Publicado en
julio 17, 2011
Es preferible consumir las frutas y verduras frescasCorrespondiente a la edición de Febrero de 1997Por Clasina Kraan *Hace apenas treinta años, las vitaminas se recetaban para paliar numerosas dolencias: desde el cansancio y la depresión, hasta la falta de apetito. Con frecuencia se recetaban grandes dosis de vitaminas A y D, que a menudo conducían a severas intoxicaciones.
A medida que los investigadores descubrieron que una dieta normal proporciona todas las vitaminas que necesitamos, éstas dejaron de brillar en el firmamento de la farmacopea y pasaron al olvido.Sin embargo, hoy se está revalorizando la acción de muchas vitaminas. No debemos olvidar que es muy distinto el contenido vitamínico de un alimento fresco que el de los que han sido guardados durante un tiempo en el frigorífico.La carencia vitamínica puede obedecer a diversos motivos: el primero de ellos es que no todas las personas hacen una dieta normal, rica y variada. Cuanto más reducido es su contenido calórico, menor es la cantidad de vitaminas que aporta.Otra causa de deficiencia vitamínica radica en la conservación o en la elaboración inadecuada de los alimentos. Por ejemplo, la vitamina C se altera fácilmente debido a la acción de la luz y el calor. En consecuencia, es importante que las frutas se consuman frescas y que las verduras que contienen esta vitamina se cocinen al vapor.UN PODEROSO ENEMIGO
Desde hace unos veinte años, unas misteriosas sustancias llamadas radicales libres vienen llamando la atención de los médicos. Producto de la acción de las radiaciones ionizantes, los rayos X, los rayos cósmicos y la luz solar, estas sustancias que afectan a las células a nivel molecular se hallan diseminadas por toda la naturaleza.
Los radicales libres están gobernados por complejas reacciones eléctricas que les permiten robar electrones a otros átomos o moléculas pertenecientes a los órganos afectados. Durante este proceso tienen lugar fenómenos de oxidación química que dan origen a numerosas patologías.De ellas, las más importantes son el infarto cardíaco, la arterioesclerosis, la artritis reumatoidea y el envejecimiento. Por si fuera poco, no faltan los médicos que culpan a los radicales libres de las desastrosas consecuencias a que dio lugar el consumo de aceite de colza.Resulta paradójico, pero el oxígeno, una sustancia indispensable para la vida, puede transformarse en nuestro organismo en un arma de doble filo. Los radicales libres de oxígeno -estas partículas son el producto del metabolismo oxidativo- pueden dañar las moléculas del material genético de las células; de este modo, dan lugar a alteraciones del mecanismo de reproducción celular que pueden desembocar en un cáncer.EL PAPEL DE LAS VITAMINAS
Se ha descubierto que las vitaminas A, C y E tienen poderosas propiedades antioxidantes.
Por lo tanto, son capaces de neutralizar la nefasta acción de los radicales libres.Numerosos investigadores europeos y norteamericanos están intentando demostrar las valiosas propiedades de estas sustancias en la prevención del cáncer y de la arterioesclerosis.De hecho, un grupo de científicos del Anderson Cáncer Center de Nueva York se ha dedicado a estudiar en animales de laboratorio la acción preventiva que sobre esta enfermedad poseen la vitamina E y el betacaroteno (esta última sustancia es una precursora de la vitamina A).Algunos médicos están tan seguros de los beneficios de estas vitaminas, que a diario consumen una dosis suplementaria.Por su parte, la conocida multinacional Hoffman La Roche, hace unos años tenía planeado construir en Texas una planta de fabricación de betacaroteno. Ya los expertos habían calculado que, a partir de 1993, la producción sería suficiente como para que todos los norteamericanos pudieran ingerir una dosis diaria de seis miligramos.BUENOS Y MALOS
La única diferencia entre el colesterol "bueno" y el "malo" radica en que mientras este último se deposita en la pared interna de las arterias, el bueno es transportado por la sangre hacia el hígado y se elimina por la bilis. Sin embargo, en la arteriosclerosis no todo se reduce a una batalla entre buenos y malos.
Para que este último tipo de colesterol se deposite en las arterias, hace falta que esté oxidado.De este modo, aumenta su capacidad de penetrar en el interior de la pared arterial, dando lugar a la placa de ateroma.A finales de 1994, la revista The Lancet reveló que en un grupo de estudio formado por voluntarios escoceses, los niveles sanguíneos de vitamina E eran significativamente menores en aquellos que había sufrido un infarto que en los testigos normales.Por su parte, los científicos de la Universidad de Wisconsin se han propuesto producir una zanahoria diez veces más rica en betacaroteno que las que se cultivan en nuestras huertas. Sin embargo, todo parece indicar que basta un consumo diario de dos piezas para conjurar el fantasma de tan temibles enfermedades.LAS FUENTES
Vitamina A y betacaroteno: yema de huevo, mantequilla, leche entera, verduras de hoja verde oscuro, verduras amarillas y frutas.Vitamina C: cítricos, pimientos rojos y verdes, kiwis, frambuesa, tomates, repollo, etc.Vitamina E: germen de trigo, nueces, cereales, margarina, pan integral y cacahuates.*(EFE Reportajes)