MANUEL CHOLANGO, O EL ARTE INSTIGADOR
Publicado en
febrero 28, 2010
Sin título. InstalaciónEn su obra Cholango usa materia orgánica para estimular, a través de los sentidos, la conciencia del espectador...
Por Trinidad PérezEl arte de Manuel Cholango (1951) es, por lo menos, provocador, si no abiertamente transgresor. Para Cholango la producción artística entraña una actitud crítica frente a la sociedad. Por supuesto, Cholango no es el primero ni será el último en asumir este concepto de arte. Desde el romanticismo, lo mejor del arte occidental ha guardado en sí esta actitud que es, justamente, la que ha permitido su progreso y continua renovación. Tanto en Alemania (donde reside actualmente), como en el Ecuador, la obra de Cholango es siempre cuestionadora de sistemas culturales, políticos, sociales o económicos impositivos, autoritarios, inauténticos.
Cholango no es un artista que "decora" o "embellece" el mundo y que se ubica fuera de él; es un artista que se asume como un sujeto social y, por lo tanto, político.La carrera artística de Cholango se inicia hace unos quince años cuando, luego de haber viajado a Europa y realizado un postgrado en geología, decide que su verdadera vocación es el arte. Su opción implicó, también, realizar un tipo de arte comprometido con el mundo contemporáneo. En Alemania su producción pone en evidencia las contradicciones de un mundo excesivamente racionalista. Pone en entredicho este paradigma a través de "performances" que reeditan lo ritual o instalaciones en las que cuestiona el excesivo desarrollismo urbano. Su obra está dentro de los lenguajes expresivos actuales en la participación viva del artista, la resultante implicación del espectador, el tratamiento de los materiales, la activación de espacios cargados de significación propia. Cholango toma a la instalación y al performance como medios políticos. Coloca sobre el tapete el papel del artista como un actor político. Su posición es importante en Alemania y así es reconocida por críticos, historiadores del arte y por el público, quienes lo identifican como un artista vinculado con las corrientes alternativas de acción en ese país.Pero esa actitud y esa posición son fundamentales también en nuestro país. En sociedades como las latinoamericanas, en las que a menudo la función del arte ha sido entendida como paliativa, redentora o hasta evasiva de realidades duras de aceptar, Cholango propone reubicar al arte en el centro mismo del sistema social. Así lo hizo en 1994 en su participación paralela a La IV Bienal Internacional de Pintura de Cuenca y así lo hizo, recientemente, en su "toma" de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en Quito. Sin título. Tintas naturales sobre papel, 60cm x 80cm, 1997En 1994, en calidad de artista invitado a la Bienal, Cholango presenta una serie de instalaciones en las que plantea asuntos de orden ecológico y social. Yo soy un árbol, tú también fue ubicada en la cripta del Museo de las Conceptas, lugar que además de plásticamente sugerente, está cargado de evidentes implicaciones simbólicas. La muerte es, efectivamente, el tema de la obra. Es la muerte de la naturaleza representada a través de un árbol quemado: velas prendidas sugieren, simultáneamente, el proceso de destrucción del árbol y una ceremonia de velación. En Yo soy un árbol, tú también, el ser humano está implicado como objeto y como sujeto de destrucción. Pero este concepto de destrucción está mediatizado por uno de transformación: el fuego transforma al árbol vivo en carbón. La recurrencia a este proceso de transformación en su obra nos habla de que es un concepto fundamental en ella.
Dentro del contexto de la IV Bienal, en el Museo de Arte Moderno, Cholango presenta otras instalaciones en donde trabaja estos mismos temas, pero por su carácter provocador eclipsan, de alguna manera, el impacto plástico y conceptual de Yo soy un árbol, tú también. Caputmortuum es una instalación ordenada bajo principios minimalistas: estructura geométrica básica, grandes espacios alterados por ella. Sin embargo, la calidad material (una gran superficie de pelo humano) y las necesarias alusiones que vienen con ella, colocan a la obra en otro plano. Justamente, el uso de materiales orgánicos caracteriza mucha de la obra de Cholango, y es a través de ellos que se sugieren aquellos contenidos de transformación.En Las carabelas de Colón todavía navegan en tierra, tal contenido fue formulado enérgicamente. Las carabelas, representadas por unas barquitas de madera y unas telas que colgaban sobre ellas, fueron colocadas en uno de los patios del Museo. Dentro de ellas flotaban en agua peces muertos. Inicialmente, la obra presentaba una imagen agradable y, tal vez, curiosa. Al pasar los días, a distancia la imagen no había cambiado; pero el olfato y la vista del espectador, al aproximarse a las barcas, empezaron a ser fuertemente estimulados por el olor y la apariencia de los pescados podridos. La alusión a la muerte, a esa muerte causada por la contaminación del entorno en el que vivimos, obliga, de manera brutal, a un espectador tal vez reacio o indiferente, a involucrarse en los problemas de su tiempo.La intención del artista era, evidentemente, llevar al espectador a cuestionarse acerca del medio ambiente contaminado en el que vive y, de hecho, a reubicarse como partícipe activo de su entorno. Sin embargo, la reacción oficial de los personeros del Museo y de La Bienal, puso en evidencia una de las paradojas del mundo artístico ecuatoriano: por un lado, anhelar pertenecer al mundo artístico internacional y, por otro, mantener una actitud conservadora frente a la experimentación, innovación y provocación de los creadores.Las carabelas de Colón todavía navegan en tierra, Instalación, 1994Como artista, Cholango se ubica en la posición de incitador de la conciencia social, posición que en nuestro país provoca polémicas parecidas a las que vivieron los artistas románticos de fines del siglo dieciocho. Nuestras instituciones y mucha de la opinión pública, todavía conciben el arte como un adorno que debe mejorar "la apariencia" del mundo. Recordemos la polémica que se generó en Medellín, hace aproximadamente un año, con ocasión de una reunión de artistas, crí-ticos de arte y urbanistas para discutir las políticas de desarrollo de arte público en esa ciudad colombiana. El municipio de la ciudad se había planteado el proyecto con el fin de "embellecer" la ciudad. La posición contraria cuestionó la validez de esta idea en el contexto de una de las ciudades más violentas del mundo, y se preguntaba si no sería más apropiada una producción artística que pusiera sobre el tapete la cruda realidad del medio.
No, porque los latinoamericanos todavía no podemos mirarnos en el espejo. En nuestro medio, obras como la de Cholango parecen topar el nervio de un sistema cultural estático y conservador en el que se promueven criterios caducos acerca de lo que es o no es arte, de lo que es o no es cultura. Todo arte es político en cuanto a su ubicación frente a la sociedad: la afirma, la cuestiona, la niega. Para Cholango la política es una posición no sólo ineludible, sino una que debe ser asumida frontal y valientemente. Caputmortuum, Instalación, 1994En su obra Cholango usa materia orgánica para estimular, a través de los sentidos, la conciencia del espectador. Lana de oveja, pelo humano, árboles quemados, corazones de vaca, peces muertos, son convertidos en materia plástica a partir de las connotaciones específicas a cada uno de ellos. En el proceso se transforman en un lenguaje plástico expresivo de contenidos que replantean la relación del ser humano contemporáneo con su entorno natural, con su medio social, con su acción política. En Tihuanacu o Tú eres el pastor y la oveja (1996), Cholango coloca al espectador dentro de un espacio cubierto de lana de oveja, de imágenes en video de ovejas balando y de ovejas vivas, sugiriendo que, a menos que tome conciencia de su ubicación social, el ser humano actual será una oveja más del gran rebaño que es la sociedad actual; será un borrego más sin conciencia de sí mismo y de su mundo.
El papel que Cholango da a lo ritual (performances), a lo mítico e icónico, lo ubican como un artista dentro y fuera del mundo occidental. O, más bien, como uno que amplía el concepto de lo que es ser occidental hoy en día. ¿Cómo se ubica un latinoamericano, un indígena ecuatoriano, en el mundo europeo super racionalista? Pues Cholango opta por colocarse en la posición del instigador. Trabaja con un lenguaje artístico contemporáneo, manifestando su pertenencia a ese espacio. Al mismo tiempo, usa materiales orgánicos procesados de modo que sugieren contenidos que lo remiten a otro mundo: al natural, al ritual, al mítico.¿Qué es, entonces? Nuevamente, su provocación consiste en desestabilizar el orden establecido, abrir las fronteras y, por lo tanto, el diálogo. Detalle de Las carabelas de Colón todavía navegan en tierra, Instalación, 1994