Lecturas: | Guardar - Eliminar |
Leído: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
Refuerzan las defensas y regulan el intestino
La gran familia de las rosas atesora ciertas variedades silvestres de las que crecen unas bayas que, en tiempos remotos, constituyeron una importante fuente de nutrientes para muchas culturas. Se trata de las bayas de escaramujo o rosa canina, reinas en el mundo de los vegetales en aporte de vitamina C, pero desgraciadamente unas desconocidas para gran parte de los consumidores españoles. Lo mejor para comprender sus extraordinarios niveles en este nutriente es compararlas con otras frutas como los cítricos, que también se precian de contener esta vitamina en grandes cantidades. Mientras una naranja contiene un promedio de 50 g de vitamina C por 100 g de fruta, en las mismas cantidades de escaramujo fresco obtenemos hasta 20 veces más. Por su puesto, no conviene olvidar que, en su muy necesaria cocción, el escaramujo pierde una buena parte de estas vitaminas solubles, pero eso afecta demasiado a su reputación super-alimento. Si decidimos ir a buscar escaramujo nosotros mismos al campo, debemos tener en cuenta que es una planta que adora el sol y, cuanto más obtenga y más maduras estén sus bayas, mayores serán sus propiedades.
Su riqueza vitamínica, unida al poder de sus abundantes minerales y oligoelementos, convierten a esta baya en un excelente ingrediente para elaborar tónicos antioxidantes, ideales para reforzar nuestro sistema inmunitario, sobre todo en una época del año donde las inclemencias del tiempo nos van a debilitar las defensas. Pero quizás la cualidad por la que es más conocido el escaramujo es por su capacidad de frenar la diarrea. Esto es debido al poder astringente de sus taninos que, unidos a sus flavonoides, ejercen una influencia muy positiva para regular y proteger el intestino. Tomado en infusión tras las comidas, mejora la digestión y aporta un suave efecto diurético, muy beneficioso para quienes retienen líquidos.
Justo en esta época, cuando las hojas de los árboles se van poniendo amarillas y rojizas, los arbustos de escaramujo reparados por los caminos y bosques de zonas montañosas se cubren de frutos rojos listos para ser recogidos. A pesar de todo, no debemos dejarnos llevar por la alegría de nuestro hallazgo: debido a su excesiva acidez, su sabor astringente y sus durísimas semillas, comerse un escaramujo crudo puede resultar una experiencia no demasiado agradable. Por eso, si conseguimos hacer un buen acopio de estas bayas, lo ideal es convertirlas en mermeladas, siropes, jaleas o gelatinas. También podemos secarlas, algo que hay que hacer inmediatamente después de recogidas, para poder elaborar infusiones con escaramujo el resto del año. La mejor forma de elaborar nuestro té será hirviendo 2 cucharadas de bayas por litro de agua durante unos 10 minutos. A continuación, lo dejamos reposar otros 5 minutos para potenciar su sabor. Y, si queremos aprovecharlas al máximo, podemos reutilizar las bayas de nuestro té para enriquecer y aromatizar sopas, caldos y vinos caseros.
Este sirope, de extraordinario contenido en vitamina C. combina igualmente bien con platos dulces como salados.
|