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febrero 28, 2010
Descubrí que la verdadera aristocracia es el arte…
Por Rodrigo Villacís MolinaSe fue a Alemania hace 30 años y se nacionalizó ahí, para dedicarse exclusivamente a la música. Es un compositor reconocido en Europa, y ejerce la cátedra en la Escuela Superior de Música de Freiburg, lo cual nos da el índice de la posición profesional que ha alcanzado. Por sus venas corre sangre indígena casi al cien por ciento, y sus facciones lo confirman; sonríe con frecuencia y su risa es un ji, ji, ji contagioso. Mesías Maiguashca (Quito, 1938), ha venido por unos días a su tierra y me recibe en la casa de uno de sus tres hermanos, tras el Hospital Militar. Recordamos un encuentro anterior, en Baden-Baden, donde reside con su familia, y mientras nos sirven una taza de café comenzamos a hablar de su vida:
― El recuerdo más lejano que tengo de mi infancia -dice, cuando le pido que se remonte a sus primeros años- es que a toda costa quería irme del Ecuador y no regresar. Ahora veo la realidad de entonces como a través de un vidrio opaco...― ¿Por qué esa desesperación tan temprana de irte?― Muy pronto me di cuenta de las odiosas desigualdades sociales de este país y de las injustas categorías que rigen aquí. entonces decidí buscar un medio diferente, donde no fuera una desventaja llamarse Maiguashca.― ¿Algún hecho en particular?― Ninguno; pero veía la situación en que estaban los indios, y mi ancestro inmediato es indígena. Mi padre, que a una edad ya avanzada consiguió graduarse de abogado, y que se desempeñaba también como taquígrafo y profesor, es indio, y en su adolescencia ― ¿Dónde naciste?― En Quito, en el barrio de San Diego, un 24 de diciembre; por eso mis padres me pusieron Mesías; pero añadieron Decroly, porque ellos eran también profesores y seguramente admiraban a ese famoso pedagogo belga. Así es que soy Mesías Decroly.― ¿Viven tus padres?― Mi madre, de apellido Guevara, que era de una población cercana a Ambato, llamada Cevallos, donde había ejercido como maestra de escuela, murió hace catorce años; pero mi padre, nacido en un pueblito llamado La Magdalena, cerca de Guaranda, vive todavía― la trayectoria de tu padre hasta graduarse debe de haber sido una aventura tremenda...― Eso está documentado en su libro " El indio, cerebro y corazón de América".― Tú, en cambio, tuviste una buena educación, sin dramas, ¿no?― Sí, mis hermanos y yo estudiamos becados en el Colegio Americano. Pero eso determinó que la realidad se me polarizara; yo vivía en dos mundos opuestos, porque asistía a un colegio de ricos y vivía en un hogar sencillo y pobre.― ¿Te sentiste discriminado?― Realmente no, porque era un buen alumno, y mi papá era "doctor". Pero eso no neutralizaba las "diferencias sociales", y yo no sabía cómo rebelarme contra esa situación injusta, porque nunca fui, en absoluto, un hombre de acción. Eso creó en mí unas tens― ¿Y cómo era la vida en tu casa?― Era una casa grande, que alojaba a muchas personas; porque no éramos solo mamá, papá e hijos, sino que todos los parientes y todos los coterráneos, de lado y lado, que venían a Quito llegaban a nuestra casa. Además, mis primos y primas que vinieron a es― Eso significa un tren de gastos Muy alto...― Bueno, tanto mi papá como mi mamá eran los mejor situados económicamente dentro de sus respectivas familias; pero de otro lado, muchos de los clientes de mi papá, cuando ya ejercía la profesión de abogado, le pagaban en especie: "huevitos",' "gallinitas"― ¿Puedes imaginar qué habría ocurrido contigo si no se hubiese dado esa coyuntura?― Bueno, mi padre quería que sus hijos nos hiciéramos abogados, como él. O, en todo caso, que cursáramos las facultades tradicionales. Por Eso, cuando, después, yo le dije que me iba a hacer músico, no le gustó nada, y seguramente se arrepintió de haber aceptado El piano. Pero respetó mi decisión y me ayudó a ingresar al Conservatorio, donde estudié al mismo tiempo que la secundaria.― Alguna vez dijiste que en El Conservatorio solo aprendiste a jugar voley...― Fue un chiste de mal gusto que me tomaron en serio. De hecho, y aunque en efecto pasábamos la mitad del tiempo en la cancha, aprendí mucho, con maestros como el mismo señor Jiménez, el señor Carrera, Luis Humberto Salgado y sobre todo Francoise Lambert.― ¿Por qué "sobre todo Francoise Lambert"?― porque ella me descubrió El verdadero mundo de la Música, e hizo que me diera cuenta de que yo había nacido para ese mundo, y sobre todo para la composición. la encontré hace algunos años en París, cuando apareció, de pronto, en un ensayo. al principio no la reconocí, ¡habían pasado tantos años!Pero se identificó, y entonces pude hacerle esta confesión.― Dices que naciste para la composición, ¿cuál Fue en este campo tu primera experiencia?― Cuando me iba a Rochester, antes de cumplir veinte años, ofrecí un concierto de despedida en la Casa de la Cultura, y resultó que me faltaba una obra para completar el programa. Entonces incluí una sonatina para piano que escribí yo mismo, a la manera d― ¿No resultó un choque Muy fuerte El de Rochester?― Un poco sí, pero con mi inglés, que era bueno, y con mi felicidad de estar lejos de aquí, que era grande, me adapté pronto. Y me fue tan bien que al final me dieron una de las becas que, bajo la dirección de Alberto Ginastera, acababa de crear el Instit― ¿Qué Fue para ti lo más relevante de ese curso?― El hecho de conocer a colegas de calidad extraordinaria, como Atehortúa, de Colombia; Valcárcel y Bolaños, del Perú; Villalpando, de Bolivia; Nobre, del Brasil,Kuvi Aldana, de México, Laura y Krieger, de Argentina. Nosotros rompimos ese mito de que el músico es el lobo del músico. Por primera vez nos reunimos doce músicos y no quedamos enemigos, sino rotundamente amigos.― yo te conocí cuando regresaste del Ditella...― Regresé con ánimo de quedarme en el Ecuador, y aquí pasé, efectivamente un año. Enseñé Historia de la Música y Piano en el Conservatorio y me nombraron director, cargo en el cual estuve solo tres meses. El sueldo no me alcanzaba ni para alquilar un depa― sin embargo, tenías un programa en Radio Quito...― Cierto, era un espacio que me cedió Edison Terán para hacer un programa con música de mis compañeros y de mis maestros del Ditella; pero nunca supe siquiera si alguien me escuchaba. Eso me produjo una sensación de frustración y de estar completamente so― me acuerdo que, de pronto, El programa ya no salió más...― Ya no salió más porque el Servicio de Intercambio Cultural de Alemania me ofreció una beca que, a pesar de ser mínima, pagaba el doble de mi sueldo como director del Conservatorio. Yo me di cuenta de que aquí no tenía ningún chance y acepté, sin imagina― ¿Qué hay de cierto sobre el cuento de que Stockhausen "mató" a Zimmermann?― Es una exageración; pero la verdad es que Stockhausen era un músico muy espectacular, y su fama opacó totalmente a Zimmermann, quien lo detestaba. Solo recientemente se ha reconocido su valor. Por eso, cuando supo que yo estaba trabajando con Stockhause― ¿Cuánto tiempo estuviste con Stockhausen?― Del 66 al 73, que profesionalmente son mis años cruciales, porque su influencia en mi formación musical fue definitiva. Lo considero uno de los compositores más grandes de este siglo, con una capacidad creativa extraordinaria; comenzó a fabricar electró― ¿Te consideras uno de sus herederos?― Yo pertenezco a una segunda generación, que cobijaría también a los discípulos de otros precursores como Eimert, en Alemania, Berio en Italia y Schaffer en Francia. Pero mi generación dio el paso, entre los años 80 y 90, de la música electrónica, llamad― ¿Podría decirse que Ahora dependes del ordenador?― Yo me valgo de cualquier medio para mi creación, inclusive hago música instrumental, y tengo un "objeto sonoro" creado con una alumna; es una estructura con componentes metálicos colgados con hilos de nylon y sonorizados mediante un micrófono de contact― ¿Cómo es tu proceso creativo?― Soy una persona Muy disciplinada, y trabajo constantemente, Mientras hago una cosa, voy generando otras ideas, que las pongo aparte, yo digo que en cuarentena. Estas otras ideas maduran con El paso del tiempo, y entonces, cuando he terminado un trabajo, ya las tengo listas para comenzar uno nuevo. Generalmente me sirve la mitad y tengo que desechar El resto. y El proceso vuelve a repetirse. de tal manera que siempre tengo ideas maduras e ideas en maduración. Pero hay que ser Muy metódico para que las cosas funcionen así.― ¿Además de componer...?― Soy director del Estudio de Música Electrónica del Musikhochschule de Freiburg, donde enseño Acústica y Electro-Acústica. La cátedra me ha dado muchas satisfacciones, como el hecho de haber tenido entre mis mejores alumnos, en París, a tres ecuatorianos― ¿Cuándo te casaste?― No te puedo precisar; pero mi relación con mi mujer comenzó cuando en Oeldorf me reuní con algunos músicos jóvenes para vivir, en una pequeña comuna, la utopía de la autosuficiencia del artista: éramos compositores, intérpretes, realizábamos giras, tení― ¿Son buenas tus relaciones familiares?― Muy buenas; disfruto mucho del ambiente hogareño; paseo los fines de semana con mi familia, vamos al campo, nos gusta el contacto con la naturaleza, recorremos grandes distancias en auto, en canoa, a pie; mis hijos y mi mujer hacen fotografías, yo grabo― ¿Qué opinan ellos de tu música?― Mis hijos han nacido y se han criado escuchándola, y para ellos es parte del ambiente de la casa; pero no tienen reparos en decirme si algo no les gusta. Y yo le pongo mucho cuidado a su "crítica".― ¿Le pones El mismo cuidado a la crítica profesional?― No. no le pongo ningún cuidado, no me interesa. Por Eso no conservo ni un solo recorte. y no conozco a ningún músico que haya cambiado una sola nota Por una crítica. como ves, mi disco, que ha entrado recién en circulación, no trae comentario alguno, porque yo creo que su valor está dado Por El contenido, no Por lo que diga Fulano O Sutano.― en todo caso, ¿Cómo te han tratado los críticos?― Me han dicho de todo; algunos se han interesado por mi trabajo y otros no. Lo cual me parece normal.― ¿Y El público?― Igual.― Pero yo creo que se necesita cierta iniciación, cierta experiencia, para apreciar tu Música y, en general, lo que se ha dado en llamar la Música contemporánea.― no señor, lo que se necesita es inocencia. El público en El cual tu estás pensando es un público Muy cohibido y prejuiciado, que al encontrarse frente a algo que no responde a los cánones que ha aprendido, se asusta. la experiencia muchas veces es un obstáculo.― ¿Crees que en tu Música se puede encontrar algo de tus raíces?― Esa es una discusión perenne, pero sin sentido; porque cualquier gesto que yo hago es un gesto mío. Cualquier gesto que hago lleva toda mi historia, y no solo mi historia individual sino la historia de muchas generaciones. Entonces, de lo que se trata e― ¿Cómo te manejas con las demás expresiones artísticas?― Ahora me inquieta muchísimo la correlación de la música con las otras artes, y estoy trabajando en el ordenador con sonidos e imágenes. Pero antes yo era el ejemplo del músico ciego ante todo lo demás; fui casi solamente oídos. La excepción era la liter― ¿Tienes algún proyecto inmediato?― Sí, es uno muy ambicioso, quiero musicalizar el "Boletín y elegía de las mitas", de César Dávila Andrade, a quien conocí en mi niñez. La idea me obsesiona desde hace algún tiempo, y aunque sé que el trabajo me va a plantear toda clase de problemas técni― en todo caso, entiendo que vendrás antes, para la apertura de la Bienal de Cuenca...― Si, presentaré un concierto con esos "objetos sonoros" de que te hablé, y también un performance titulado Yo soy un árbol y tú también, con música y "objetos mágicos" del pintor ecuatoriano Manuel Cholango, radicado como yo en Alemania.― ¿Cómo quisieras finalizar esta entrevista?― Con un pensamiento de Moisés Villelia: "Mucha soledad tiene el que posee una caña y no sabe hacerse una flauta".