ETNOMEDICINA: EL RETORNO AL MUNDO VEGETAL
Publicado en
febrero 01, 2010

El rescate de conocimientos milenarios, el creciente interés de los consumidores, los bajos costos y el afianzamiento de la democracia impulsan el retorno a la etnomedicina.
Por Silvana LarreaEs el enfrentamiento de las medicinas oficiales con las tradicionales. Es la disputa por la propiedad sobre la biodiversidad. Es una discusión que se profundiza y donde las tribus aborígenes entran en juego.
Los índices de biodiversidad del Ecuador y de la Amazonía hacen que el tema de la etnomedicina o medicina tradicional sea fundamental no sólo para yerbateros, curanderos, brujos y shamanes.Y el problema asciende en niveles de complejidad pues se convirtió en objetivo principal de los intereses estratégicos mundiales que se mueven alrededor de la futura utilización comercial de los recursos genéticos del planeta.El ex ministro de Salud ecuatoriano, Plutarco Naranjo, manifiesta que desde tiempos inmemoriales subsisten en el área andina sistemas de medicina tradicional propios, dependientes del ambiente ecológico que rodea a cada grupo o comunidad aborigen.Puntualiza que la conquista española distorsionó parcialmente los sistemas de medicina tradicional pero también desarrolló un proceso de sincretismo entre los nuevos y antiguos modelos de medicina, sobre todo en la terapéutica. De esa manera, las plantas medicinales de las culturas primitivas se incorporaron a la práctica médica "occidental" y el uso de varios medicamentos oficiales se extendió en la medicina tradicional.EL RETORNO
Naranjo ve varias razones para retornar a la etnomedicina. En los últimos cincuenta años ha habido un profundo cambio en la terapéutica. Hasta antes de la era de la síntesis química, más del 80 por ciento de las drogas de uso terapéutico eran de origen vegetal. La síntesis arrasó con la mayoría de drogas naturales y las reemplazó con otras por lo general más potentes. Pero, posteriormente, algunas resultaron más tóxicas y con graves riesgos para la salud humana.
El otro factor en favor de volver al empleo de plantas medicinales es su bajo costo en comparación al elevadísimo precio de la mayoría de los nuevos medicamentos de síntesis.La síntesis química tiene limitaciones y una de las mayores es la falta de originalidad. La naturaleza ha creado un sinnúmero de estructuras originales y el hombre puede replicarlas, modificarlas, pero no crear nuevas.Para la industria farmacéutica, la introducción de un medicamento basado en una nueva entidad química representa un costo no menor de 200 millones de dólares y un trabajo multidisciplinario de siete a diez años. En las últimas décadas el número de medicamentos basados en moléculas nuevas y de estructura original que han llegado a la fase de comercialización pueden contarse en los dedos de la mano, por cada año.La gran industria farmacéutica, sin abandonar sus costosos programas, ha dirigido su mirada hacia las plantas medicinales y ya hay muchas medicinas oficiales que surgieron de la medicina tradicional ejercida por curanderos o shamanes.HEGEMONISMO Y EXCLUSION
El doctor Camilo Arbeláez, director del centro cultural Yuluca, de Colombia, identifica como "culturas médicas" las maneras particulares que tienen los pueblos para concebir y tratar el proceso salud-enfermedad.
Desde 1976 la Organización Mundial de la Salud recomendó la investigación, la promoción y el desarrollo de las medicinas tradicionales bajo el argumento de que "las diferencias esenciales entre los distintos sistemas de medicina no provienen de los objetivos ni de los efectos, sino más bien de las culturas de los pueblos que practican estos distintos sistemas".Durante los últimos cuarenta años, la influencia de la cultura médica occidental sobre las culturas amerindias se ha caracterizado por cumplir un doble papel de hegemonismo y de exclusión."Los sectores dominantes consideran que las concepciones occidentales y sus formas particulares de conocimiento del proceso salud-enfermedad son las únicas válidas y verdaderas". Arbeláez considera que muy pocas veces se toman en cuenta las diferencias que esconden formas alternativas de conocimiento, a las cuales recurre una alta proporción de la población, aun teniendo acceso a los servicios institucionales de salud."En sociedades como las latinoamericanas, se deberían adecuar los distintos programas de salud al carácter multiétnico y pluricultural de las diferentes regiones". Para el médico colombiano, el proceso de atención en salud se convierte en una forma sutil de dominación ideológica y cultural que además crea dependencia tecnológica.
LAS COSMOVISIONES
Las diferentes tradiciones, al compartir elementos conceptuales y de procedimiento, en muchas regiones se fusionaron con el correr del tiempo, mientras en otras conservan relativa autonomía.
El sincretismo de culturas ha dado lugar a una cultura popular de la salud contemporánea que comparte con otras culturas médicas tradicionales del mundo concepciones sobre la causalidad, la clasificación de la enfermedad, el cuerpo humano y distintos métodos terapéuticos.Arbeláez explica que en el acto médico suelen enfrentarse cosmovisiones y se reproduce el "conflicto entre civilizaciones"."La educación que recibimos los médicos y demás trabajadores de la salud se basa en una ética cuyo valor esencial consiste en salvar la vida humana. Nuestra tolerancia cultural llega hasta cuando corre peligro la vida del paciente. Mas no todas las culturas conciben la vida y la muerte de la misma manera y hay culturas en las que importan más los muertos que los vivos".NO SOLO PLANTAS
En las culturas aborígenes no sólo se trata de conocer la utilidad de las plantas medicinales. Hay otros conceptos que no pueden ser asimilados por la cultura occidental.
Cuenta Arbeláez que durante un proceso de investigación participativa con promotores de salud Sikuani (de la Orinoquia colombiana) les propuso establecer huertas y farmacias de plantas medicinales para incorporarlas al proceso de atención institucional. Unos de los promotores, luego de un largo silencio, le dijo que su "brillante" idea no servía porque "no podemos recetar plantas ni recogerlas pues no tenemos poder y entonces para nada servirían". En su marco cultural son los espíritus de las plantas los que curan y estos obedecen a quienes tienen poder para invocarlos.IDONEIDAD Y DEMOCRACIA
La medicina tradicional parte de un conocimiento empírico acumulado por cientos o miles de años de cada pueblo. Dice Plutarco Naranjo que muchas de las plantas que aún no han merecido valoración científica pueden y deben ser objeto de estudio serio y sistemático. Así se podría establecer un herbolario coincidente que reconozca sus verdaderas cualidades.
Arbeláez, por su parte, dice que el que no se pueda probar la idoneidad de la medicina natural y de sus practicantes no implica que carezcan de ella. "Los conocimientos de los médicos tradicionales se transmiten oralmente, no existen escuelas tradicionales de enseñanza y los saberes presentan una gran variabilidad local".Cree además que en el camino por alcanzar la democracia "es preciso permear los rígidos y coloniales esquemas de enseñanza que tienen las facultades de medicina y de las ciencias de la salud, las cuales impulsan un modelo médico que favorece exclusivamente los intereses económicos de las grandes empresas químico-farmacéuticas y miran con desprecio y temor el tema de las culturas médicas tradicionales".Articular e interrelacionar las diferentes culturas médicas es ante todo -como lo ve Arbeláez- un proceso político de lucha por la democracia, por el reconocimiento a la diversidad étnica y cultural de nuestras naciones y por el derecho de los pueblos indios al desarrollo de su cultura en condiciones de igualdad.CARACTERISTICAS COMUNES
Plutarco Naranjo ubica características comunes entre los sistemas de medicina tradicional como su base en una concepción animística. "La enfermedad y la muerte -especialmente en edades que no sean la vejez- se consideran fenómenos sobrenaturales producidos por la acción maléfica de los espíritus o de personas con gran poder (shamanes o yachags)".
Otra característica común es la patología animística aunque distinguen entre "enfermedades de Dios” y "enfermedades del campo". Naranjo explica que, en forma por demás simplificada, la etnopatología puede dividirse en:1. OJEADO (fuerza nociva de la mirada de alguna persona como causante del trastorno patológico):2. El maleficio determinado a distancia por la acción de un enemigo, yachag o shaman;3. La ruptura o no cumplimiento de algún tabú de la comunidad;4. La penetración en el organismo de los malos espíritus en forma de flechas invisibles;5. Los cerros, quebradas y arcoiris también pueden causar enfermedades.El tratamiento corresponde a dos sistemas principales:1. Las enfermedades causadas por espíritus -que pueden calificarse como sicosomáticas- requieren tratamiento sicológico que lo ejercita en forma ritual el médico tribal, yachag o shaman.2. Los trastornos leves o enfermedades "naturales" que son tratadas con plantas medicinales, cuyo conocimiento es patrimonio de la comunidad y sobre todo de los mayores.Datos extraídos de la documentación del Seminario Internacional Culturas y salud en el mundo andino (Universidad Andina Simón Bolívar)