OCULTA RED DE PERVERSION EN EUROPA
Publicado en
enero 21, 2010
Un niño sostiene la foto de dos niñas belgas de ocho años, asesinadas por violadores de menores.El bajo mundo de los pederastas y los pornógrafos se extiende por toda Europa. ¿Cuántos niños se le sacrifican anualmente?
Por Rudolph Chelminski y Olivia MoussourisEN UN LABORATORIO fotográfico de los suburbios de París, un empleado que copiaba una videocinta se escandalizó al ver escenas de un adulto entregado a relaciones sexuales con un niño. Dos días después, Benóit Depuydt, de 20 años, estudiante y orientador en campamentos de verano, fue arrestado. Cuando la policía registró su casa, encontró más pornografía. Depuydt confesó que había cometido 57 actos distintos de abuso sexual de menores.
En marzo de 1996, el diplomático británico Robert Coghlan se dispuso a dejar su puesto en Tokio para ocupar un nuevo cargo en Madrid. Durante su estancia en Asia había adquirido unas 70 videocintas de pornografía infantil. Coghlan dio por sentado que sus pertenencias irían directamente a Madrid, pero no fue así. Las mandaron primero a Gran Bretaña, y los agentes aduaneros las interceptaron. "Si no fuera por hombres como usted que compran esta inmundicia", le dijo el juez que lo sentenció a tres años de prisión, "no habría incentivos para que otros la produjeran y la vendieran con fines de lucro". En 1994, en la ciudad sueca de Malmóticos, la policía antinarcóticos abrió un paquete de aspecto sospechoso procedente de Dinamarca y dirigido a Magnus Lund, soltero de 23 años que vivía en el pueblo de Norrkoping. Contenía 60 fotos obscenas de niños, y una carta en la que le pedían a Lund más fotos a cambio. Cuando la policía llevó a cabo una redada en el apartamento de Lund, encontró 121 videocintas de pornografía infantil y una lista de sus contactos en Suecia, Noruega, Holanda, Bélgica, Alemania, Austria y Estados Unidos. En un plazo de dos años, la policía sueca arrestó a 40 sospechosos y se incautó de casi 4000 videocintas en todo el país.Estos casos forman parte de una red ignominiosa que opera en toda Europa. La pederastía ha existido siempre al margen de la sociedad, y durante siglos quienes eran hallados culpables de practicarla se enfrentaban a duros castigos y a la afrenta pública. Pero la combinación de mayor tolerancia sexual, leyes más laxas para sentenciar a los delincuentes convictos y avances técnicos que facilitan la difusión de la pornografía han sembrado las semillas de una cosecha siniestra: una epidemia silenciosa de pederastía y pornografía infantil que se ha desatado a todo lo largo y ancho de Europa."Durante años se consideró el abuso sexual de menores perpetrado por europeos como algo que ocurría principalmente en Asia", comenta Marie-France Botte, trabajadora social belga que se ha dedicado a luchar contra la lacra de la pedofilia en Europa y Asia desde hace años. "Pero el problema existe en nuestro propio continente".En el verano de 1996 dos casos distintos pusieron de manifiesto este hecho. En Charleroi, Bélgica, la policía arrestó a Marc Dutroux; poco después, éste los condujo hasta los cuerpos de dos niñas de ocho años que habían sido secuestradas y privadas de la libertad. Dutroux, violador convicto, había sido sentenciado a sólo seis años de cárcel en 1989 por violar a cinco chicas, entre ellas una de 12 años y otra de 15. Y en Epfach, Alemania, un violador de menores convicto que había cumplido una condena de sólo tres años fue arrestado por raptar, violar y matar a Natalie Astner, de siete años. Estos casos despertaron una ola de indignación y llamaron la atención de la opinión pública al relajamiento de las leyes y las costumbres que han beneficiado a estos criminales.¿CUÁL ES LA DIMENSIÓN del problema? Las estadísticas no son confiables por una sencilla razón: los niños violados no suelen hablar, y sus victimarios lo saben. "A los chicos les avergüenza revivir la experiencia", explica Geert Cappelaere, investigador del Centro para los Derechos de los Niños en la Universidad de Gante, Bélgica. "Y los violadores suelen amedrentarlos. Les dicen que si se lo cuentan a alguien les va a pasar algo malo a ellos o a sus familiares; así que los niños callan".
Muchos expertos estiman que se denuncia sólo la mitad de los casos de abuso sexual de menores; otros sugieren que uno de cada diez. Pero como la pornografía infantil está tan estrechamente ligada a la pedofilia, la frecuencia de aquélla nos da una idea de la magnitud del fenómeno. En los últimos tres años, Scotland Yard se incautó de unas 64.000 videocintas. Tan sólo en 1993 logró 200 condenas vinculadas con material pornográfico protagonizado por niños. Ese mismo año, en un informe del Parlamento Europeo se calculó que alrededor de 100 distribuidores particulares hacían circular pornografía infantil en Alemania. En ese país, donde la pornografía para adultos es un negocio legal cuyos ingresos se calculan en más de 600 millones de marcos, la policía cree que el volumen de ventas anuales de pornografía infantil asciende a 400 millones de marcos. Según los expertos, en el Reino Unido casi la cuarta parte de los pederastas convictos usaron a sus víctimas para producir material obsceno, y casi todos tenían en su posesión pornogra-fía infantil. En un informe del Senado de Estados Unidos, de 1986, se llegó a la conclusión de que "la pornografía infantil desempeña un papel central en el abuso sexual de menores, pues justifica la conducta de los pederastas, les ayuda a seducir a sus víctimas y les ofrece un medio para chantajear a los niños que violan con el objeto que no los denuncien".Los pederastas mismos reconocen que existe esa relación. "Tenía fotos que me había tomado con niños y fotos comerciales", dice un pederasta inglés que, según sus cálculos, abusó de unos 300 niños en un lapso de 30 años sin que lo atraparan. Cuando la policía finalmente le echó el guante, descubrió su "biblioteca": una camioneta repleta con todos los tipos de pornografía infantil que se puede uno imaginar. "[La pornografía] definitivamente me incitaba a ir más lejos, y reforzaba mi convicción de que no estaba haciendo nada malo", confiesa. "Mire, los niños que salen en las fotos están sonriendo". El hombre fue sentenciado a seis meses de cárcel."Los niños sonreían porque el adulto que les sacaba las fotos les ordenaba que lo hicieran", señala el investigador Bob McLachlan, director de operaciones de la Unidad de Pederastía y Pornografía Infantil de Scotland Yard. "La relación sexual entre un hombre y un niño no es algo que ocurra entre iguales; es simple y llanamente una violación. La pornografía infantil es la prueba de un delito".A PARTIR DE LOS AÑOS 70, Casi todos los gobiernos occidentales promulgaron leyes que prohibían la producción, la distribución y la posesión de pornografía infantil, pero eso no ha impedido que ésta siga circulando. "La mayor parte de la pornografía infantil que se difunde en todo el mundo se intercambia sin ningún motivo comercial entre los pederastas y quienes abusan sexualmente de los menores", explica Margaret Healy de ECPAT International (siglas en inglés de Acabemos con la Prostitución y la Pornografía Infantiles y el Tráfico de Niños con Fines Sexuales).
Y los avances tecnológicos han hecho que tales actividades sean cada vez menos complicadas y arriesgadas. Gracias a las películas Polaroid y las cámaras de vídeo, los pederastas ya no tienen que llevar a revelar sus rollos a los laboratorios fotográficos, donde los empleados descubrirían las vergonzosas imágenes. Libres de esos obstáculos, los pederastas copian el material, lo editan, le ponen títulos, efectos de sonido y música y lo canjean. Y la más reciente y potente adición al arsenal tecnológico de estos sujetos es Internet, que rápidamente se está convirtiendo en el medio más importante de intercambio de pornografía infantil.Por fin en esta década se llevó a cabo en Europa una acción decidida contra la pornografía infantil, después de que se multiplicaron las escandalosas pruebas del grado que había alcanzado. En enero de 1993 se encargó a Jaap Hoek, inspector en jefe de la División de Investigaciones Criminales de la Policía de Amsterdam, que examinara cinco videocintas que se habían decomisado gracias a una pista proporcionada por la policía de Zurich. El material se había encontrado en el apartamento de un acaudalado empresario suizo.Lo que vio Hoek cambió su vida. Sin poder dar crédito a sus ojos, el veterano agente de la policía miró horrorizado la pantalla. Por favor, no, imploraba en silencio.Decidido a hacer algo, reclutó a un puñado de policías jóvenes y fundó la primera unidad especial de Amsterdam contra la pornografía infantil. Día tras día, él y su equipo les siguen la pista a los pederastas, clasifican y examinan sus colecciones de películas, vídeos y fotos. En promedio, les llegan más de 500 cintas diferentes al año. "La pederastía y la pornografía infantil están mucho más difundidas de lo que la gente supone o está dispuesta a aceptar", comenta con tristeza Hoek. "No nos gusta el problema y cerramos los ojos para no verlo, pero lo único que conseguimos es engañarnos".Hoek calcula que hay más de 10.000 pederastas activos en Holanda. "La única forma de que usted no encuentre este problema en su comunidad es no buscarlo", afirma. "La gente no quiere saber nada. Pero si la televisión nacional me diera cinco minutos un viernes por la noche, les aseguro que nadie iba a dormir en Holanda ese fin de semana".Las imágenes son impresionantes: una serie de niños y niñas impúberes, a veces bebés en pañales, a veces drogados y por lo regular aterrorizados y doloridos. En abril de 1993, Hoek seleccionó y proyectó este material a un grupo de legisladores, quienes estaban preparando leyes nuevas contra la pornografía infantil. Muchos miembros del Parlamento lloraban cuando salieron. Con todo, en Holanda la edad en la que el consentimiento de una persona para tener relaciones sexuales es legalmente válido sigue siendo 12 años, de suerte que los niños holandeses sólo están protegidos de los depredadores sexuales hasta los 11."¿No es algo increíble?", pregunta Hoek, meneando la cabeza. "¿De veras creen los legisladores que un niño puede elegir a esa edad?"PARA COMBATIR la pornografía infantil en los Países Bajos, Hoek cuenta al menos con leyes que la prohiben. En Suecia, en cambio, la posesión de este tipo de material es legal. Pero la actitud en el país comienza a cambiar, gracias en parte a los esfuerzos del más célebre opositor de la pornografía infantil, Lars Lundin.
Cuando tenía 38 años, este hombre de complexión robusta y padre de tres niños pequeños trabajaba como inspector de policía en Huddinge, suburbio de Estocolmo, cuando, en mayo de 1992, le siguió la pista a un informe de la policía alemana sobre unos envíos de pornografía infantil que se habían hecho desde un domicilio de Huddinge. Allí descubrió una empresa clandestina de pedidos por correo administrada por dos hombres, Rolf Kullberg y Lars Norenius, y una dotación de vídeos, películas de ocho milímetros y fotografías; en todos ellos aparecían niños que habían sido forzados a realizar actos sexuales. Kullberg fue sentenciado a cuatro años de cárcel por abuso sexual y tráfico de pornografía infantil; Norenius, a seis meses por distribución.Un año y medio después, Lundin formó un equipo con el investigador Anders Sundenius de la policía de Norrkóping para investigar el caso de Magnus Lund. Después de que identificaron a 40 sospechosos, se dedicaron a buscar pruebas de su participación en actos de pederastía. Tras examinar una y otra vez los vídeos incautados hasta que se les nublaron los ojos, Lundin y Sundenius escudriñaron el escenario de fondo, donde se veía un lago y una playita. Un investigador de otra unidad de la jefatura de policía lo identificó como un centro de veraneo cerca de Vetlanda, y la policía no tardó en atrapar a un violador de niños.Uno de los pederastas tenía tres lunares claramente visibles en la parte posterior de la pierna izquierda. Al comparar los interiores que aparecían en la película con los de la casa de uno de los sospechosos de la lista de domicilios de Norrkóping, los investigadores le pidieron al sujeto que se desvistiera... y los lunares quedaron a la vista. El hombre confesó al punto.En uno de los vídeos, la cámara había captado durante un instante una casa de campo con un destartalado Volvo estacionado junto a ella. La matrícula del coche llevó directamente a los investigadores a un apartamento de Estocolmo donde vivía un hombre divorciado, padre de dos hijos, que trabajaba como funcionario en los tribunales y gozaba de una reputación intachable. A fines de los años 80 había publicado un boletín en el que los pederastas podían anunciar a niños a los que prostituían. De acuerdo con la legislación sueca, esto no era ilegal. También hacía circular sus vídeos caseros entre conocidos suyos que sentían atracción sexual por los niños, a quienes les pedía dinero a cambio si andaba escaso de fondos. Cuando la policía lo detuvo, encontraron un rollo de película sin revelar con fotos de él violando niños. Eso bastó para enviarlo a un hospital psiquiátrico, donde aún está encarcelado.Como resultado de la sensacional operación de Lundin y Sundenius, las autoridades por fin empezaron a actuar con más energía y desenmascararon a otros tres traficantes de pornografía infantil en Malmo, el centro más importante de comunicaciones de Suecia con el continente europeo. Dirigidos principalmente al próspero mercado de los pederastas alemanes, los títulos de los casetes confiscados hablan por sí solos: Orgía infantil, Niñas preadolescentes, Caperucita Roja. En esta última cinta aparecía una niña de cuatro años.Pero aun cuando policías como Lundin reúnan pruebas convincentes para poner a estos delincuentes tras las rejas, las condenas suelen ser cortas, y las facilidades para obtener la libertad condicional las acortan aún más.En 1989, cuando fue declarado culpable de cinco cargos de violación —dos de ellos en contra de niñas menores de 16 años—, el belga Marc Dutroux fue sentenciado a 13 años de prisión, pero lo pusieron en libertad al cabo de seis. Por abuso sexual y violencia física en contra de niños, el alemán Armin Schreiner fue sentenciado a cuatro años y medio. Tres años después fue puesto en libertad condicional, sólo para ser arrestado poco después por la violación y el asesinato de Natalie Astner. En Dinamarca, un ingeniero de nombre Gert Osear Jónsson abusó de un niño durante varios años, a menudo frente a una cámara de vídeo, e incluso lo prostituyó entre conocidos suyos que tenían las mismas inclinaciones que él. Cuando la policía danesa lo atrapó, fue sentenciado a ocho años de cárcel por violación. "Éste es un castigo muy duro para Dinamarca", dice el investigador Kai Hermann. "Pero creo que debieron tirar la llave de su celda a la basura".¿QUÉ SE PUEDE HACER para proteger a los niños europeos de las lacras inseparables de la pederastía y la pornografía infantil? La necesidad más urgente consiste en darle a la policía los recursos —y las leyes— que le permitan combatirlas. "Debemos atacar del lado de la demanda", dice la noruega Ann-Kristin Olssen, quien ha seguido de cerca el problema como jefa de un grupo de trabajo de la Interpol.
Las autoridades estadounidenses, acosadas durante mucho tiempo por el mismo problema, cuentan ahora con un arma eficaz: la Ley de Protección de los Niños de 1984. Esta ley autorizó a la policía a actuar en forma enérgica y dio inicio a un programa nacional para identificar a los pederastas en sus comunidades. Ray Smith del Servicio de Inspección Postal de Estados Unidos, oficina que desempeña un importante papel en la intercepción de pornografía infantil tanto nacional como importada, explica cómo funciona."Cuando descubrimos un sitio donde venden pornografía infantil, vamos allá y la compramos. Luego arrestamos al distribuidor y nos apoderamos de sus expedientes. Entonces ponemos manos a la obra: nos hacemos cargo de su negocio y de sus contactos. 'Disculpe, pero estábamos fuera del país', les decimos. 'Tenemos algunas novedades para usted'. Si un cliente muerde el anzuelo, lo arrestamos. Nuestra tarea consiste en eliminar la pornografía infantil del correo y frustrar a los pornógrafos y pederastas que usan el Servicio Postal para explotar a los niños".Es una medicina amarga, pero éstas y otras medidas enérgicas funcionan. "Los pederastas me han dicho que jamás tocarían a un niño en Estados Unidos", comenta Patrick Yvars, comisionado de la policía de París que trabajó cinco años en la Brigada de Protección de Menores. "Conocen lo duros que son los castigos allá".Aun si Europa no se atreve a aplicar estos remedios extremos, he aquí algunas medidas básicas que pueden promover la lucha contra la pederastía y la pornografía:La institución de un registro pan-europeo de pederastas convictos, computarizado y centralizado en el banco de datos de un solo organismo. "Los pederastas tienen relaciones en todo el mundo", afirma Helena Karlén, vi-cepresidenta de ECPAT International. "Para combatirlos, la policía también debe tenerlas".Volver absolutamente ilegal la posesión de pornografía infantil en toda Europa, incluida Suecia. "Ahora formamos parte del mercado común europeo", dice Alf Svensson, uno de los parlamentarios que encabezan el esfuerzo por cambiar las leyes suecas. "No debemos ofrecer a los pederastas un refugio dentro de un continente sin fronteras".Establecer sanciones más severas en contra de los violadores y los pornógrafos. En Dinamarca, por ejemplo, la posesión de pornografía infantil se castiga sólo con una multa. La producción y la distribución no ameritan más de seis meses de cárcel. Pero en Gran Bretaña, la posesión se castiga hasta con seis meses de prisión, y la producción y la distribución, con tres años."Sobre todo, comencemos a tomar por fin este asunto en serio", implora McLachlan, de Scotland Yard. "Después de ver la basura que producen los pornógrafos, y de sentarme a escuchar a los niños y las niñas cuando se deciden a contar lo que les pasó, ya no puedo condescender con quienes hablan con ligereza de la pornografía infantil. Éste es un asunto espantoso y criminal que arruina la vida de los niños".