Hoy, Mickey Mouse es el más importante personaje de un emporio mundial del entretenimiento que abarca desde Disneylandia, en el sur de California, hasta el Mundo de Walt Disney, en Florida; y desde Disneylandia Tokio hasta Euro Disneylandia (que se está construyendo actualmente, cerca de París). Pero, más importante que eso: la pequeña estrella se ha ganado un lugar en los corazones de miles de millones de admiradores.
"Espero que nunca olvidemos que todo empezó con un ratón", bromeaba Walt Disney a menudo. ¿Cómo explicar el éxito de este emporio de 2900 millones de dólares? ¿Cómo se las arregló The Walt Disney Company para superar tiempos difíciles (en 1954, sus ganancias estaban cerca de cero) y para librarse de las garras de quienes la codiciaban? La organización ha prosperado gracias a que se ha apegado a los principios básicos que instituyó Walt Disney; y el actual presidente de la empresa, Michaél Eisner, los sigue aplicando. Cualquiera puede practicar estos cinco secretos del éxito de Disney en su vida diaria.
PIENSE EN EL MAÑANA
Roy Disney, hermano y socio del creador, y genio administrador del emporio, solía observar: "Walt creyó siempre en la conveniencia de sembrar hoy para cosechar mañana". En efecto, pensar en el mañana le ayudó a sobreponerse a sus contratiempos.
Al principio, hasta Mickey Mouse fue un fracaso. Cuando regresó de Nueva York con su idea de un ratón estrella de dibujos animados, Walt acudió al único dibujante que no lo había traicionado: Ub Iwerks, quien diseñó a Mickey y dio vida a las dos primeras películas del nuevo personaje. Pero nadie quería distribuirlas: eran mudas, y las películas sonoras eran la sensación del momento. Así pues, Walt adoptó la nueva tecnología. El tercer filme de Mickey Mouse, Steamboat Willie, se estrenó el 18 de noviembre de 1928. Fue la primera película de dibujos animados con sonido, y obtuvo un éxito rotundo.
Walt también previó que, ante la gran popularidad de las funciones dobles, las caricaturas de corto metraje pasarían de moda, hasta hacerse incosteables. Por eso creó el primer filme de dibujos animados de largo metraje: Blanca Nieves y los siete enanos, el cual se estrenó el 21 de diciembre de 1937 y sigue siendo una de las películas más redituables de todos los tiempos.
ECHE A VOLAR LA IMAGINACION
En una reunión celebrada en 1965, para tratar la creación de El libro de la selva, última película de dibujos animados que Walt supervisó, él comentaba a sus dibujantes que a los buitres les resultaba muy difícil aterrizar: "Sus alas son tan grandes", les decía, "y producen tanta fuerza ascensional, que no pueden posarse suavemente, y van dando tumbos y chocando con cuanto encuentran".
Los directores de animación, Frank Thomas y Ollie Johnston, recuerdan el momento en su libro Too Funny for Words ("Demasiado gracioso para decirlo con palabras"): "De repente, Walt se puso a agitar de arriba abajo los brazos flexionados, como alas, riendo al imitar a estas enormes y antiestéticas aves. Decía: Son tan pesados que sus patas apenas los sostienen, y trastabillean así... Todos reíamos a carcajadas. Nos habíamos acostumbrado a que Walt nos motivara de esa manera".
Walt Disney sabía que la gente puede lograr más de lo que piensa, y mejor. Al imitar un pájaro, un animal o a un ser humano, trataba de dar alas a la imaginación de sus animadores, y de hacer que agudizaran su poder de observación.
IMPRIMA A SU TRABAJO UNA CALIDAD IMPERECEDERA
Walt Disney se negaba a distribuir una película si no tenía la calidad que él juzgara duradera. En 1938, después de trabajar seis meses en Pinocho, suspendió la producción; simplemente, porque el filme no tenía corazón. "No creo que algo a lo cual le falte corazón pueda considerarse bueno, ni que resista el paso del tiempo", decía.
Walt resolvió el problema haciendo que Pepe Grillo (que en el libro muere al principio) actuara como la conciencia de Pinocho durante toda la película. Para acentuar su colorida personalidad, se le pintó con 27 colores diferentes: "No sólo el azul de su sombrero, el naranja de su chaleco y el amarillo de sus polainas, sino que se escogieron diferentes colores para los párpados, el interior de la boca y las suelas de los zapatos", explica el director de animación, Ward Kimball.
El costo de tal perfeccionismo fue alto. Disney había invertido en Blanca Nieves 1.5 millones de dólares; la cuenta de Pinocho se elevó a 2.6 millones. Sin embargo, en cierta ocasión comentó: "Si el espectáculo es bueno, el público nos retribuirá".
SEA PERSEVERANTE
Desde mi más tierna infancia había yo deseado conocer a Walt Disney con el propósito de que me revelara sus secretos para convertir los sueños en realidad. Así pues, a mis 17 años fui a California y me las arreglé para entrevistarme con él. En su casa de Holmby Hills, un domingo de agosto de 1951, me confió que uno de sus secretos era la perseverancia.
Menos de un mes antes, su película Alicia en el País de las Maravillas había sido un fracaso de taquilla. ("Alicia no tiene corazón", me dijo Walt con franqueza. "No nos conmueve, como Blanca Nieves".) Después me enteré de que el fracaso de la película había sido un duro golpe para Walt, porque, a raíz de él, a su hermano Roy le pareció inoportuno destinar dinero del estudio para construir un parque de diversiones. Ese había sido el sueño de Walt desde que sus hijas eran pequeñas, y él las llevaba a parques y zoológicos. Consideraba esos días entre los más felices de su vida, y deseaba diseñar un lugar semejante para solaz de la gente.
Aquel contratiempo lo hizo desistir de sus planes sólo temporalmente. Dio como garantía su seguro de vida para conseguir 100,000 dólares, y pagó de su bolsillo a un diseñador para que trazara los primeros planos. En 1955 se inauguró Disneylandia en Anaheim, California.
Walt, al realizar esta y todas sus creaciones, jamás se desvió del rumbo que se había fijado. En una ocasión notó que el conductor de un tren en Disneylandia trataba con brusquedad a los visitantes. "Explica bien a ese joven qué clase de negocio es este", le pidió a un ayudante. "Si no logras levantarle el ánimo, no debería trabajar aquí. Nosotros vendemos felicidad".
DIVIERTASE
"La manera de lograr que todo funcione bien es despreocuparse y dejar que una pequeña y divertida idea se materialice. Por ejemplo: imaginar lo que Peter Pan vería al volar sobre Londres".
Con sus manos, voz, ojos y cejas tan expresivas, Walt Disney logró que yo viera a Peter Pan y a los niños volando muy alto sobre el serpenteante Támesis, y las linternas de los carruajes encendidas en las calles, allá abajo. Así discurría: "Peter y los niños incluso se podrían colgar un momento de las manecillas del Big Ben, antes de dirigirse a la Tierra de Nunca Jamás: Segunda estrella a la derecha, y directo hasta la mañana".
Yo estaba como hipnotizado.
Actualmente, en Disneylandia y en el Mundo de Walt Disney millones de personas disfrutan del "Vuelo de Peter Pan"; es decir, del mismo viaje que Walt me describió con tanto placer, hace muchos años.
Walt murió en 1966, a los 65 años, de cáncer pulmonar, pero quienes continúan su obra siguen divirtiéndose, y también, por supuesto, millones de personas que la gozan en todo el mundo, gracias a los cinco secretos de aquel hombre para convertir los sueños en realidad.